Sandra Ávila Beltrán y Juan Diego Espinosa salían de un restaurante en la Ciudad de México cuando fueron detenidos por agentes federales; ella iba en una camioneta BMW, él intentó huir al percatarse del destino de su acompañante. Era 28 de septiembre del 2007.
No era cualquier captura, era la caída de dos piezas fundamentales del narcotráfico y el vínculo criminal entre México y Colombia, según lo presumió aquel entonces la extinta Procuraduría General de la República (PGR).
Él era apodado “El Tigre” y señalado como el segundo al mando del cártel del Norte del Valle, que opera en Colombia y que se había convertido en el principal socio del cártel de Sinaloa tras la caída de Pablo Escobar.
Ella era quien se encargaba de mantener a relación con los colombianos, era la publirrelacionista del cártel de Sinaloa y una poderosa líder en la organización, era “La Reina del Pacífico”.
Autoridades federales, en ese entonces comandadas por Felipe Calderón, señalaron a “La Reina del Pacífico” de ser sobrina de Juan José Quintero Payán, cabecilla del cártel de Juárez; y de Miguel Ángel Félix Gallardo, “El Jefe de Jefes”, líder del extinto cártel de Guadalajara.
Sus andares criminales comenzaron desde la década de 1990, tras la caída de “El Jefe de Jefes”. Se acopló con el cártel de Sinaloa, codeándose con Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”; los hermanos Beltrán Leyva; y claro con Ismael Zambada García, “El Mayo”, con quien incluso se señaló mantuvo una relación sentimental.
Casada dos veces con policías que desertaron para convertirse en narcotraficantes, Ávila Beltrán se quedó viuda en la misma cantidad de ocasiones. Ambos fueron asesinados apuñaladas, uno por la espalda, otro mientras convalecía en un hospital.
“La Reina del Pacífico” comenzó a escalar dentro del cártel de Sinaloa, convirtiéndose en el cerebro financiero de la organización y la encargada del tráfico de droga proveniente de Colombia.
La relación que mantuvo con “El Tigre” facilitó las relaciones narco entre México y Colombia, así como su ascenso criminal.
Su fama alcanzó tal nivel que los Tigres del Norte y los Tucanes de Tijuana le compusieron corridos. También inspiró el libro "Reina del Sur", que a su vez derivó en realización de la serie con el mismo nombre interpretada por Kate del Castillo.
Gusta de vestir de forma exuberante, asistente constante en fiestas, Sandra Ávila Beltrán era amante de las joyas, cuando fue detenida le decomisaron 179.
Tras su caída, el gobierno calderonista presumió como pudo su captura, unos meses atrás había comenzado apenas la llamada “Guerra contra el Narcotráfico”.
Sin embargo, como pasó el tiempo las acusaciones en su contra se fueron cayendo. En México estuvo detenida hasta 2012, cuando fue extraditada a Estados Unidos, donde la acusaron de conspirar para importar y distribuir cocaína.
Sin embargo, tras una negociación con las autoridades estadounidenses, Ávila Beltrán se declaró culpable pero de asesorar a “El Tigre” en sus negocios criminales, lo que solo le costó 70 meses de prisión.
Fue regresada a México en 2013, pues las autoridades estadounidenses le contaron a su condena los años que pasó en cárceles mexicanas.
En territorio mexicano fue señalada por lavado de dinero, sin embargo, fue absuelta luego que un tribunal consideró que ya había sido juzgada por este delito. En 2015, entonces, volvió a las calles.
Durante su tiempo en prisión, fue entrevistada por Julio Scherer para su libro “La Reina del Pacífico: es la hora de contar”, donde rechazó todos los señalamientos en su contra que en su momento hizo el gobierno mexicano.
Negó ser la gran capo del cártel de Sinaloa, así como ser sobrina de Félix Gallardo y Quintero Payán.
Por su parte, reconoció haber conocido a “El Chapo” Guzmán; a “El Mayo” Zambada; a Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”; y a los hermanos Arellano Félix.
"El gobierno me relaciona con los capos, como si fuera uno de ellos. Pero yo los conocí cuando eran personas comunes y corrientes", dijo a Scherer.
Ahora, cinco años después de su liberación, “La Reina del Pacífico” vuelve a las portadas de los diarios luego que un tribunal ordenara liberar ocho de sus cuentas bancarias.
Incluso el tribunal ordenó pagar los intereses que en estas se generaron durante todo el tiempo que estuvieron congelada, pues varias de éstas fueron retenidas desde principios de los dosmiles.
El tribunal considero que Ávila Beltrán no tiene vínculos criminales con Zambada García, el cártel de Sinaloa o cualquier otra organización del narcotráfico.