CIUDAD DE MÉXICO (La Silla Rota).- El abogado, cronista y periodista Jacobo Zabludovsky, quien falleció este jueves 2 de julio de 2015 a los 87 años de edad, fue un personaje público admirado, reconocido, multipremiado y también cuestionado.
En el plano profesional será considerado como el precursor de los telediarios en México, espacio estelar que ocupó y dirigió por décadas en la televisión mexicana, especialmente en la empresa Televisa.
En el terreno personal fue también un reconocido cronista y promotor cultural del Centro Histórico de la Ciudad de México, lugar donde consolidó tres de sus grandes gustos: el amor a su esposa Sarita y su fascinación por el tango argentino y la Fiesta Brava.
Como periodista, Jacobo Zabludovsky recorrió buena parte del mundo. Atestiguó guerras y revoluciones (narró el ingreso a La Habana de Fidel Castro) y también entrevistó a personajes históricos como Salvador Dalí, Ernesto “Che” Guevara, Gabriel García Márquez, Octavio Paz, Cantinflas, Carlos Fuentes, María Félix y a los grandes toreros de la época.
Este abogado de profesión que estudió en la antigua Escuela Nacional de Jurisprudencia solía decir que aún con su trayectoria profesional y de vida, él era un mexicano de “cuatro manzanas”, en referencia a las calles del Centro Histórico del DF, donde aprendió a caminar, donde estudió, donde se enamoró, donde trabajó y donde vivieron sus últimos recuerdos, luego de que un derrame cerebral le quitara la vida.
El comienzo.
En su columna periodística Bucareli, que publicó por años en EL UNIVERSAL, el propio Zabludovsky relató la forma en que se inició en el periodismo mexicano.
En esas páginas, recordó que sus inicios fueron en el ex tinto periódico El Nacional, donde ayudaba a unos de sus amigos de vecindad a corregir galeras y todo lo relacionado a la rotativa del diario.
Sin embargo, la pasión inicial de Jacobo fue la radio y 1946 entró a laborar en Cadena Radio Continental, como ayudante de redactor de noticieros.
En 1947 entró a la XEX-AM, como subjefe de Servicios Informativos. En 1950, al empezar la televisión en México, produjo y dirigió el primer noticiero profesional de la televisión mexicana y desde ese momento, ininterrumpidamente, dirigió y presentó noticias hasta el 30 de marzo de 2000.
Aliado del Sistema.
Al ser el principal personaje televisivo que informaba y daba noticias a toda una nación lo hizo un hombre con mucha influencia y poder en ámbito político y social, situación fuertemente criticada por periodistas de su época.
“Los mexicanos lo veían religiosamente porque era la única manera de enterarse de lo que pasaba. Por supuesto que se había creado una confianza impenetrable”, explica el periodista Raúl Trejo Delarbre.
El escritor, guionista y periodista Vicente Leñero hizo una descripción de Jacobo Zabludovsky, a quien calificó como un “empoderado líder de opinión al servicio de la empresa a la que servía, ligada esta (Televisa), indisolublemente, a la presidencia imperial de un PRI que manejaba al país como si fuera de su propiedad”.
“Aunque hoy parece olvidarlo todo nuestra sociedad sin memoria, existen testigos que conservan esa imagen de Jacobo Zabludovsky en las viejas pantallotas de sus televisores. Aparecía en medium shot con su ensayada sonrisa simpática, traje y corbata impecables y enjaretada su cabeza por un par de audífonos enormes que lo convertían en la caricatura de sí mismo. Se le tenía desconfianza y hasta temor por la manera de tergiversar los hechos haciendo creer a su audiencia que la realidad era así como él —objetivo y veraz— la transmitía a diario”, escribió Leñero cuando la Cámara de Diputados le dio la Medalla Eduardo Neri por sus 70 años de actividad periodística.
El terremoto del 85.
El 19 de septiembre de 1985 un terremoto sacudió la Ciudad de México y al ser interrumpida la señal de Televisa, por cinco horas Jacobo Zabludovsky narró está tragedia y desde su vehículo y teléfono fue describiendo para la radio lo que veía en las calles de la capital.
