Don Javier es el responsable de que los diputados brillen... en sus autos o camionetas. Sí, es don Javier Ramos, el mismo que desde hace dos décadas aprendió de su padre el oficio de lavacoches; le enseñó aquí en el Palacio de San Lázaro. Su oficio, lejos de empobrecerlo, le enorgullece y más ahora que trabaja con la hidropulidora que la Cámara de Diputados adquirió y con la que hoy trabaja.
Tiene un par de semanas trabajando con ella; aún no la domina, reconoce. Pero confía en que pronto lo hará. "Lavo coches aquí desde 1997, toda la vida", relata a La Silla Rota. "Empezamos a lavar coches con cubeta y jerga, mi papá tenía más tiempo aquí y fue quien me trajo; con el paso de los años me recomendó para quedarme en su lugar.
La primera vez que lavó el auto de un diputado tenía 28 años. Ahora tiene 55 por eso puede afirmar que tiene toda una vida en San Lázaro, aunque no precisamente como político.
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El precio de una hidro pulidora en el mercado es de entre dos mil y tres mil pesos; y aunque este costo puede ser económico para muchos, la realidad es que para él no era costeable.
"La Cámara nos la dio y dijo que lo cuidemos. La verdad no sé cuánto cueste; nos la dieron para trabajar y la tengo que devolver al irme. Yo lo único que tengo que hacer es lavar los carros y lo que gano es para mí”.
Antes, con trapo y cubeta, lavaba en promedio 15 autos por día; con la hidro pulidora son 10, pero confía en que al dominarla por completo pueda lavar mayor número de autos y camionetas. "Estoy en eso todavía, estamos todavía acoplándonos”, dice.
En este estacionamiento hay todo tipo de autos y camionetas, desde aquellos de precio y marca promedio hasta camionetas cuyo valor oscila entre uno y tres millones de pesos, como la de diputado petista Gerardo Fernández Noroña: una camioneta marca Volvo color gris que tuvo percance automovilístico según narro él en su cuenta de Twitter en abril.
Sin cobros excesivos
A pesar de que las y los diputados son clientes que pueden pagar más dinero por sus servicios, don Javier cobra el lavado de coche en 60 pesos y 70 por camioneta, es decir, el mismo costo que cualquier colonia. Esto incluye lavado externo y aspirado interno.
“Empiezo entre 9 y 10 de la mañana y termino a las 5 de la tarde y como el estacionamiento está techado, sinceramente me protege de la lluvia y el sol", expresa con agradecimiento.
La hidro pulidora utiliza un shampoo especial que le proporcionan en este Congreso y compra la cera por su cuenta.
-¿Qué ha aprendido usted en 20 años, después de lavar tantos coches de políticos?
-Aprende uno muchas cosas: gente buena, gente mala; de todo hay. Pero esto es lo que nos ha dado de comer y nos ha sacado adelante con los hijos.
-¿Recuerda usted alguna anécdota en particular?
-A veces cuando me pongo a platicar con los diputados algunos han sacado algún chiste, recuerda con una sonrisa. Pero también cambiaron muchas cosas con la pandemia porque no tuve trabajo, no todos los diputados vinieron porque trabajaron a distancia y tuve que buscar otras opciones. Fui chofer y lo que se pudiera.
El agradecimiento
Don Javier agradece que algunos legisladores han sido amables al pagarle un aguinaldo simbólico toda vez que él no recibe este tipo de beneficios laborales porque no es un empleado formal de la Cámara de Diputados.
"Una anécdota que recuerdo mucho es que un día me dieron un buen aguinaldo porque yo no tengo esa opción; en una ocasión fue un diputado, en otro una diputada. Pero también anécdotas malas porque hay diputados a los que no les gusta cómo queda su auto o camioneta ya limpio o porque no es de su agrado. O bien, envían a su chofer a recoger el automóvil antes de tiempo porque tienen urgencia de irse o algún imprevisto y yo no he terminado el trabajo aún y tampoco me gusta entregar el automóvil con limpieza a medias”.
“Se molestan cuando no alcanzo de terminar; antes me tardaba como 20 minutos con trapo y cubeta; pero en lo que la domino la hidro pulidora me puedo tardar hasta 30 minutos. El problema es que llegan todos al mismo tiempo y te piden lavarlo; pero no puedo lavar todos al mismo tiempo, sino conforme van llegando y ahí es donde se hacen los cuellos de botella”.
Don Javier no es el único aquí; hay otra persona que desempeña el mismo oficio y suelen repartirse el trabajo en los diversos estacionamientos que hay dentro de San Lázaro para dar servicio a la mayor cantidad posible de legisladores y empleados.
“Para nosotros la época de ‘vacas flacas’ es de mayo a agosto porque hay receso en el trabajo. De septiembre a diciembre y de febrero a abril que es cuando sesionan, nos suele ir muy bien”.
"Este trabajo me ha enseñado que no tengo necesidad ni de robar ni de matar para mantener a mi familia ¡Y es un trabajo honrado, limpio!”, dice parafraseando con su propio oficio en términos de limpieza. "Aquí no hay de otra: te ganas tus pesos trabajando”.