ESTADOS UNIDOS

La epidemia de violencia política de EU tras crimen de Charlie Kirk

Analistas consultados por Politico advierten que la retórica de la división y la normalización de la violencia busca crear un mártir, lo que equivale a “verter veneno” convirtiendo el crimen de Kirk en una lucha partidista y creando un “enemigo fantasma”

Charlie Kirk antes de morir en UtahCréditos: Tomada de video
Escrito en MUNDO el

El asesinato de Charlie Kirk —activista conservador y figura prominente en círculos pro-Trump— durante un evento público en Utah el 10 de septiembre de 2025, ha desatado una alarma generalizada sobre la escalada de la violencia política en Estados Unidos. El suceso, además de sumarse a una cadena de ataques, amenazas y retórica incendiaria, pone en relieve fallas institucionales y sociales que permiten que episodios como éste no parezcan excepcionales. Las preocupaciones se centran en la polarización, la disponibilidad de armas, la radicalización individual (y digital), y la percepción de impunidad o de que ciertas expresiones extremas ya forman parte de la normalidad política.

El FBI ha reportado un incremento de 312% en amenazas violentas con motivación política entre 2016 y 2024. Aunque los incidentes han afectado a ambos bandos, los ataques mortales han sido más frecuentes contra líderes conservadores desde el asalto al Capitolio en 2021.

La periodista y excongresista Gabby Giffords —ella misma víctima de un atentado— afirma en un ensayo incluido en la revista:

“Estamos en un punto peligroso de escalada. Ambas partes políticas desean desesperadamente que esta violencia termine”.

Polarización, armas y medios

TIME también señala cómo la proliferación de armas en manos de civiles y la retórica política exacerbada, tanto desde la derecha como desde la izquierda, han contribuido a una atmósfera propensa al odio y al ataque físico.

Las redes sociales y plataformas como YouTube han sido utilizadas por figuras como Kirk para amplificar sus ideas, pero también se han convertido en espacios de incubación de resentimientos y amenazas.

El suceso, ocurrido durante un evento en la Universidad del Valle de Utah, ha llevado a periódicos como The New York Times y el diario digital The Hill, así como a expertos consultados por Politico, a advertir sobre una peligrosa espiral que amenaza la salud democrática de la nación.

El trágico asesinato de Charlie Kirk: un aliado clave de Trump

Charlie Kirk, de 31 años, era una figura carismática y joven en el movimiento conservador, muy apreciada y reconocida como un importante representante y asesor informal del presidente Trump y del vicepresidente JD Vance. Su muerte resultó particularmente impactante por las circunstancias: fue asesinado a tiros el miércoles durante un evento de debate al aire libre en el campus de la Universidad del Valle de Utah, frente a una multitud de unas 3,000 personas que presenciaron el derramamiento de sangre y huyeron para salvar sus vidas. Kirk recibió un disparo en el cuello y fue declarado muerto poco después en un hospital cercano. Este suceso, no solo fue un ataque contra una figura pública no electa, sino que sirvió como un crudo recordatorio de la permeabilidad de la violencia en espacios públicos y privados a lo largo del país.

 

 

Estados Unidos: una espiral de violencia política sin precedentes

El asesinato de Kirk se suma a una serie de actos impactantes de violencia política que han marcado a Estados Unidos, un patrón que comenzó con la insurrección en el Capitolio en 2021.

Sean Westwood, profesor asociado en el Dartmouth College, sugiere en Politico que Estados Unidos parece estar atrapado en un ciclo de violencia política. En poco más de un año, el país ha sido escenario de intentos de asesinato, algunos exitosos, contra figuras de ambos lados del espectro político, incluyendo al presidente Donald Trump, legisladores de Minnesota y sus cónyuges, y el director ejecutivo de UnitedHealth.

Estos ataques, según el columnista de The Hill, Niall Stanage, reflejan una nación más dividida que en cualquier otro momento desde el tumulto de finales de la década de 1960, cuando figuras como Martin Luther King Jr., Robert Kennedy y Malcolm X perdieron la vida.

