“Yo digo que sí hace falta que el gobierno apoye más este tipo de hospitales, porque, por ejemplo, en mi caso, yo no tengo la solvencia para comprar mis medicamentos y a veces no tengo ni para comer”, dice Teresa García, quien es atendida por esquizofrenia en el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.
“Ahorita que llegué dije: ‘ahora dónde voy a ir’”, comenta mientras señala la manta que cuelga en la entrada del hospital, en la que se el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud se disculpa por las deficiencias que existen en la atención, causadas por el recorte presupuestal, de personal y de insumos.
“Yo, por ejemplo, voté por López Obrador, pero no se ve que nos ayude, ahorita anda de gira, fue a una boda. Entonces yo digo que el gobierno debe de apoyar estos hospitales, porque habemos muchas personas que estamos enfermas mentalmente”, enfatiza.
La esquizofrenia llegó a la vida de Teresa desde la adolescencia, cuando le detectaron problemas psicológicos que se han agudizado con el paso de los años, incluso comenta que durante un tiempo fue atendida en la Clínica San Rafael, sobre la cual existen muchos mitos.
Desde hace dos años la atienden en este Instituto, aunque dice que fue difícil que la recibieran y que tuvo que interceder un conocido para ayudarla. Aunque comenta que el trato que recibe es bueno, señala que en esta ocasión no la querían pasar a consulta porque el doctor se tenía que ir a un evento, a pesar de que ella llegó desde las 9:00 de la mañana.
Uno de los aspectos que más le preocupa son los medicamentos, los cuales no ha podido comprar actualmente por falta de recursos, ya que no le ha ido tan bien vendiendo tacos de canasta con su suegro y en el Instituto no se los dan.
Sin embargo, dice que actualmente ha tenido cambios en su tratamiento. “Me dijeron que tenía esquizofrenia, pero me hicieron estudios y el sobre está cerrado. Me dijeron que ya no tengo esquizofrenia, me quitaron ese medicamento y duré muchos años con ese medicamento, y entonces ahorita nada más me están dando para relajar fluoxetina”, menciona, mientras sus pupilas se mueven hacia los lados más rápido de lo normal.
Aunque trata de estar tranquila durante la entrevista, las emociones de Teresa son más efusivas de lo normal, se mueve constantemente e incluso resalta que hace años tuvo dos hijos, pero tras el parto sólo le dieron uno, probablemente uno de los signos del trastorno que padece, los cuales se agudizan por la falta de medicamento.
“En el ultrasonido había dos, igual y yo mentalmente me imagino que es otro, porque había otro que es igual a mi hijo y como han estado juntos, han convivido juntos, son amigos, el otro tiene su mamá y yo tengo a mi hijo, el otro que es igualito está conmigo y el otro que es igualito está con su mamá”, relata.
Los trastornos mentales son más comunes de lo que parece, de acuerdo con datos del propio Instituto, se estima que una tercera parte de la población puede sufrir alguno de estos padecimientos a lo largo de su vida, pero sólo 19% recibe el tratamiento que requiere.
PRESUPUESTO, INSUFICIENTE PARA FUNCIONAMIENTO
La falta de recursos es uno de los factores que frena la atención, tal como se lee en la manta a la entrada del hospital. De acuerdo con datos obtenidos vía la Ley de Transparencia, el Instituto de Psiquiatría ha disminuido el número de consultas de urgencias durante los últimos 12 años, las cuales pasaron de 8 mil 259 en 2006 a 7 mil 827 en 2018, aunque el año en el que realizó menos fue 2015, cuando la cifra cayó hasta 7 mil 330.
En las consultas de especialidades el instituto ha logrado mantenerse a pesar de los problemas de recursos, ya que pasó de 97 mil 240 en 2006 a 97 mil 284. De nuevo 2015 fue una fecha con menos consultas, ya que se llevaron a cabo 2 mil menos, con una cifra de 95 mil 434.
Respecto al presupuesto, destaca que el Instituto tiene un gasto de operación mayor a los recursos que recibe en algunos años, como en 2018, cuando le otorgaron 403 millones 810 mil 658 pesos y el monto ejercido fue de 403 millones 919 mil 296, lo que muestra que necesitó tomar recursos de este año para acabar ese periodo.
En otros años, como en 2017, logró mantenerse dentro de su presupuesto asignado, que fue de 398 millones 892 mil 17 pesos, mientras que ejerció 382 millones, 535 mil 836. Cabe resaltar que el año pasado el Instituto tuvo una alta carga de pacientes, lo que muestra que con los recursos que le otorgan no es suficiente para atender a una mayor cantidad de personas.
Hasta abril de 2019 el Instituto había ejercido 109 millones 516 mil 193 pesos de los 411 millones 553 mil 147 pesos que le dieron en el Presupuesto de Egresos de la Federación para este año, es decir, casi la mitad de sus recursos en sólo cuatro meses.
Hace algunas semanas, cuando la Secretaría de Hacienda congeló 2 mil 400 millones de pesos a los Institutos Nacionales de Salud, el de Psiquiatría indicó que tenía un déficit inicial de 3 millones 097 mil 392 pesos y que en total los recursos que le habían congelado ascendían a 10 millones 139 mil 235 pesos.
En un documento sobre los problemas que enfrenta mencionó la falta de recursos para contratar servicios subrogados como el de comedor para pacientes, y que no podía contratar anestesiólogos, ni profesionales para aplicar terapia eléctrica. Además de que el área de nutrición fue cerrada desde hace meses.
Respecto al personal, los médicos residentes no han recibido desde hace más de un año el bono de riesgo que por ley les corresponde, ya que durante su labor pueden enfrentar situaciones complejas como agresiones de los pacientes debido a los trastornos que padecen.
"SI RECORTAN, YA NO SERÍA LA MISMA ATENCIÓN"
Catalina Jiménez acudió por segunda ocasión al Instituto de Psiquiatría, salió tranquila de su consulta, pero afirma que hace algún tiempo no se encontraba así, ya que sufrió un episodio fuerte de depresión.
Justamente este padecimiento la llevó a buscar ayuda en este hospital de alta especialidad, en donde asegura que la han atendido bien y rápido, a pesar de que tiene poco tiempo yendo a consulta.
Sin embargo, señala su preocupación por la falta de recursos que se menciona en la manta de la entrada o que incluso la situación pueda ser mayor, porque “si recortan personal o algo así ya no sería la misma atención, a lo mejor se tardarían más las citas”.
Comenta que las enfermedades mentales continúan siendo estigmatizadas y que falta mayor apoyo para diagnosticarlas y tratarlas, lo cual atribuye en parte a la población y también a las autoridades.
“Veo que todas las personas en algún momento sufren algún trastorno o tienen la necesidad de atención, pero la mayoría de las veces las personas como que se rehúsan a venir aquí a los hospitales, sobre todo porque es psiquiátrico, muchas veces pienso que es porque no quieren venir”, lamenta.
MJP