Uno de los símbolos de la identidad universitaria desarrollado por un grupo de seis artistas pertenecientes al movimiento del Arte Abstracto y Geométrico, cumplirá el 23 de abril 44 años de ser inaugurado, se trata del Espacio Escultórico surgió como idea del escultor Federico Silva en 1977, con el propósito de plasmar las artes plásticas y el movimiento escultórico geométrico en México en un entorno natural.
Para Rita Eder, historiadora del Arte, el Espacio Escultórico es una expresión artística perteneciente a la corriente "land art o arte ambiental o ecológico", propuesta que coloca una estructura simbólica dentro de un paisaje natural para su conservación, como ocurrió con la lava petrificada del volcán Xitle que se encuentra al centro del Espacio Escultural.
Eder académica del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, indica que se trata de una obra de arte público –edificada en el Centro Cultural Universitario– constituida por un gran círculo de 120 metros de diámetro y conformada por 34 prismas triangulares La plataforma está construida a partir de piedra volcánica y sobre ella se levantan una serie de módulos de base rectangular de 9x 3 metros con una altura de 4 metros.
Te podría interesar
El complejo resultante es una representación, con referencias prehispánicas, del cosmos, rodeado de la belleza natural del Pedregal.
La especialista universitaria considera que una obra como esta, inmersa en una urbe como la capital mexicana, tiene la funcionalidad propuesta originalmente por la escultora mexicana Helen Escobedo: “dejar una especie de reserva natural dentro de la urbe, una especie de pronunciamiento sobre la necesidad de conservar áreas sin ser interferidas por otras construcciones”.
Cuando se proyectó, se pensó en un arte de la tierra, ecológico. Ya habían surgido varias propuestas en esa línea como el “Spiral Jetty”, la gigantesca escultura de Robert Smithson en Salt Lake City, y obras del británico Richard Long, entre varias más que propusieron la impronta de lo artístico sobre territorios naturales, menciona.
Cuando se inauguró el Espacio Escultórico, en abril de 1979, vimos una propuesta escultórica diferente. Por ello lleva ese nombre, porque al colocarlo en ese terreno brinda una sensación de ambiente abierto que se relaciona con el paisaje, con la lava y lo que existe a su alrededor”, refiere la investigadora universitaria.
Había el antecedente de La Ruta de la Amistad, una serie de esculturas monumentales a cargo de artistas internacionales como Herbert Bayer y Gonzalo Fonseca; México fue representado por las obras de dos mujeres: Helen Escobedo y Ángela Gurría, diseñadas y construidas al sur de la Ciudad de México conformando un corredor escultórico a lo largo de 17 kilómetros de longitud, precisa.
En su momento, tanto el Espacio Escultórico como la Ruta de la Amistad marcaron la transformación de la escultura en México, la cual se distinguió, sobre todo, en la primera mitad del siglo XX, por los monumentos dedicados a los héroes. El libro, coordinado por Helen Escobedo y Paulo Gori: Monumentos Mexicanos de las Estatuas de Sol y Piedra (1992), da cuenta de este tipo de escultura pública dominante en nuestro país, señala la investigadora emérita.
El Espacio Escultórico fue una propuesta –por sus formas abstracto/geométricas– donde seis escultores participaron, esta obra está constituido por obras individuales de grande formato de cada uno de los artistas que lo crearon, que forman el denominado Paseo de las Esculturas: Las Serpientes del Pedregal y Ocho Conejos, de Federico Silva; Ave Dos, de Hersúa; Coatl, de Helen Escobedo; Colotl, de Sebastián; Corona del Pedregal, de Mathias Goeritz; y Variante de la Llave de Kepler, de Manuel Felguérez.
Para Rita Eder aunque la zona sur de la Ciudad de México ha crecido considerablemente, el objetivo del Espacio Escultórico es resguardar un área natural donde se aprecien todos los elementos: el horizonte, la lava y el paisaje que, además, es parte de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel, que resguarda Ciudad Universitaria. “Hay que cuidarlo, más de lo que se ha hecho”, asegura.
El Espacio Escultórico, una de las obras de arte público más importantes de América Latina que forma parte del patrimonio de la Universidad Nacional, se ubica en el Centro Cultural Universitario, en Mario de la Cueva s/n, Ciudad Universitaria y se puede visitar de manera libre, excepto el complejo principal, el cual abre de lunes a viernes de 7 a 16 horas. El acceso es gratuito.