Dos jóvenes de 20 y 25 años narraron en video y firmaron por escrito su declaración sobre los hechos ocurridos la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero. Ambos aseguraron ser parte del grupo criminal Guerreros Unidos y haber participado en el asesinato de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
Se trata de Jonathan Osorio Cortés, “El Jona”, y Agustín García Reyes, “El Chereje”, quienes frente a peritos de la entonces Procuraduría General de la República (PGR), encabezada en ese momento por Jesús Murillo Karam, narraron la forma violenta con la que el grupo criminal ultimó a los muchachos.
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Estos relatos fueron publicados por La Silla Rota en 2019, luego de que ambos jóvenes salieran de prisión porque el Ministerio Público federal no pudo probarles los delitos de secuestro y desaparición forzada que les imputaban. ¿La razón? Fueron torturados para dar esas declaraciones.
Fue gracias a sus testimonios que Murillo Karam pudo salir, el 7 de noviembre de 2014, a dar un mensaje que se convirtió en la llamada “verdad histórica” sobre lo ocurrido con la desaparición de los 43 estudiantes. Dicha “verdad” se desmoronó con la intervención de peritos extranjeros y defensores de derechos humanos que ahondaron en el caso.
Fue el 17 de agosto de 2022 cuando el ahora subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación (Segob), Alejandro Encinas, informó que en la muerte de los muchachos participaron miembros de Guerreros Unidos coludidos con elementos de instituciones de seguridad del Estado mexicano y lo calificó eso como: “un crimen de estado”.
"Se confirma la identificación de 3 de los 43 estudiantes desaparecidos. Que no hay indicio alguno de que los estudiantes se encuentran con vida, por el contrario, todos los testimonios y evidencias indican que éstos fueron arteramente ultimados y desaparecidos".
¿QUIÉN FUE “EL JONA”?
Jonathan Osorio Cortés, “El Jona”, había empezado como sicario de Guerreros Unidos seis meses antes de los hechos. Según su declaración, un 20 de mayo de 2014. Le habían dicho que le tocaba ir a trabajar a Iguala esos días, que llevara sólo armas cortas: una 9 y 38 milímetros.
En su entrevista de declaración, que duró poco más de dos horas e hizo ante un psicólogo de la hoy Fiscalía, “El Jona” admitió estar a punto de cumplir 20 años de edad, trabajar como sicario de Guerreros Unidos y haber estado en la ejecución de varios de estos a manos de Patricio Reyes Landa, “El Pato”.
“El Jona” también argumentó, en su declaración, que “El Pato” se va dejando algunos de los estudiantes vivos, “porque esa era su labor, andar checando, ir y venir”, y debía vigilar a unos halcones que dejaron en los alrededores.
Los sucesos que narra “El Jona” ocurren cerca del basurero de Cocula, el lugar donde –según la versión oficial de la administración del expresidente Enrique Peña Nieto– fueron asesinados y calcinados los muchachos.
“El Jona” salió de prisión el 26 de octubre de 2018, luego de que la entonces PGR fue incapaz de comprobar los delitos de delincuencia organizada y secuestro que le imputó; y porque fue torturado con “tratos degradantes e inhumanos” para dar su declaración.
¿QUIÉN FUE “EL CHEREJE”?
Agustín García Reyes, “El Chereje”, fue rechazado del Ejército cuando quiso inscribirse, “porque le faltaba estatura”. El joven, de 25 años cumplidos, admitió en su declaración al Ministerio Público federal ser halcón del grupo Guerreros Unidos desde hacía año y medio, antes de los hechos de septiembre de 2014.
“El Chereje” dijo que, luego de ser rechazado por las Fuerzas Armadas, uno de sus “compas” le habló de integrarse al cártel como halcón. En principio estuvo un año cuidando su pueblo, donde vivía. “Nada más cuidaba si pasaba gobierno o gente armada de otros, así de otras organizaciones”.
Según “El Chereje”, los líderes del cártel de Guerreros Unidos –entre ellos “El Pato”– comenzaron pagándole 7 mil pesos, luego le bajaron el pago a 6 mil y luego a 5 mil. “Pero tenía tiempo de trabajar el campo o en lo que (él) quisiera”, le dijo a una psicóloga de la PGR.
El joven aseguró, en su declaración, que no asesinó a ninguno de los jóvenes y que “algunos” quedaron vivos.