A José Narro le comparaban con Bernie Sanders, un carismático político estadounidense, cuando le insinuaban que podría ser el candidato del PRI a la Presidencia de la República en 2018. Sonreía. Siempre se dijo que una mano poderosa movía la especie para jugar con el tapadismo, la muy mexicana tradición de ocultar al candidato con una capucha.
En esta ocasión, José Narro Robles, en entrevista con LA SILLA ROTA, asegura que nadie lo empuja para intentar ser presidente nacional del PRI, que a sus 90 años pasa por la peor crisis de su historia. “No soy el candidato de Peña… ni de López Obrador”, acota.
En las últimas semanas el exsecretario de Salud en el gobierno de Enrique Peña Nieto recibió el señalamiento del presidente Andrés Manuel López Obrador de alguna responsabilidad en el tema de la corrupción en el sector salud. “Se usaron adjetivos: cómplice, omiso… y yo digo: ni cómplice ni omiso”, revira.
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Y anticipa que de llegar a presidir al tricolor será opositor que sabrá decirle “así no” al presidente López Obrador. “No me tiembla la mano ni las rodillas”, asegura José Narro, un tiburón con muchas cicatrices que deja el océano de la política en México, lo que él llama eufemísticamente “hoja de vida” que pone al servicio de su partido.
Según su relato, el primero de marzo dio a conocer su decisión de separarse de la UNAM, donde estaba a punto de ser reconocido como maestro emérito, con la idea de competir por la presidencia nacional del PRI.
- Es un momento muy lastimoso para el PRI, en el 2000 tenían la mayoría de gobernadores y nutridas bancadas en el Congreso… ¿cómo se atreve a tomar ese timón?
En parte es la motivación. El PRI tuvo un descalabro muy serio, muy fuerte en el proceso electoral del 2018, se perdió la Presidencia de la Republica y hubo resultados modestos en el Congreso. Yo creo que es un momento clave para el partido y este proceso de elección de la dirigencia es fundamental.
Por un lado, para corregir errores que se hubieran cometido. Para configurar desde el PRI una oposición madura, franca, honesta y clara, muy responsable. Y preparar al PRI hacia adelante porque es un partido que ha estado presente nueve décadas en la vida del país, con propuestas de cambio, creación de instituciones. El PRI tiene un lugar en la política nacional. Y recuperar la confianza ciudadana.
- ¿Cómo recuperar la confianza? No se les cree a los políticos, ¿por qué creer a José Narro?
El tema de la credibilidad en partidos y políticos no sólo es en México. Pasó en Chile, Brasil, Argentina, Francia, Inglaterra. Los problemas de democracia se tienen que corregir con más democracia, es casi un lugar común. Y tenemos que profundizar las vías democráticas, no sólo las jornadas electorales.
Por eso me interesa: tenemos que mandar un mensaje a los jóvenes de que la política es una actividad digna y puede ser vista como una actividad superior del ser humano; que la política es la forma de atender y resolver diferencias, y plantear un régimen de libertades. La vía democrática reclama demócratas.
¿Por qué creerme a mí? Pido que se valore la hoja de vida que estoy poniendo al servicio del PRI, donde se me puede juzgar por los resultados alcanzados, por las valoraciones de lo realizado, y por algo que me parece esencial: tenemos que recuperar la confianza con base en la congruencia, es decir, tiene que haber congruencia entre lo que se piensa, se dice y se hace. Congruencia en el actuar, no es un asunto de lecciones de ética o de moral. No.
- ¿Cómo cambiar el discurso? Cuando llega Peña Nieto al gobierno llegaron también muchos gobernadores jóvenes, pero fueron un fracaso rotundo…
No le voy a entrar al reto que me plantea. La palabra sigue siendo congruencia, no un asunto de generaciones ni de edades. Ni de ideologías. Es de congruencia. Insisto, si nosotros ponemos por delante valores cívicos esenciales, en mi código ético y la honestidad está hasta arriba, no tenemos sólo que parecer, tenemos que ser honestos. Y en esto no hay medias tintas. No se puede decir que “alguien es medio honesto”. No se puede decir que a alguien le falta poquito para serlo.
