El gobierno de la 4T, que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador ha aumentado los recursos a los programas sociales, pero con mayor énfasis en los destinados a las personas adultas mayores. En contraste, ha estancado o destinado menos recursos a programas sociales para la infancia o a temas como la educación y la salud, coincidieron expertos en programas sociales consultados por La Silla Rota.
No solo es el aumento al gasto en adultos mayores: también se redujo la edad para que haya más beneficiarias. Además, dijeron los especialistas, la Pensión de Bienestar para adultos mayores, que es universal y es el programa estrella del actual gobierno, tiene un sesgo electoral.
“Seguro que sí, primero porque son personas que votan, mientras que redujeron apoyos a niños de primaria, ahora a uno solo por primaria, antes a todos los que había por familia. Los niños no votan. Sí hay un sesgo clientelar sobre todo porque no se están entregando los recursos en un patrón que sea transparente, que se sepa a quién se le entrega el dinero, sino que simplemente se están otorgando y las condiciones en que se pueden poner para votar de una forma u otra si están presentes”, consideró Enrique Cárdenas, de la organización Signos Vitales.
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El aumento a las pensiones a adultos mayores
El monto otorgado al programa de pensiones para adultos mayores en 2018, llegaba a 5 millones 8 mil 306 personas, y en 2022 prácticamente duplicó la cifra de beneficiarios, al alcanzar para 10 millones 43 mil 525 mil.
En cuanto a montos destinados, con el actual gobierno casi se triplicará para 2023. Mientras que, en 2019, se le destinó 114 mil 799 millones 146 mil 657 pesos. Este año rebasó el doble, al tener 238 mil millones y para el 2023 se aprobó que fuera de 335 mil 500 millones.
La directora ejecutiva del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, Alejandra Macías, recordó que el CIEP hizo un análisis del paquete económico anterior y notaron que el aumento del programa de pensión para adultos del 2021 al 2022 fue del 60 %. Luego se dieron a la tarea de investigar cómo se distribuía.
“Lo que vemos es que el 70 % se está distribuyendo entre gente de los deciles del 6 al 9 (de personas con más recursos), recibiendo esta pensión comparada con el 2018 que estaba focalizada y entonces si las personas que más recibían la pensión eran de los deciles 1 al 5, estamos viendo que, haciéndolo universal, tienes más personas que quizá no lo necesitan y que están recibiéndola, tienes ese problema cuando universalizas algo”, explicó a La Silla Rota.
En relación con si tiene un sesgo electoral, respondió que en el referendo los que salieron a votar fueron los adultos mayores principalmente.
“Yo solo te voy a decir que aumenta mucho el gasto en adultos mayores y, al contrario, disminuye para las primeras infancias, los niños no votan, ahí puedes tener una respuesta muy clara de que va dirigido a las elecciones”, agregó la doctora en Políticas Públicas por el Instituto Tecnológico de Monterrey.
Casi se triplica presupuesto para adultos mayores
El presidente Andrés Manuel López Obrador en sus informes ha manifestado que para su gobierno una prioridad son los programas sociales e incluso durante su cuarto informe de gobierno, leído en septiembre pasado, aseguró que gracias a dichos programas los impactos de la pandemia fueron menores entre los que menos tienen.
También presumió que se elevaron a rango constitucional los programas de Bienestar para adultos mayores, el apoyo universal a discapacitados y el otorgamiento de becas a estudiantes de familias pobres. Pero, sin duda, el programa estrella es el primero, incluso el presidente prometió que para el 2024 va a duplicar el monto de apoyo que recibían los beneficiarios en 2018, con lo que en cada bimestre recibirán 6 mil pesos.
Además, en 2021 redujo la edad para formar parte del patrón, al pasar de 68 a 65 años. Es el mismo programa que instauró cuando fue Jefe de Gobierno, y el cual, ahora como presidente, que recibe más dinero y donde más han aumentado sus beneficiarios.
Aumenta, pero sin fuente de financiamiento
Macías aclaró que su postura no es en contra de los programas sociales ni en especial contra la de adultos mayores, pero sí detectó un problema.
“No tienen fuente de financiamiento y eso que destinemos menos a otros programas importantes, hay recortes a agricultura y medio ambiente sistemáticamente en esta administración, va a tener o tiene repercusiones, entonces habría que equilibrar mejor el financiamiento entre las necesidades de las poblaciones que son importantes”.
Katia Guzmán, coordinadora de Datos de México, Cómo Vamos, también fue consultada por La Silla Rota. Reconoció que, en principio, no está mal tener este tipo de programas de pensiones universales, pero los recursos son finitos, sobre todo durante los últimos ciclos presupuestarios en los que no ha habido una reforma tributaria y lo que se puede gastar, “esa libertad de gasto contra ingreso” se ve más reducido, por lo que tener un programa universal y no focalizado se convierte en una forma poco eficiente de administrar los recursos escasos.
