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Ejército dejó que “El Chapo” y “El Viceroy” hicieran su guerra; EU los armó

Cables de WikiLeaks evidencian la complicidad del gobierno mexicano y estadunidense en la eterna guerra entre el cártel de Sinaloa y cártel de Juárez

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Escrito en NACIÓN el

La masacre contra la familia LeBarón en los límites de Sonora y Chihuahua son, según versiones del gobierno federal, hechos violentos derivados de una disputa entre cárteles del narcotráfico.

Se trata no de cualquier disputa, sino de una guerra que lleva más de una década dejando miles de muertos: el cártel de Sinaloa y el cártel de Juárez, en un principio encabezados por Joaquín “El Chapo” Guzmán y Vicente Carrillo Fuentes, “El Viceroy”, respectivamente.

Sin embargo, este conflicto fue solapado por el gobierno federal e incluso incentivado por autoridades estadounidenses, así lo refieren cables de la Embajada norteamericana en México dados a conocer por WikiLeaks.

A principios de 2009, el Consulado de Estados Unidos en Ciudad Juárez, Chihuahua, en el cable “09CIUDADJUAREZ22”, describe como dicha ciudad fronteriza estaba convertido en un campo de guerra, la mayoría de los delitos de alto impacto habían aumentado y la gente evitaba salir de su casa en altas horas de la noche.

“Los residentes de Ciudad Juárez han tratado de limitar su exposición potencial a esta violencia mediante el ‘auto-toque de queda’, limitando sus actividades al aire libre por la noche y su visita a restaurantes, bares y discotecas”.

Lo alarmante, sin embargo, refiere el cable es que pese a la enorme presencia de fuerzas federales éstos evitan intervenir en la guerra entre ambos cárteles de la droga, teniendo incluso un bando.

“Con gran fanfarria, 2 mil 500 elementos de las Fuerzas Federales volaron a Ciudad Juárez con la promesa de terminar con el derramamiento de sangre […] (sin embargo) el Ejército se siente cómodo dejando que los carteles de Sinaloa y Juárez disminuyan la fuerza del otro mientras luchan por el control de la ‘plaza’, con la teoría de que al ejército le gustaría ver ganar al cártel de Sinaloa”.

Es decir, el Ejército no solo era indiferente a la guerra entre el cártel de Juárez y el cártel de Sinaloa, sino que quería ver ganar a los últimos, según refiere el consulado.

Las quejas a las fuerzas federales también alcanzan a la Policía Federal, a la que también acusaron de indiferencia en medio de dicha guerra entre cárteles.  

“En teoría, la Policía Federal mexicana debería tomar la iniciativa aquí en perseguir a los carteles, y así crear un entorno de seguridad en el que la ciudad podría trabajar para prevenir otras formas de criminalidad, y en el que el gobierno estatal podría investigar y enjuiciar aquellos crímenes cometidos fuera de la estructura del crimen organizado.”

La idea de dejarlos hacer su guerra con la idea de que solo se matan entre ellos es descartada por el consulado, pues con la urgencia de financiar su guerra ambos cárteles habían ampliado sus actividades criminales.

“El hecho de que los carteles se estén diversificando en el crimen organizado, el secuestro, el incendio premeditado y el robo de automóviles parece no solo reflejar su deseo de intimidar a sus enemigos, sino también la necesidad de cumplir con la nómina y otros gastos continuos ante un entorno de contrabando más difícil”.

A la indiferencia de las autoridades federales, se sumó la incentiva del gobierno estadounidense en uno de los operativos más polémicos de la historia reciente en el combate al crimen organizado.

Se trata de la llamada “Operación Rápido y Furioso”, cuando en 2009 la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés) permitió que 2 mil 500 armas fueran compradas ilegalmente y transportadas a México.

El objetivo de la operación era rastrearlas y darles seguimiento, esperando identificar a los responsables del tráfico de armas que posteriormente van a dar a manos de narcotraficantes, sin embargo, dicho rastro fue “perdido”.

El caso se dio a conocer tanto por cables de WikiLeaks como por indagatorias del Departamento de Justicia y del Congreso estadounidense.

La mayoría de estar armas terminaron a menos del cártel de Sinaloa, pues ese era el objetivo del gobierno de Estados Unidos, principalmente Guzmán Loera, en ese entonces el narcotraficante más buscado del mundo.

El poderío armamentístico que dejó la “Operación Rápido y Furioso” al cártel de Sinaloa fue tal que un documento del Congreso estadounidense, derivado de la investigación en contra del entonces procurador norteamericano Eric Holder por el operativo fallido, le da la “victoria” en esta guerra.

La batalla, en efecto, estaba del lado del cártel de Sinaloa, sin embargo, esta nunca acabó y continúa pese a que sus dos principales protagonistas estén neutralizados. “El Chapo” está actualmente encarcelado en Estados Unidos con cadena perpetua, mientras que “El Viceroy” se encuentra detenido en una cárcel mexicana en Coahuila.

Actualmente en Chihuahua y Sonora operan, según la Fiscalía General de la República (FGR), tres cárteles y nueve células criminales.

El cártel de Sinaloa con sus bandas delictivas: “Gente Nueva”, “Los Cabrera”, “Los Artistas Asesinos”, “Los Mexicles”, “Los Salazar” y “Los Memos; el cártel de Juárez con “La Línea” y “Los Aztecas”; y el cártel de los Beltrán Leyva con la banda de “El 2 mil”.

A todo esto, ¿cómo nació la guerra entre el cártel de Juárez y el cártel de Sinaloa si en un principio eran aliados? Durante el juicio contra “El Chapo” en Estados Unidos se evidenció, a través de diversos testigos, el inicio de esta rivalidad.

Tras la repentina muerte de Amado Carrillo Fuentes, "El Señor de los Cielos", en 1997, el cártel de Juárez mantuvo el poderío criminal que éste les había dejado bajo las ordenes de su hermano, Vicente Carrillo Fuentes.

Al fugarse del penal de Puente Grande, en 2001, Joaquín Guzmán Loera inició un ambicioso proyecto criminal, el cual llamó como "La Federación".

Varios grupos criminales se reunieron para trabajar en equipo. Esta "Federación" fue conformada por "El Chapo", Ismael "El Mayo" ZambadaJuan José "El Azul" Esparragoza, Ignacio "Nacho" Coronel, los hermanos Beltrán Leyva y los Carrillo Fuentes.

"El Viceroy" fue quien acordó la alianza con "El Chapo", sin embargo, la camaradería nunca terminó por cuajarse y fue Guzmán Loera quien lo dejó claro. En septiembre del 2004, al salir de una plaza comercial en Culiacán, Sinaloa, Rodolfo Carrillo Fuentes, hermano del "Viceroy", fue asesinado junto con su esposa.

El asesinato se dio luego de que Rodolfo dejara a Joaquín con la mano estirada en una reunión realizada por "El Mayo" donde ambas organizaciones buscaban limar asperezas. El homicidio de Carrillo Fuentes fue respaldado por Zambada García, quien concedió el "permiso", cuando Guzmán Loera buscó concretar el crimen.

El cártel de Juárez no se quedó con los brazos cruzados, tres meses después, Arturo Guzmán Loera, "El Pollo", hermano de "El Chapo", fue asesinado a balazos dentro del penal del Altiplano, en Almoloya de Juárez, Estado de México. La guerra comenzó.

Desde entonces, Chihuahua ha sido una zona de guerra y aunque la disputa parecía ser ganada por los de Sinaloa, los de Juárez continúan con vida y la violencia generada por ambas organizaciones no ha terminado.