Durante los últimos seis años, el gobierno federal ha dejado realizar la Encuesta Nacional de Adicciones (ENA), uno de los principales indicadores para conocer el tipo de drogas ilegales que consume la población mexicana, entre ellas el fentanilo. La encuesta se realizaba habitualmente cada tres o cinco años, sin embargo, durante el sexenio del Presidente Andrés Manuel López Obrador, no se ha efectuado, e incluso el gobierno federal descartó realizar el levante previsto para 2022. La última encuesta fue hecha en 2016 y publicada en 2017.
Los únicos datos oficiales que tiene el gobierno federal sobre el consumo de fentanilo en territorio nacional a través de pastillas producidas en laboratorios clandestinos de los cárteles, son informes de los Centros de Integración Juvenil, dependientes de la Secretaría de Salud, quienes muestran que, en Baja California, la Ciudad de México y Sonora son altas en comparación a todo el territorio nacional.
Según la información de los Centros de Integración Juvenil, durante ese año, se atendió a 47 mujeres y hombres por problemas de adicción relacionados con el consumo de fentanilo en alguna de las 32 entidades de territorio nacional, una droga considerada por Estados Unidos, como una de las principales amenazas a la salud para sus habitantes.
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De las 47 personas que recibieron atención, de acuerdo con los documentos consultados, 10 se llevaron a cabo en Baja California, entidad, donde reportes periodísticos y de organizaciones no gubernamentales han alertado sobre el consumo de fentanilo a través de las pastillas.
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El segundo lugar, con más pacientes recibidos, es la Ciudad de México, donde de acuerdo con la información de los Centros de Integración Juvenil, en 2022 se tiene el registro de 7 personas atendidas por el consumo de fentanilo. Sonora, el Estado de México y Nuevo León, 3 de las entidades con mayor presencia de cárteles y grupos del crimen organizado, según informes del gobierno federal, reportan el ingreso de seis (Sonora) y cinco personas a centros de salud, respectivamente, en el caso de las últimas dos entidades.
Además de la falta de estudios para conocer las adicciones entre los mexicanos, las autoridades de los tres niveles de gobierno no han implementado estrategias para prevenir la adicción de esa droga, principalmente entre jóvenes.
Tampoco, se han efectuado estrategias para evitar que el fentanilo, como precursor, sea introducido a México, principalmente por los puertos marítimos de Lázaro Cárdenas, Michoacán; Manzanillo, Colima; Tampico, Tamaulipas y Mazatlán, Sinaloa, todos bajo el control de la Secretaría de la Marina (Semar) desde junio de 2021.
El fentanilo, producido con fines médicos, es una sustancia química fabricada principalmente en países de Asia, sin embargo, es maquilada para su consumo como droga (en pastillas) en laboratorios clandestinos de México. Al hablar sobre el tema en Palacio Nacional, Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, reconoció (este martes) que en el país existe un subregistro de las cifras del gobierno sobre las muertes asociadas al uso y consumo del opioide conocido como fentanilo.
Al asegurar que la droga no se produce en México, argumentó que los decesos en territorio nacional al no se comparan con las muertes en Estados Unidos por el consumo de la droga.
"Podría haber cierto subregistro en las cifras mexicanas, estamos trabajando por hacerlas más exactas, pero aun cuando fuera 10 veces más o 100 veces, el subregistro que tenemos en México no se compara con el enorme problema de salud pública que tiene Estados Unidos en este abuso de fentanilo", dijo López-Gatell durante su presentación desde Palacio Nacional.
Según el funcionario, desde la década de 1959, en Estados Unidos comenzó a tener un consumo libre de medicamentos basados en opioides, principalmente contra el dolor, lo que "contribuyó a la generación de dependencia de adicción que, a su vez, conectó con el uso ilegal de las sustancias opioides, hoy incluido y de manera predominante el fentanilo".