“Lo que se le está asignando para este ciclo presupuestario son 335 mil 500 millones de pesos, sí se está contemplando que no solo crezca la base de las personas beneficiarias, sino también el recurso que se le otorgue, pero al ser un programa universal no necesariamente está priorizando la situación de las personas que más lo necesitan”, dijo la licenciada en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).
Otros programas salen afectados
De los 10 programas sociales marcados como prioritarios por el actual gobierno, el más beneficiado por el actual gobierno es el de adultos mayores, ya que tanto por el monto bruto como en términos porcentuales es el que tiene mayor aumento, destacó Guzmán.
“Salvo el de la Escuela es nuestra y el de fertilizantes que sí tienen un aumento interesante, los demás se mantienen constantes. Por ejemplo, el de Bienestar a niños y niñas hijos de madres trabajadoras, que antes era las estancias infantiles no tienen ningún tipo de aumento sustancial y de hecho cuando empieza esta administración en el presupuesto de 2019 surgen de un recorte, en comparación con lo que se había presupuestado en 2018”.
De acuerdo con la respuesta a una solicitud de información, el programa, que llegó a sustituir al de las estancias infantiles, en 2018, cuando aún tenía ese nombre y bajo el anterior gobierno de Enrique Peña Nieto tenía un presupuesto de 3 mil 758 millones 219 mil 508 pesos, para 313 mil 482 beneficiarios.
Al cambiar de nombre a Programa para el Bienestar de Niños y Niñas, hijos de madres trabajadoras, en 2019 tuvo un presupuesto de 2 mil 041 millones 498 mil 763 pesos, para 149 mil 314 personas. Es un presupuesto que ha tenido altibajos, pues en 2020 volvió a bajar, al tener mil 864 millones 713 mil 568 pesos, aunque con más beneficiarios, 252 mil 219. El año pasado subió a 2 mil 487 millones 399 mil 947 pesos, con 321 mil 244 beneficiarios. Este año aumentó de nuevo, al alcanzar los 2 mil 785 millones 257 mil 902 y para el 2023 el presupuesto propuesto es de 2 mil 926 millones 487 mil 872 pesos.
“A partir de 2019 se convierte en el de Bienestar de Niñas y Niños hijos de Madres Trabajadoras y tiene un recorte como del 50 por ciento y lo más relevante es que cambiaron las reglas de operación. Antes era un subsidio directo a la estancia infantil y a partir de 2019 se transforma a un programa de transferencias no condicionadas y abres el debate de si realmente estás atendiendo el objetivo del programa, que para estancias infantiles era incorporar a más madres de niños en edad de preescolar al mercado laboral formal”.
—¿Entregar sin intermediarios es benéfico?
—Hablando específicamente del de estancias infantiles, de acuerdo con el Coneval este no sólo cumplía con su objetivo, que era permitir a las madres trabajadoras tener un trabajo, sino con otros secundarios ni siquiera contemplados en el programa, como es el desarrollo a temprana edad porque los niños que iban a este tipo de estancias, no solo era dejarlos encargados, sino que hacían actividades que les permitían tener un buen desarrollo y algunos de los servicios que daban eran de alimentación, era nutritiva y beneficiosa para quienes asistían.
“Esa valoración que se podía hacer con las antiguas reglas de operación se pierde al cambiar la lógica a transferencias monetarias no condicionadas en las que no puedes evaluar eso. Sí existían ciertos beneficios medibles y comprobables y ahora no se pueden medir”, criticó Guzmán.
¿Y la evaluación?
La falta de evaluación es otro de los aspectos cuestionables de los programas en lo que coinciden los expertos.
“Estamos viendo que no están resolviendo ningún problema porque el propio Coneval ha reiterado que no son programas bien diseñados, están mal diseñados, no tienen forma de evaluarse y por lo tanto no sabemos qué está sucediendo en esos programas”, dijo Cárdenas, quien es economista por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Por su parte, Macías consideró que además de no evaluar los programas, adicionalmente cayó la pandemia y una parte de la población cayó en la pobreza y eso no se ha medido.
“Cómo sabemos a quién se los dieron y cuáles son los efectos diferenciados por regiones, si sí está saliendo la gente de la pobreza, en qué se han usado los recursos. Antes teníamos el programa Oportunidades Prospera, el nombre que le quieras poner, dirigido a dar la transferencia a las mujeres y eso tenía una razón: gastamos mejor y ponemos adelante el bienestar de la familia".