En mis códigos pongo la lealtad, la institucionalidad, la solidaridad, el trabajo, el compromiso con la gente. A mí me inspira y me sigue inspirando Luis Donaldo Colosio. Recordamos este 23 de marzo un hecho doloroso que cambió a la vida del país, el asesinato de Luis Donaldo Colosio. Lo invoco por su pensamiento social, por su compromiso con la gente, por su lucha para tratar de democratizar al PRI, pero lo hizo como legislador, secretario de Desarrollo Social, como presidente del partido. Su lucha contra la pobreza, la inseguridad, la corrupción, la violencia, o algunos otros que me pegan en lo personal y me llegan, como la educación.
- ¿Sería necesario cambiar de nombre al PRI?
Es un tema que debe ser discutido, sí. Pero que no es la solución a los problemas, ojalá el solo cambio de nombre, de lema, de colores fuera suficiente para hacer una transformación del partido.
- ¿Fue una decisión personal o alguien lo conminó a buscar la presidencia del PRI?
Soy transparente. La decisión es absolutamente personal. Tuve la oportunidad de que se acercaran conmigo distintas personalidades para hacerme la consideración, no invitación, de participar. Uno tiene que preguntarse si quiere, si puede, si tiene algo qué ofrecer a esa causa y si uno valora que puede tener simpatías o apoyos para ello. Sí quiero; sí estoy en condiciones personales, de salud, familiares; sí creo que puedo ofrecer mi hoja de servicios, de vida, mi trabajo, mi capacidad para escuchar y procesar las diferencias y tratar de convocar a los distintos. Y sí creo que puedo tener las simpatías de integrantes de mi partido…
- ¿No es el candidato del ex presidente Enrique Peña Nieto?
No he sido, no soy el candidato del presidente Peña, como tampoco lo soy del presidente López Obrador…
- Ya por ahí el presidente López Obrador le dio unos llegues…
Bueno, bueno… esto. Pero no soy el candidato de Enrique Peña Nieto; no soy el candidato de López Obrador.
- ¿Ni de Manlio Fabio Beltrones?
Yo creo que tengo amigos, Manlio Fabio Beltrones es un amigo, es una gente a quien yo conozco desde hace muchos años y me gustaría ser el candidato de los priistas cuando esto ya sea.
- ¿Qué opinión tiene de sus adversarios?, le menciono dos que creo son serios, Ivonne Ortega y Alejandro Moreno…
De ellos dos y de otros que a mí me parece que también son serios, pero de todos ellos… en particular Ivonne Ortega y de Alejandro Moreno, yo respeto a los compañeros que tienen una aspiración, legítima. Los conozco, los he tratado en distintos momentos. Como rector de la UNAM coincidí con la gobernadora de Yucatán y me parece una persona estupenda que tiene una hoja de servicios y presencia en el partido. Es el caso del gobernador Moreno. Creo que parte de lo que tenemos que hacer es tener un comportamiento. Ellos tienen todo mi respeto, como el caso de la compañera Lorena Piñón (la más joven), de José Ramón Martell, de Ulises Ruiz...
- ¿Ulises Ruiz es serio?
A veces bromea, sí es cierto… pero tengo una buena relación con todos.
