SECTOR SALUD

Hospital Gea González: equipo obsoleto, falta de insumos y ¿negligencias? La historia de Ana

Ana gastó de su bolsillo 120 mil pesos en todos los insumos para una operación de cadera en el Hospital Dr. Manuel Gea González, al despertar de la cirugía tenía su pierna volteada

Créditos: Especial
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El Hospital Dr. Manuel Gea González ha sido la alternativa para miles de pacientes por décadas; sin embargo, ahora la falta de equipo e insumos limitan la atención que se brinda. En sus inicios era un hospital que tenía el objetivo de atender a pacientes con tuberculosis. En 1972 se ratificó su carácter como organismo público descentralizado. Pero fue hasta el 28 de agosto de 1988, cuando se estableció que el Hospital sería administrado por una Junta de Gobierno y por la Dirección General del Hospital.

En el sismo del 2017 la torre de hospitalización se dañó, lo que provocó un reacomodó del hospital, a estos cambios se suma el equipo obsoleto que se documentó en informes oficiales a los cuales La Silla Rota tuvo acceso y en ellos se menciona que varios dejaron de utilizarse porque rebasaron su vida útil

“Se tienen equipos con antigüedad entre 12 y 30 años que ya rebasaron su periodo de vida útil, que se encuentran dados de baja”.

En el documento oficial se menciona que entre los equipos obsoletos se encuentran carros rojos que son utilizados para dar reanimación a los pacientes cuando tienen un paro cardiaco y se alerta que "en caso de no contar con ellos, la reanimación cardiopulmonar se tendría que limitar a los procedimientos que realiza de forma manual el personal médico y paramédico".

Otro caso es el de los monitores de signos vitales, que también rebasaron su tiempo de vida útil y el Hospital Dr. Manuel Gea González advierte que si estos aparatos no reportan parámetros de manera confiable, se pueden tener consecuencias fatales para los pacientes.

Durante la pandemia de covid, los ventiladores fueron fundamentales para la atención de los pacientes y son otros de los aparatos que rebasaron su vida útil en el Hospital Gea González, que señala que en caso de no contar con ellos, la alternativa es el uso de un ambú, pero implica riesgos, ya que es operado de forma manual por una persona y hay variaciones en el flujo de aire que recibe el paciente, a lo que se suma que su efectividad es de muy corto plazo.

En relación a la antigüedad, fallas o equipo obsoleto en el documento se lee:“es importante recordar que se trata de equipos de soporte de vida, que en caso de falla, ponen en riesgo la supervivencia de los pacientes. Con una inversión menor, se puede realizar el mantenimiento correctivo de los equipos de soporte de vida, incluyendo algunas refacciones, componentes y accesorios que permitan mantener la capacidad operativa de los equipos de soporte de vida, evitando que se deterioren los servicios en los próximos años”.

En el caso de los monitores, incubadoras, ventiladores, máquinas de anestesia, en el documento se estipula que “puede llevarse a cabo la sustitución de algunos componentes para mantenerlos en condiciones de operación y que permitan la atención a los pacientes en estado crítico”. Y se agrega que se le debe dar “mantenimiento correctivo a los equipos de soporte de vida”.

Ana denuncia presunta negligencia en el Gea González 

La falta de equipo y de insumos afecta la operación del Hospital y por lo tanto la atención que reciben los pacientes. Ana vivió una caso de negligencia médica, tras una operación de su cadera del lado derecho. En agosto del 2021, se internó en el Hospital Gea González, fue recibida por médicos residentes, el doctor que previamente le habían indicado sería el responsable de su procedimiento no apareció y entró a la operación sin saber de él. Durante la cirugía Ana se despertó y escuchó unos gritos: “no hagas eso, vas a contaminar, quítate y salté”.

En la sala de recuperación Ana se dio cuenta que su pierna derecha estaba volteada y su empeine quedaba acostado en esa dirección. La explicación que recibió por parte de uno de los doctores fue que al estar en malas condiciones su cadera, le cortaron un poco de músculo.

Días después de la operación Ana sentía dolores insoportables, no lograba mantenerse de pie y sangraba en exceso, “tenía que doblar mi pierna izquierda para emparejarse con la derecha y esta no tenía estabilidad, se tambalea”, recuerda Ana.

Previo a la presunta negligencia

En octubre del 2019,  Ana empezó a usar bastón, esto debido a un problema en la cadera derecha, la doctora que la revisaba en ginecología le dio un pase para ortopedía, la cita para esta especialidad se concretaría en mayo del 2020, pero con la irrupción de la pandemia por covid-19, el Hospital Gea Gonzalez fue parte de la reconversión hospitalaria y se dejaron de atender especialidades como la que a Ana le correspondía.

En el 2019, las cuotas que Ana pagaba eran de acuerdo a su  nivel de carnet, por ejemplo una consulta era de 89 pesos, al igual que cuotas por algunos estudios, recuerda que una tomografía le salía en 600 pesos.

“Siento que los costos eran accesibles para los que no éramos derechohabientes”, señala Ana.