“Esos efectos no se están midiendo, qué está pasando con las transferencias directas a los hombres o incluso a los jóvenes con las becas, en qué se lo están gastando, si están saliendo de la pobreza no lo sabemos. Eso es un tema de debate porque los defensores dicen pues que se lo gasten en lo que quieran, pero esto realmente es válido o se debería tener un fin como para gastarse y así a lo mejor medirse este impacto”.
“Pero si el objetivo es reducir la pobreza, sí hay cosas en las que se debe gastar y no en cigarros, refrescos y alcohol. Ocupa ese dinero para tu transporte, para que puedas ir a la escuela que está a dos horas de tu pueblo. Es una entrega de dinero, pero sin medir sus efectos”.
Sin pespectiva de género
También puso el acento en la falta de perspectiva de género del programa de pensión de adultos mayores.
“Dicen que sí tiene porque la mitad son hombres y la otra mujeres. Claro, es la estructura poblacional y los adultos mayores son mitad, pero eso no quiere decir que disminuya la desigualdad entre ambos y las mujeres seguramente no se podían incorporar al mercado laboral por distintas razones. Por cuidar a los hijos o a los papás o simplemente no encontraban trabajo y eso se va acarreando, mientras que hay hombres que seguramente reciben doble pensión", lamentó.
“No se están atendiendo las diferencias estructurales entre hombres y mujeres por más que digan que la mitad va para unos y la otra para otros. Asimismo, con Jóvenes construyendo el futuro, sí damos dinero para becarios, pero no consideran que las mujeres a esa edad ya están embarazadas, tienen un niño y se dedican al hogar, lo dejan y se van a trabajar; esas condiciones no se atienden”.
No hay mayor redistribución
En términos de redistribución de los recursos no ha habido una diferencia. "El porcentaje de los subsidios respecto al gasto programable era el 16 % y se bajó ligeramente en 2019 en 2020 a 15.2, mientras que en 2021 disminuyó a 14 % y ahorita se ha recuperado a 15 % y pico", explicó Cárdenas
El gasto en general que incluye a los programas no es mayor ahora a lo que era anteriormente y la razón es que lo que se ha aumentado es la cuestión de las pensiones y el gasto en el sector energético, donde el subsidio a las gasolinas es de 200 mil millones de pesos.
“Para darte una idea, los subsidios de las pensiones para adultos mayores son 335 mil millones, pero el gasto en salud es alrededor de los 209 mil millones para 2023”, comparó Cárdenas.
“Los subsidios que se están dando a la gasolina son el equivalente al gasto para salud de todo el país, es de ese tamaño de lo que estamos viendo. En el caso de estos subsidios de la Secretaría del Bienestar donde se incluyen las pensiones para adultos mayores, las no contributivas, son 408 mil millones de pesos para 2023, que es un aumento significativo de 32 por ciento en términos reales, pero si uno quita la parte de las pensiones lo que resta es bastante menos”.
Por su parte, Macías comentó que el hecho de priorizar los presupuestos a estos programas deja menos recursos para otros temas como la educación, la salud y la infraestructura. A esto se suman muchos gastos ineludibles de hace muchos años, como son las pensiones del IMSS y el ISSSTE, el costo de la deuda, lo que se transfiere a estados y municipios.
“Quitas esos gastos que le llamamos ineludibles y luego priorizan estos programas de bienestar, pues te quedan menos espacio para poder hacer mejor política, innovar sobre todo en salud donde vemos que no podemos lograr ese sistema universal por nada del mundo”.
Conclusiones
Para Katia Guzmán la principal crítica es que los programas universales, los subsidios a combustibles o pensiones a adultos mayores son “una muy mala forma” de administrar los recursos que son escasos, y se requiere que se ponga el foco y la política pública en una arquitectura que beneficie a las personas que más lo necesitan, en los hogares más vulnerables.
Cárdenas defendió que la gente mayor tenga su pensión, pero considera que no debería ser a costa de lo que deberían recibir los niños chiquitos porque eso se traduce en un efecto negativo.
“Los primeros tres años son los más importantes para predecir el futuro de los niños. Si ahí se descuida, lo que queda para adelante es tremendo. Se refleja en la falta de vacunas y esto va a tener repercusiones a mediano y largo plazo. La política social tiene un sesgo electoral que está siendo drenada, incluyendo la educación y la salud por el énfasis en energía y proyectos emblemáticos que sabemos no van a tener una regalía social”.
Macías por su parte sumó el sesgo electoral de los programas, en especial el de los adultos mayores.
“Ahora sí que casualmente a 2 años de que venga la elección presidencial pues se les aumenta más, sobre todo a los adultos mayores que está claro que son gente que vota por el presidente López obrador o sus proyectos”, concluyó.