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Clionadh Raleigh, directora ejecutiva de Armed Conflict Location and Event Data (ACLED), señala que el asesinato de Kirk marca la continuación de una tendencia hacia la violencia solitaria e individualizada, más que el surgimiento de un conflicto político organizado. Atribuye esta vulnerabilidad única de EU a una sociedad polarizada y fuertemente armada, donde la disponibilidad de armas de fuego y la prevalencia de crisis de salud mental no tratadas son factores letales.

Tyler Robinson, presunto asesino de Charlie Kirk

Voces de Alerta: Politico, NYT y The Hill subrayan el peligro

Tras el asesinato de Kirk, la preocupación en los medios y entre los expertos es palpable. The New York Times advirtió que la nación está en riesgo de sufrir una escalada de violencia política, mientras que The Hill destacó la conmoción de los líderes y las nuevas advertencias sobre el discurso acalorado.

Robert Pape, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Chicago, había advertido en un artículo de opinión para The New York Times en junio sobre el inminente peligro de una gran violencia política. Dalya Berkowitz, analista de investigación senior en Carnegie Endowment for International Peace, expresa preocupación de que podríamos estar encaminándonos hacia un ciclo de violencia de "ojo por ojo" no visto en décadas.

La peligrosa retórica de la división y la normalización de la violencia

Expertos coinciden en que la reacción de las élites políticas es crucial. Sean Westwood critica a las figuras políticas clave por hacer lo contrario de lo que se esperaría: en lugar de buscar la unidad, están creando un mártir, llamando a la lucha y acusando a medio país de ser asesinos, lo que equivale a "verter veneno en el pozo público". Subraya que el problema no es un deseo masivo de violencia (menos del 2% de los estadounidenses la apoyan), sino una percepción errónea de que los oponentes políticos apoyan el asesinato partidista, creando un "enemigo fantasma".

Erica Frantz, de la Universidad Estatal de Michigan, añade que el personalismo del partido gobernante, donde el partido sirve más para impulsar la carrera de un líder que una plataforma, es perjudicial para la democracia. Esto, a su vez, lleva a que los ciudadanos vean la violencia política como algo más justificable. Eduardo Moncada, de Barnard College, advierte sobre la normalización de la violencia: cuando las élites y los medios la tratan como un costo previsible de la política, la gente aprende a aceptarla. Cita encuestas que sugieren que aproximadamente uno de cada cinco estadounidenses considera que la violencia política podría justificarse en algunas circunstancias. La retórica que justifica estas acciones y glorifica los ataques es destructiva para la democracia y amenaza con normalizarlos.

¿Cómo Frenar la Espiral? Expertos proponen vías de acción

Ante este sombrío panorama, los expertos proponen varias vías para frenar la escalada:

  • Condena Unificada y Liderazgo Ético: El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, instó a todas las figuras políticas a decir "esto no es lo que somos" y a denunciar la violencia política de manera civilizada. Robert Pape exige que todos los líderes demócratas y republicanos del país condenen rotundamente la violencia política, no solo con comunicados de prensa, sino con acciones firmes y reiteradas. Eduardo Moncada enfatiza la necesidad de condenar la violencia sin equívocos, independientemente de las líneas partidistas, y de exigir responsabilidad a quienes utilizan retórica deshumanizante.
  • Regulación de Plataformas Digitales: Barbara Walter subraya que la mayoría de los actos de violencia política son perpetrados por individuos radicalizados en línea. Propone que los legisladores frenen los algoritmos que amplifican teorías conspirativas, desinformación y odio, debilitando así el proceso que alimenta el extremismo violento.
  • Control de Armas y Salud Mental: Clionadh Raleigh sugiere que la prevención de ataques solitarios requiere un enfoque coordinado, que incluya reducir drásticamente el acceso a armas de alta capacidad y fortalecer la capacidad de la policía y los tribunales para identificar y restringir a individuos peligrosos, además de fortalecer la inteligencia protectora en torno a figuras políticas.