NOTA DEL EDITOR: Este reportaje se publicó originalmente en La Silla Rota en 2019
En 2019, la elección para rector en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), será sin sobresaltos e incluso la reelección del rector Enrique Graue luce al alcance de su mano, coincidieron académicos y analistas políticos entrevistados por La Silla Rota.
La elección o en su caso reelección resalta porque además de tratarse de la mejor universidad de América Latina y estar entre las 20 más grandes del mundo, también se da en el contexto del retorno de integrantes de la UNAM a puestos relevantes del gobierno federal, luego de sexenios relegados de los gabinetes presidenciales.
Hay señales de que el proceso puede navegar en aguas tranquilas: la Junta de Gobierno lanzó la convocatoria para el proceso, no se ven personajes realmente interesados en buscar la rectoría y suceder a Enrique Graue al frente de la máxima casa de estudios.
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Graue, incluso, ya hizo saber su intención de buscar un segundo periodo al frente de la máxima casa de estudios.
“En este momento no hay una serie de nombres en pro de la Rectoría. Es porque priva esta cautela necesaria para el proceso que tenemos. Lo cual en cierto modo permite que la institución siga con sus proyectos académicos y su trabajo con los estudiantes sin sobresaltos”, dijo a La Silla Rota el académico universitario Ángel Díaz Barriga.
Además, el Rector Graue ha recibido respaldos de diversos personajes para que continúe en el cargo, aun cuando no ha expresado su interés por reelegirse. Entre quienes lo han apoyado está el académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas y cercano al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, John Ackerman, cuyo nombre sonó efímeramente como candidato a ocupar la rectoría, pero fue el mismo académico quien se descartó.
“El rector Enrique Graue ha hecho un gran trabajo y cuenta con todo mi apoyo para su reelección”, escribió en su cuenta de Twitter @JohnMAckerman el investigador y esposo de la secretaría de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval.
La llegada de un nuevo gobierno, distinto a los del régimen priista, ha hecho temer que hubiera injerencia gubernamental pero esta parece lejana, consideró Díaz Barriga, basado en la declaración del subsecretario de Educación, Luciano Concheiro, de que el gobierno federal no meterá las manos en los procesos de las universidades, como se publicó el 2 de septiembre en La Jornada.
“En esto tenemos que ser todos prudentes. Lo que se ha escuchado y dicho en voz del subsecretario, lo dijo la semana pasada, es claramente que el gobierno federal no meterá las manos en el proceso de elección del rector de las universidades. A mí me queda claro que en los procesos de sucesión, quizá no de rector, sí de otras autoridades universitarias, se han mantenido al margen, incluso evitando asistir a cualquier reunión pública donde se pudiera interpretar un apoyo para tal o cual persona”, resaltó el investigador emérito.
A ello se suma que las universidades, incluida la UNAM se han plegado al estilo de austeridad del gobierno federal, agregó el también doctor en Pedagogía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
“Entiendo esa es la política respecto a la elección de autoridades. Otra cosa sería que habláramos de qué es lo que lo que buscaría el señor presidente, que las universidades autónomas estuvieran asumiendo como parte de su responsabilidad. Yo lo que entiendo por sus declaraciones y que las autoridades universitarias, no solo de la UNAM sino los rectores de las universidades públicas han asumido un proyecto de austeridad interno, de eliminar cierto tipo de gastos para alinearse con la política nacional”.
La gestión de Graue no ha estado carente de incidentes que rebasan la esfera de la UNAM, como fueron los enfrentamientos ocurridos enfrente de la Rectoría en septiembre del año pasado, luego de protestas de alumnos del Colegio de Ciencias y Humanidades en contra de la presencia de grupos porriles.
La agresión, a plena luz del día, parecía el inicio de una revuelta estudiantil e incluso se organizaron asambleas universitarias donde también emergieron denuncias del aumento de acoso sexual en contra de estudiantes. Graue, por su parte acudió al CCH Azcapotzalco a escuchar a los jóvenes inconformes, y algunos de los agresores protagonistas del zafarrancho en Ciudad Universitaria fueron identificados y expulsados de la UNAM. A su vez la desorganización estudiantil desinfló la realización de asambleas en escuelas y facultades, que no estuvieron exentas de acusaciones de la presencia de reventadores.
Luego de los sucesos violentos frente a Rectoría Graue se reunió con el entonces presidente electo Andrés Manuel López Obrador, quien consideró las demandas de los jóvenes justas, se mostró esperanzado en que se atendieran y que además no prosperaría ningún intento de desestabilización.
