LUCHA LIBRE

“La lucha libre se ha vuelto un símbolo de México”

¿Cómo ve un español la lucha libre mexicana? En el Día Nacional de la Lucha te contamos

Oscar Fernández es fan de la lucha libre y establece la diferencia entre ésta y las extranjeras
Lucha libre.Oscar Fernández es fan de la lucha libre y establece la diferencia entre ésta y las extranjerasCréditos: Cuartoscuro
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La lucha libre mexicana, con sus gladiadores enmascarados y mallas coloridas, sus acrobacias aéreas, sus llaves y contrallaves se ha convertido en un símbolo informal de México, así lo considera el escritor español Oscar Fernández, autor del libro El color de la lucha.

“Te puedo hablar de España. Vas a un restaurante de comida mexicana, en la iconografía encuentras al Chavo del 8, una bandera y una máscara de algún luchador, se ha vuelto como un símbolo informal del país”.

En el marco del Día Nacional de la Lucha Libre Mexicana, Estrada va más allá y establece cuál es la diferencia con la lucha estadounidense, que también es muy popular.

“La lucha libre mexicana se distingue por los colores. Estados Unidos tiene una lucha sofisticada con luchadores muy altos de físico imponente pero la mexicana tiene un espectáculo único y es parte del turismo. De hecho, ya ha implementado un tipo turibus que te lleva a la lucha".

"Se ha vuelto cada vez más popular en términos turísticos y alguna cantante de España ha grabado a algún luchador en sus videos”, dice en relación a la canción Me muero, del extinto grupo La Quinta Estación, cuyo video protagoniza El Místico, quien muestra sus músculos y habilidades.

“La lucha libre mexicana es acrobacia por la ligereza de los luchadores, pueden volar, hacer rehiletes, giros en el aire, son luchadores muy aéreos y bajitos de estatura, que tienen una flexibilidad muy tremenda. El físico mexicano se parece al español, somos más bajitos que el americano, más ligeros y eso permite hacer piruetas y acrobacias sobre una cuerda”, continúa.

INMERSIÓN EN ARENAS, GIMNASIOS Y AMBIENTE LUCHÍSTICO

Estrada plasmó su admiración por este espectáculo en su libro. En entrevista con La Silla Rota comparte cómo nació el texto.

“Todo inicia por un amigo que era luchador. Me pareció una historia muy humana y tenía mucho que aportar. Además del tema de la lucha libre, están las emociones que tiene un luchador al enfrentar un fuerte combate como puede ser un mano a mano por su máscara. También escribo sobre cómo se crea un personaje de la lucha libre”.

En la preparación del libro contó con un guía, el acompañamiento de un luchador que lo llevó a diferentes sitios relacionados con la lucha libre.

“Él es de la de Merced, pude ir a tomar unos pulques, conocer el mercado en el que se puede encontrar de todo, asistir a los entrenamientos, ver lo duros que son en los gimnasios de la zona, conocer su historia".

“Fue una relación muy profunda en la que estuvimos en contacto todos los días, visitando arenas, yendo a clases de lucha libre, lugares donde se formaron luchadores, conocer sus hábitos, llegar a un punto de expresarme como él para hacer una novela en donde el personaje sea la primera persona que lleve el mensaje al público, como haría un personaje como él, sin intermediarios”, continúa.

EL GUSTO POR LA LUCHA

Estrada, quien nació en España pero radica en México desde pequeño y alterna su estancia en ambos países, recuerda que le tocó el segundo boom de la lucha libre mexicana transmitida por televisión, que comenzó a partir de los años 80.

La experiencia de la lucha libre también forma parte de su vida familiar, ya que su padre lo llevó cuando era niño a una arena a ver a los luchadores divididos en rudos y técnicos, disputarse la victoria y los aplausos del respetable.

“Casualmente me tocó, estaba en quinto de primaria donde la lucha llegó a un estado de popularidad máxima y nosotros en las aulas llevábamos nuestras máscaras, nos lanzábamos desde un escritorio, una tarima como en la euforia del público, también uno se asusta cuando va a la lucha, ve y escucha a la gente que se enardece y saca sus frustraciones contra los luchadores".

