En la caravana migrante no solo vienen hombres solos, mujeres, padres e hijos; también vienen integrantes de cuatro patas que muchos los consideran parte de la familia.
“Chepito” es un perro chihuahua que salió de Honduras desde hace 25 días. Ha caminado más de 40 kilómetros y espera poder cruzar la frontera de Estados Unidos en compañía de Gerson, su dueño.
Estadio "palillo", en la CDMX (Foto: Ilse Rodríguez)
Con sólo tres meses y medio de edad y sin vacunas, ha logrado sobrevivir gracias a las sobras de comida que recibe por parte de integrantes de la caravana. Su única pertenencia es una pechera azul con flores rosas que encontró su dueño para poderlo tener siempre cerca.
Gerson, uno de los miles de migrantes hondureños de 20 años de edad, decidió salir de su país en búsqueda de una mejor oportunidad de vida.
“En mi país está ‘perra’ la situación económica, uno no gana nada. Uno se la puede pasar trabaje y trabaje y sólo alcanza para comer frijolitos y arroz”.
“Me traje a Chepito porque dejé a mi mujer y a mi hijo de ocho meses y no quería separarme de él. De momento es el único familiar que tengo cerca y su compañía hace que la caminata ‘pal’ norte sea más llevadera. Esto ha sido duro pero tengo que agarrar valor para sacar adelante a mi familia porque somos de bajos recursos”.
Chepito se alimenta de doggy (comida para perro) que mexicanos le han regalado en su trayecto. “Es pequeño y no come mucho, además de que es fácil de transportar, cuando se cansa o le da frío, sólo lo meto a esta bolsita y lo cargo. Ha sido famoso, todo mundo lo chulea, además de que es muy friolento. Ahorita no tiene vacunas, pero personal médico ya lo revisó y está en perfectas condiciones, no tiene pulgas ni nada.”
El migrante hondureño señala que el perrito le da calor durante las noches, y no sólo a él, sino también a las otras personas con las que se hicieron amigos en el trayecto. “Se mete debajo de la ropa para estar abrigado y pues de paso también le da calor a uno”.
Migrantes descansan en el albergue instalado en el estadio "Palillo", de la CDMX (Foto: Ilse Rodríguez)
AJ