“Ya estaba el presidente electo. Tuvo que reunirse el rector con el presidente en la casa de campaña, quien tuvo que intervenir y decir que esos grupos debían desaparecer de la UNAM, el rector entonces debió dialogar con los activistas y semanas después resolver parcialmente el problema”, explicó por su parte el académico y estudioso de la organización de grupos de choque en la UNAM, Hugo Sánchez Gudiño.
Aunque al año de dichas protestas y del enfrentamiento, otro grupo de jóvenes vandalizó la Rectoría y atacó a elementos de seguridad de la UNAM, no se registraron réplicas de dicha violencia o mayores expresiones de inconformidad estudiantil.
“Desde aquel entonces se comentó que al presidente entrante no le agradaba Graue ya que forma parte de los médicos de los grupos priistas que históricamente han controlado a la UNAM, eso y otros yerros desagradaron al presidente”, remarcó Sánchez Gudiño.
El tema tenía que ver con la sucesión y se convirtió en una “papa caliente” para el rector y ver cómo lo resolvía.
“Más o menos se resolvió y salió avante”, añadió el académico de la Facultad de Estudios Superiores Aragón.
Por el otro lado, ha habido hechos que parecen reafirmar los apoyos con los que cuenta el rector, como fue la celebración de los 90 años de la autonomía universitaria, el 12 de junio pasado, organizada por la Facultad de Derecho, que se considera con peso en el apoyo a quien busque ser rector.
Además que algunos grupos han comenzado a reunirse en privado para apoyar a Graue, como el llamado “de los médicos”, al que pertenece el actual rector y el anterior, José Narro. Pero no son los únicos apoyos, consideró el experto en movimientos de la UNAM, Hugo Sánchez Gudiño.
“El gremio de los médicos, abogados que dan rectores, científicos (han mostrado apoyo a Graue), el evento más simbólico que refleja esto fue cuando se llevó a cabo la ceremonia de autonomía universitaria, que convocó a varios ex rectores, como Francisco Barnes, Pablo González Casanova los ausentes fueron Juan Ramón de la Fuente y José Narro, pero que estuvieran los otros rectores fue simbólica, cada uno representa un bloque de opinión y reunirlos a todos fue un mensaje, ‘tengo el apoyo de estos grupos’”, explicó el académico.
Los apoyos a Graue recuerdan un poco a lo que ocurría en las épocas priistas, que aunque se mencionen distintos candidatos, el grupo al que pertenece el rector es el mismo del de su antecesor, José Narro y se trata de un grupo muy fuerte, observó Sánchez Gudiño, autor de Génesis, desarrollo y consolidación de los grupos estudiantiles de choque en la UNAM.
“Observo una especie de cargada, los abogados, los ingenieros, los médicos, los grupos políticos de cierta izquierda se han alineado a favor de Graue, incluso la declaración de Ackerman, quien fue citado como candidato y es cercano a la 4T, ha dado su apoyo público a Graue, lo que ha generado suspicacia”.
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-¿Qué apoyos le ve?
- Básicamente alianzas al viejo estilo del PRI, gremios bien constituidos, que se reúnen no precisamente en público y diseñan una estrategia de apoyo tanto en términos de hacer pública su adhesión al rector o expresar calificativos favorables de su gestión.
A ello sumó que otro de los que se preveía mostrara interés en ser aspirante, el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Luis Raúl González Pérez, se ha movido en es sentido.
Aunque ni Díaz Barriga ni Sánchez Gudiño descartan que pudiera presentarse algo inesperado que pudiera encender a la UNAM, lo ven poco probable.
“Mi punto de vista personal es que la Universidad Nacional tiene que poderse mantener en tranquilidad y que pese a que ha habido situaciones muy delicadas en los últimos años el rector ha podido enfrentarlas y de tal manera lo ha hecho que la institucionalidad no sea rebasada. Hemos visto la semana pasada la toma de rectoría por parte de encapuchados haciendo actos barbáricos pero también hemos visto como esto se ha ido normalizando, o sea la vida cotidiana de la UNAM permanece normalizada y quien ocupe la rectoría debe poder conservar esta cualidad y la dinámica universitaria. No le hace bien al país una UNAM como la de las huelgas de los años ochenta o noventa. Que en este momento no se oiga otro nombre es parte de la tranquilidad que en este momento está viviendo la propia Universidad”, reiteró Díaz Barriga.
- Antes se decía que la importancia de la UNAM se comparaba a la de una dependencia.
- Es un termómetro de la vida nacional, comparó.