En el 2021, Ana reagendo su cita en ortopedía en el Gea Gonzalez, previamente había buscado alternativas en el sector privado, acudió al Hospital los Ángeles, donde le diagnosticaron displasia de cadera y un fuerte desgaste en el cartílago, por lo tanto debían colocarle una prótesis. El procedimiento que requería y los servicios en el hospital privado los cotizó y ascendían a un poco más del medio millón, una cantidad impagable para la economía de ella.

En mayo de ese mismo año, Ana fue atendida en la especialidad de ortopedia en el  Gea Gonzalez, le confirmaron que requería una operación y una de las opciones era que el hospital le donara la prótesis pero esta no cumplía con las caracteristicas que su padecimiento requería. Ana decidió hacer uso de todos sus ahorros para poder pagar la prótesis y gastó casi 90 mil pesos más gasto extras cómo medicamentos, insumos para la operación, radiografías a domicilio y ambulancias que sumaron casi lo 30 mil pesos. 

Un segundo diagnóstico 

Tras su operación, Ana se enteró que por la pandemia las radiografías no estaban permitidas, ya que esa área estaba reconvertida para pacientes covid, pero decidió sacarse rayos X por su cuenta.

En su consulta posoperatoria Ana logró tener contacto con quien se suponía sería el médico que la iba a operar, al verle su pierna el médico le cuestionó que había hecho para estar así.

Ana respondió enojada: “Yo no hice nada, del hospital así salí, tus médicos residentes aprendieron conmigo”. 

En las radiografías que Ana se realizó a una semana de la operación se mostraba que tenía la prótesis luxada (zafada), en la segunda operación colocaron unos tornillos para sostenerla. Una advertencia de los médicos fue que las prótesis de cerámica constantemente se luxavan.

La solución de los médicos fue enyesar la pierna para inmovilizar, pero le advirtieron que la tenían que volver a intervenir, sólo transcurrieron cuatro días y la pierna nuevamente se zafó.

Ana recurrió a un segundo diagnóstico y le envió su radiografía a la primera doctora que la atendió en el Hospital particular Los Ángeles la doctora le dijo: “Esta mal puesta la pieza y te tienen que volver a operar”.

La segunda operación fue una tormento para Ana, en la segunda intervención si contó con la presencia del médico que la tenía que operar en su primera intervención.

Ocupación hospitalaria del Gea González, disminuida 

En informes oficiales a los cuales La Silla Rota tuvo acceso se menciona que el Hospital Gea Gonzalez “cuenta con 110 camas hospitalarias, 26 camas de urgencias, 24 camas en la unidad de cuidados intensivos y 12 incubadoras en el área de cuidados intensivos e intermedios neonatales. En el año 2017, se generaron 11 mil 373 egresos hospitalarios, y se atendieron a 4 mil 636 pacientes en camas de urgencias, 692 en área de cuidados intensivos y 346 neonatos en cuidados intensivos e intermedios.Durante los siguientes años, se ha  ido perdiendo la capacidad de atención llegando a 2022 a un total de 6,962 egresos, 1,698 urgencias, 563 en cuidados intensivos y  246 en cuidados intensivos neonatales”.

Para Ana la atención en el Gea Gonzalez no es del todo mala, pese a la situación de negligencia que vivió aún se atiende en este hospital, ahora no paga los servicios y es una opción viable para su bolsillo. 

En el 2019, de emergencia Ana empezó a buscar hospitales debido a un fuerte dolor, que en su momento pensó era una molestia en el riñón y acudió a Nefrología que se ubica en la Zona de Hospitales, el diagnóstico médico arrojó que lo que ella tenía era un tumor en el ovario izquierdo y un doctor le dio un pase al Hospital Manuel Gea Gonzalez, por aquel padecimiento tuvo una intervención quirúrgica sin mayor problema, pese a que ella no era derechohabiente. 

“Hasta ese momento me parecía que la atención era buena pese a que por el sismo del 2017 se afectó el área de ginecología y obstetricia, cuando me operaron se tenían que ocupar otros espacios que no correspondían a la especialidad de la que me operaron”, comenta Ana.

Desde el 2019 a la fecha, cada seis meses recibe una revisión ginecológica en el Gea González y los doctores de ortopedia le dan seguimiento a su problema de cadera. Sin embargo, Ana señala que los pacientes que son atendidos, no solo en ese hospital, se enfrentan una desventaja, pues al firmar la cláusula de consentimiento hay una frase en la que se indica que la institución no se hace responsable si algo no sale bien. 

A pesar de la negligencia que sufrió, Ana explica que se sigue atendiendo en el Gea González porque su situación económica no le permite hacerlo en otra institución. "Claro que lo he pensado, desafortunadamente no tengo otros hospitales a donde acudir y desafortunadamente la enfermedad que tengo es estar constante".

La Silla Rota pidió entrevista a la Secretaría de Salud desde el martes 21 de marzo y ellos ofrecieron otorgarla el lunes 27, pero decidieron cancelarla bajo el argumento de que ya se había publicado el reportaje.

MRV