Por muchos años las groserías o también conocidas como “palabrotas” fueron mal vistas por la sociedad por ser consideradas de mal gusto y mala educación, sin embargo, en la actualidad ya están más normalizadas que nunca.
Incluso, las groserías y malas palabras significaban hasta hace poco un signo de agresión, dominio débil del lenguaje o poca inteligencia, pero a pesar de ello, para muchos significa un desahogo, un estilo de vida o para otras, de repente hacen uso de ellas porque el contexto lo requiere.
Sin embargo, ahora estudios revelan que el hablar con groserías o con malas palabras tiene sus beneficios y aquí te los décimos para que si en alguna ocasión se te llega a salir una ya no te sientas tan mal o te dé pena.
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¿QUÉ BENEFICIOS TIENE EL HABLAR CON GROSERÍAS O "PALABROTAS"?
Un estudio publicado en la revista científica Lingua, sugiere que las groserías pueden estar ubicadas en partes del cerebro diferentes a otras regiones del habla.
Específicamente, podría activar partes del "sistema límbico" (incluidos los ganglios basales y la amígdala).
Estas estructuras profundas están involucradas en aspectos del procesamiento de la memoria y las emociones, que son instintivos y difíciles de inhibir.
Lo anterior, podría explicar por qué las groserías pueden permanecer intactas en personas que han sufrido daño cerebral y tienen dificultades para hablar como resultado.
- Efectos Cognitivos: Los experimentos de laboratorio también muestran efectos cognitivos, esto, en el contexto de que las groserías llaman más la atención y se recuerdan mejor que otros vocablos. Pero, también interfieren con el procesamiento cognitivo de otras palabras/estímulos, por lo que parece que las palabrotas a veces también pueden interferir con el pensamiento.
- Tolerancia al dolor: Los estudios también mencionan que vocalizar una grosería conduce a una mayor tolerancia al dolor y un mayor umbral del dolor en comparación con las palabras neutras.
- Fuerza física: Otros estudios han encontrado una mayor fuerza física en las personas después de maldecir.
- Manejarnos de mejor forma: Las groserías pueden incluso ayudarnos a manejar nuestras identidades y mostrar intimidad y confianza, además de aumentar la atención y el dominio sobre otras personas.
ENTONCES, ¿ES “MALO” DECIR GROSERÍAS O NO?
Una explicación es que el uso del castigo para evitar que se sigan diciendo groserías, generalmente ocurre durante la infancia, porque durante ese periodo se puede establecer una conexión visceral entre el uso del lenguaje y la respuesta emocional.
De acuerdo con otra investigación, el decir groserías a veces puede ayudar a las personas a vincularse entre sí.
Por lo que, es posible que las groserías muestren un patrón de memoria similar al de la música, es decir, recordamos y nos gustan más las canciones que escuchamos durante la adolescencia.
Eso es porque, al igual que la música, maldecir posiblemente adquiera un nuevo significado en la adolescencia, por lo que se convierte en una forma importante de responder a las emociones intensas que tendemos a tener durante este tiempo y en un acto que señala la independencia de los padres y la conexión con los amigos.
Por lo tanto, las groserías y las canciones utilizadas durante la adolescencia pueden vincularse para siempre con experiencias importantes y memorables.
La investigación también examinó si existe un vínculo entre los recuerdos de maldecir y los efectos observados en los experimentos, lo que podría mostrar que las personas con recuerdos más positivos responden de manera diferente a las que tienen recuerdos negativos.
Además, las investigaciones ponen sobre la mesa si el maldecir comenzará a perder su poder si se vuelve más aceptable socialmente y, por lo tanto, se quedará sin su carácter ofensivo.