“Es un circo inmersivo, pero también hay gladiadores que están bien preparados y que a veces se les pasa la mano porque todo está preparado. También hay deportistas muy buenos, además del folclor”.

Un tema que el autor aborda en la novela es el de los combates en arenas casi clandestinas o incluso sin un pancracio adecuado, el bajo mundo de la lucha, donde se forjan los campeones y que no es el que se ve en la pantalla televisiva.

“Todos los luchadores tienen que empezar no siempre en una catedral luchística o gran pancracio como dicen ellos. El libro tiene un capítulo dedicado a esto, que trata sobre un grupo que va a un poblado alejado de la mano de Dios, en la sierra de Oaxaca y los gladiadores deben luchar en el fango, en el polvo, con mecates, luchadores que son leyendas. No todas las luchas son televisadas, ni con fotógrafo, ni para la revista Colosos que existía en esos tiempos. Esas son luchas más duras donde te juegas el físico, aunque no tienen la misma repercusión”.

En contraste, las arenas más reconocidas son la Arena Coliseo, tanto de Guadalajara como el embudo de la calle de Perú en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

“A la Arena México el doctor Alfonso Morales la llamaba la Catedral Luchística”, menciona sobre uno de los comentaristas más recordados y queridos, y de quien en su tiempo hasta se decía que era el Tinieblas.

ANÍBAL, EL MÁSTER

Como cualquier aficionado a la lucha libre mexicana, Oscar Fernández tiene a su favorito entre la pléyade de estrellas que ha conocido la afición mexicana en su paso por los pancracios nacionales. Se trata de Aníbal, que asombró a propios y extraños con su depurada técnica y su máscara azul, que formó parte de la tercia Los tres caballeros, con otros dos grandes de la lucha técnica, el Villano III y El Solitario.

“Para mí el mejor luchador de todos los tiempos es el maestro Aníbal, la elegancia que tenía, desde cómo entraba a un cuadrilátero, como caminaba. Fue de los pocos que vi cuando era niño, que me quedan en la mente, gente muy impecable. También Mano Negra, muy parecido. Pero el maestro Aníbal rompe con todos los esquemas y me sorprendió mucho cuando el doctor Alfonso Morales le hizo una entrevista y le preguntó por qué eligió llamarse Aníbal.

“Decía que había elegido el nombre de su personaje porque había leído una novela sobre el guerrero cartaginés y lo había atrapado. Un señor con muchas tablas. El maestro Aníbal me encantaba como hablaba y se dirigía, la misma cultura que tenía como persona la tenía hablando de lucha y mostrando cada uno de sus movimientos”, evoca.

Pero Estrada también tiene una serie de fotos acompañado de grandes de la lucha, que cualquier aficionado envidiaría. Entre ellos está el Super Porky, los Hermanos Dinamita, el Doctor Wagner Junior y Blue Demon Junior.

  • ¿Qué se puede encontrar en el libro?
  • Se puede encontrar de todo porque es un libro fácil de leer. También puedes hacer un viaje por la Merced, recorrer la república con el luchador varias veces, puedes encontrar una historia de amor, un personaje encuentra al amor de su vida que le ayuda a crear su personaje, lo pone en la fama y posteriormente la abandona y él siempre la busca entre el público eufórico al final de sus batallas.

“También puedes encontrar los sentimientos del luchador, cómo decide abandonar el barrio de la Merced,  a su mamá yerbera que era una charlatana y con quien no estaba de acuerdo, a sus amigos que con el tiempo se vuelven a las drogas y hacia la delincuencia, y a sus amigas que se meten a la prostitución, no todas, pero donde el futuro era complicado”, resume.

“Él decide romper con todo ello y crear la mejor versión de él mismo. Puedes encontrar un buen paseo, mucha lucha libre y convivir con leyendas como Los Infernales, los Dinamita, Lizmark, Mano Negra, Mascara Sagrada, Fishman e infinidad de grandes luchadores a los que tuve la oportunidad de entrevistar y hablar con ellos para que actuaran en el libro como realmente son y llevar un testimonio fidedigno”, concluye.