Para Sánchez Gudiño de septiembre a noviembre, cuando se elija al nuevo rector o se reelija Graue pueden pasar distintas circunstancias que alteren el proceso aparentemente calmo y aterciopelado. Además que están pendientes algunas investigaciones por violencia contra estudiantes.
“Faltan dos meses. Hay que ver dos elementos, la inseguridad sobre todo en contra de alumnos por ejemplo de Veterinaria o la FES Acatlán donde ha habido problemas de agresiones, y el otro, agresiones a mujeres que no han cesado. Uno más es el narcomenudeo, grupos que se mueven ahí. Sobre las mujeres está pendiente el caso de la alumna en el CCH Oriente y la bala perdida y el porrismo, que los suelten en cualquier momento y haya un hecho de sangre, eso puede costar la reelección a cualquier rector y generar que otro grupo tome el poder. Académicos, docentes y elementos sindicales pueden modificar camino a la reelección”, advirtió.
Por su parte, el académico de la Facultad de Ciencias Políticas, Zamitiz coincidió en no ver nubarrones sobre el proceso de elección del rector por parte de la Junta de Gobierno, pero sí consideró que la UNAM es una institución sensible cuando se presentan manifestaciones estudiantiles y muestran sus posiciones e intereses, y que a veces se convierten en movilizaciones no formales y sorpresivas.
“Es importante que el proceso sea transparente, tiene sus reglas internas, es un proceso de auscultación en la medida en que participen más universitarios, quien llegue tendrá la legitimidad necesaria. Hay gente que compara a la UNAM como si fuera una especie de secretaría. Yo diría que la estabilidad de la UNAM es importante para la de la capital y del país, eso también está en juego aunque hasta el momento está sobre la marcha”.
En cuanto a los factores a observar, destacó que debe verse el comportamiento de personajes notables.
“Hay que observar el comportamiento de algunos líderes internos y también algunos funcionarios, hasta el momento no he recibido u observado algún mensaje. Hubo aclaración del área jurídica de que John Ackerman no estaría interesado en ser rector, él lo hizo público. Sí va a haber distintas posiciones de distintos gremios y facultades, eso es normal”.
LOS PROBLEMAS DE LA UNAM
El problema más grande de la UNAM es la estabilidad, encauzar el potencial académico con que cuenta y dar un salto cualitativo, consideró Díaz Barriga, quien ha hecho investigación en materia de evaluación educativa.
“Es evidente que las nuevas generaciones están reclamando otras formas de enseñar y otras formas de aprender. Es evidente que el mercado ocupacional es muy distinto y muy diverso en cada ámbito profesional o en cada sector profesional está experimentando cambios no solo en México sino a nivel mundial. La UNAM no puede renunciar a su vocación indispensable de colocarse y mantenerse en el liderazgo en temas de formación de estudiantes, de planes de estudio, de vinculación con el mundo laboral. No me estoy refiriendo con el mundo laboral solamente al mundo empresarial, porque el mundo laboral es mucho más amplio.
“La Universidad ha hecho un esfuerzo enorme por agilizar sus procesos de transformación de planes de estudio, pero este esfuerzo debe ser redoblado porque la manera de ser joven de hoy y de la inviabilidad de hoy no camina, vuela, probablemente ese sea el principal reto de nuestra institución”, expresó.
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Pero no es el único problema, otro es el cupo de estudiantes que cada año recibe la UNAM, y que con el nuevo gobierno está relacionado con el interés del presidente Andrés Manuel López Obrador de que las universidades públicas amplíen su cobertura.
“El otro tema que creo al presidente le importa es hasta dónde las instituciones pueden incrementar su cobertura. Este tema para la UNAM en particular es muy crítico, para todas pero en particular para la UNAM es muy crítico”, remarcó.
“Pienso que lo que está pasando en la UNAM es que la presión social que tiene y que es desde hace más de 30 años hace que la relación oferta demanda sea muy dispareja. El mecanismo de ingreso a la UNAM desde los años 60 ha sido un examen de admisión. De no existir este mecanismo la universidad no podría albergar en sus aulas a todos aquellos que les gustaría estudiar aquí”.
Experto en el tema educativo, explicó que la UNAM ha hecho esfuerzos al máximo incluso “en algún momento hasta cuestionable” de admitir el mayor número de estudiantes los primeros semestres, lo cual técnicamente se convierte un problema porque por una parte hace que los grupos sean muy grandes y por otra parte existe un problema técnico, del cual casi no se habla en la ciudad de México y en la Zona metropolitana del Valle de México en donde los estudiantes pueden postular por dos o tres instituciones públicas.