- ¿Qué tipo de oposición piensa ser? López Obrador avasalla, tiene todo…
Lo que resulta muy claro es que el presidente de México llega a la Presidencia con un apoyo mayoritario de la sociedad, 53% de los votos, 30 millones de votos, y hay un reconocimiento a la lucha, a la constancia, a muchos asuntos que ha manejado el presidente. Esto se va a seguir dando en función de la sociedad, no es sólo de la voluntad del presidente, antes del candidato. Es un asunto de respuesta de la sociedad. Y lo que tiene que haber como parte de la normalidad democrática es que la oposición haga su trabajo. ¿Cuál es ese trabajo? Ser oposición no es negarse a todo. Implica decir sí, cuando haya asuntos y temas por los que conviene luchar. Eso pienso, no sólo cuando no somos gobierno. Pero también hay que saber decir no cuando a juicio de quienes puedan decirlo, en este caso del partido, decir no, así no.
- ¿Y va a poder hacerlo, doctor Narro, decirle al presidente “así no”?
Si yo fuera el presidente del PRI y me encontrara con un asunto en donde con el apoyo y respaldo de quienes tienen que intervenir en asuntos sensibles y delicados, no tendría ningún empacho para poder señalar: no, así no.
- ¿No le va a temblar la mano para decirle “no” al presidente López Obrador?
Pues es que no me tiembla la mano. Puedo extenderla y se va a ver que no, que no me tiembla la mano ni las rodillas por una razón: porque lo que uno tiene que ser es responder de conformidad con la ideología que uno defiende, con los principios que uno tiene y defiende, con los principios del partido y, por encima de todo eso, el interés nacional. Qué le conviene a México hacia el futuro.
- Hace unas semanas el presidente López Obrador lo señaló en huachicoleo, que usa el presidente de manera genérica para denominar corrupción, y le dio un recargón al doctor Narro diciendo que ahí había algo, ¿no se sintió abollado?
No, abollado no, a estas alturas no, abollado no. Sí mencionado, señalado porque se usaron adjetivos: cómplice, omiso… y yo digo: ni cómplice ni omiso. Toda mi vida he estado en contra de la corrupción. No es un tema de hoy, desafortunadamente ha estado presente en la sociedad mexicana desde hace muchísimo tiempo y no voy a entrar a la discusión del tema. Pero a mi entender, en lo público y en lo privado, no puede permitirse. Como secretario de Salud mi comportamiento fue tratando de cumplir con mi responsabilidad y no ser partícipe de ninguna manera de una acción indebida. Este es un asunto que ya quedó ahí.
- Además, entiendo que ninguna autoridad se le ha acercado para pedirle cuentas…
No, yo incluso dije que estoy a disposición para las aclaraciones que se tengan que hacer y también, con la conciencia tranquila de saber que se pudieron haber dejado de hacer algunas coas, pero no fue ni intencional ni fue un acto de omisión. Y en materia de medicamentos no le tocaba al secretario de Salud comprar medicamentos. Sólo recibí una instrucción para comprar medicamentos, una, de parte de mi esposa…
- Y esas se tienen que acatar…
Sí, por supuesto que sí. Ahí sí no hubo de otra. De ninguna otra persona nunca y no lo hubiera aceptado.
- ¿No será que no le cae bien al presidente López Obrador?
No lo creo…
- Es que una vez le dijo que usted había pasado de rector de la UNAM a matraquero del PRI…
Me acuerdo muy bien, pero pues…
- Fue rudito…
Pues claro, usted cree que. Y sin embargo, lo tomé como parte de la contienda electoral que estaba por darse todavía, aún no arrancaba, aunque ya algunos andaban en campaña. Yo no respondí.
- A lo mejor le tiene un poquito de miedo, ¿no?
No, tampoco, a estas edades uno ya no se asusta con fantasmas, y lo digo por mí, pero estoy seguro que también lo puedo decir por muchos otros.
- Y quien le dicte los santos oleos al PRI…
Está equivocado y lo veremos, sin duda, en los próximos meses y años. El PRI tiene capacidad para transformarse.
Narro Robles se ha despojado de la corbata. Trae una con un Puma, el símbolo de la Universidad Nacional. Jóvenes le piden tomarse una foto con él. Y ahí va, el Bernie Sanders mexicano.
mlmt