“En ese entonces no había celulares, por lo que sólo llegue hasta donde el auto (con teléfono) podía pasar”, explicó el comunicador, quien fue reconocido posteriormente por esa narración sentida de aquella tragedia.
Tal vez uno de los momentos más sentido fue cuando narró el derrumbe del edificio de Televisa Chapultepec, pues sabía perfectamente quiénes, por su horario de entrada, habían muerto.
“Era mi familia, perdí a 100 miembros de mi familia. No pude decir nada, sólo comencé a llorar en silencio. Después me ganó la conciencia de que tenía que seguir informando, que la gente necesitaba información”, dijo Jacobo en una entrevista.
El reloj de Catedral.
En el año 2000, cuando salió de Televisa, Jacobo Zabludovsky tuvo una nueva faceta como comunicador en la radio mexicana, espacio que se consolidó porque entrevistaba por igual a taxistas que deban reportes de tráfico, que políticos del momento y recordaba minuciosamente cada calle de su querido Centro Histórico.
Desde la radio, en Radio Centro donde un noticiero inicia con la frase “es la una en el reloj de Catedral” y que terminaba religiosamente con una canción de tango, Jacobo recobró popularidad y le dio voz a todos los personajes del momento que no dudaba en reconocer y celebrar su trayectoria, como es el caso de principal opositor del país, Andrés Manuel López Obrador.
“Yo no soy de izquierda ni de derecha, no tengo amigos por partidos políticos o por ideologías. Me llevo bien con Dios y con el diablo. Si hay cariño y confianza recíprocos, la gente lo percibe”, dijo alguna vez cuando le preguntaban de su trayectoria con Televisa.
“Muchísimo tiempo después, en marzo del año 2000, cuando se apartó o fue apartado de Televisa por Emilio Azcárraga Jean que deseaba iniciar su gestión sin ataduras, Jacobo Zabludovsky se lavó la cara, las manos, se sacudió de recuerdos y pesadillas, y reinició con extraordinaria vitalidad su camino hacia la conversión. Poco a poco, no de golpe, se transformó en el Zabludovsky el bueno”, dijo en contraposición Vicente Leñero.
Mexicano con raíces argentinas.
Cuando Jacobo cumplió 86 años de edad recibió “La Orden del Porteño", reconocimiento que otorga la Asociación Gardeliana Argentina, honrando a las personalidades que hayan destacado por su divulgación, preservación y apoyo de la cultura argentina.
Jacobo Zabludovsky fue propietario una de las colecciones más completas de Carlos Gardel; también es muy aficionado a la zarzuela, la copla española y el teatro clásico.
El propio Jacobo Zabludovsky explicó que este gusto le vino en su infancia: “cuando uno vive en vecindades los contagios son muy fáciles, y así es como llegó al tango, ya que si es un patio central y las entradas de la vivienda están alrededor de él, alguien compra un fonógrafo de cuerda, pone tangos y los oye toda la vecindad”.
“Además, en algunas vecindades cercanas vivían toreros que los domingos se vestían de luces; pasaban y uno los veía como príncipes, así se iba creando la afición a la tauromaquia”, dijo en otra entrevista.
Respecto a su gusto por el arte y el teatro, comentó que en 1943 entró a la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM, en San Ildefonso y a los 15 años de edad, “los estudiantes universitarios podíamos entrar gratis a los teatros cierto día de la semana presentando nuestra credencial. Yo aproveché esa gorra para ver todo lo que pude en los teatros de México, esas son las influencias que tengo de mi juventud”.
Los premios.
Los premios de Jacobo Zabludovsky son muchos y variados: dos premios Ondas y un premio Ondas de Oro, de Radio Barcelona; la Presea al Mérito de las Ciencias y Técnicas de la Comunicación Humana, del Instituto Mexicana de Cultura; es Comendador de la Orden de las Artes y las Letras, grado otorgado por el Ministerio de Asuntos Culturales de la República Francesa.
También obtuvo el Premio Nacional de Periodismo y de Información por su entrevista a Fidel Castro y fue distinguida su labor profesional en Estados Unidos, España y América Latina.
Jacobo Zabludovsky también recibió dos grados doctorales “honoris causa”, por la Universidad De Bar Ilan, en Israel y la Universidad Hebrea de Jerusalén.