“Me refiero a que un estudiante puede postularse simultáneamente para ingresar a la UAM, la UNAM a politécnico y a la Universidad Autónoma del estado de México. Hace su proceso de admisión en las cuatro instituciones y puede ser que califique en dos y al hacerlo que incluso se atreva, hay que colocarse a veces en la cabeza del estudiante y padre de familia que le diga que se inscriba en ambas y decides en los primeros meses en cuál te quedas, es una decisión racional, no caprichosa. Lo que pasa es que si lo colocas en 15 por ciento de los más de 100 mil que ingresan a la educación superior, un 15 por ciento de duplicados es un problema técnico. No estoy hablando de un problema político, es un problema que tiene que ver con una decisión individual de las libertades que tiene nuestro país y que no puedes precondicionar”.
Un problema en el que se le puede decir al estudiante que si postula por una institución, no puede postular por otra. Eso se ha vuelto complicado de explicar a la sociedad, que lleva a que en el caso de la UNAM a decir que va a ampliar su oferta de ingreso, porque quizá no todos los que ingresan permanecerán, pero al mismo tiempo los primeros años tiene aulas saturadas, dijo el también doctor Honoris Causa por la Universidad de Colima.
“En el proceso de sucesión de rector estos problemas vuelven a aparecer y en un cambio de gobierno lo que estamos teniendo es que con razón dicen, ‘necesitamos que la juventud esté en las aulas universitarias y no en las calles’. Más allá de que la zona metropolitana a nivel de cobertura sea la zona que tiene el porcentaje de cobertura más alto en el país y esto la sociedad tendría que entenderlo del presidente. Porque él cuando habla de que no hay equidad ni cobertura satisfecha, se refiere fundamentalmente o de manera muy relevante a aquellas entidades donde la cobertura es bajísima: Oaxaca, Chiapas y Guerrero, donde si comparas la cobertura que tiene la zona metropolitana contra la que tienen estos estados vas a encontrar fácilmente que la zona metropolitana tiene tres veces más cobertura, entonces entiendes porque el presidente está muy preocupado, porque haya incremento en la matricula”.
- ¿Esto se puede traducir en una presión política para la UNAM?
- No creo que se pueda convertir en una presión política pero digo son de los temas que se van a abrir, entiendo también que la autoridad educativa en este caso el subsecretario, entiende perfectamente esta dimensión del problema.
GRUPOS
Aunque los grupos políticos presentes en la UNAM, como los priistas, y algunos relacionados con Morena, pueden moverse, hasta el momento parece que están puestos de acuerdo, quizá porque saben que al presidente López Obrador no le agrada que se muestren, consideró Sánchez Gudiño.
Pero en su opinión la jefa de gobierno de la ciudad de México, Claudia Sheinbaum tiene a un grupo político en la UNAM, de ahí que haya llamado a la ex aspirante a la rectoría, Rosaura Ruiz, a encabezar la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación.
“Rosaura Ruiz estuvo a punto de ganar hace cuatro años, aquí lo interesante sería ver si hay un cierto acuerdo de Graue con ella y por lo mismo no se ha visto que nadie se esté moviendo”.
Otro caso es el del ex presidente de la Mesa Directiva del Senado, Martí Batres, quien en su época de estudiante fue activista universitario, igual que Sheinbaum. El ex perredista y ahora morenista también tiene su grupo que se mueve en la Facultad de Derecho.
“En el caso de los abogados el gremio es más disciplinado, a diferencia de ciencias políticas de donde es el presidente, ahí hay más tribus y diferencias”, concluyó.
LOS QUE SUENAN
De acuerdo con la información recabada por Excélsior, ha habido respaldos para buscar la rectoría los directores de facultades: Angélica Cuéllar, de Ciencias Políticas; Raúl Contreras Bustamante, de Derecho; Manuel Martínez Justo, de Acatlán; Carlos Agustín Escalante Sandoval, de Ingeniería, y Carlos Amador Bedolla, de Química. Además, Ana Cecilia Noguez Garrido, del Instituto de Física; Pedro Salazar Ugarte, de Jurídicas; Pedro Stepanenko, de Filosóficas y Jorge Peón Peralta, de Química. También los coordinadores de Humanidades, Domingo Alberto Vital Díaz y de la Investigación Científica, William Henry Lee; así como el secretario general de la UNAM, Leonardo Lomelí Venegas, impulsado por la comunidad de la Facultad de Economía.
La Facultad de Medicina impulsará la reelección de Enrique Graue y destaca el nombre de Luis Raúl González Pérez, actual presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), quien también tiene posibilidades de reelección en la institución, pero que diversos académicos lo mencionan como un posible candidato a la UNAM, en la cual ya fue abogado general.