En 2024, el mercado de formación dual en Alemania presentó una paradoja: había 519 mil puestos disponibles, pero solo 432 mil postulantes, según datos de la Oficina Federal de Estadística. Aunque las empresas ofrecen hasta 30 días de vacaciones, bonos especiales, subsidios de gimnasio y horarios flexibles, miles de plazas permanecen vacías.
La situación contrasta con décadas anteriores, cuando la competencia era feroz y sobraban candidatos. Hoy, el portal de las Cámaras de Industria y Comercio registra más de 170 mil vacantes, incluyendo las del ciclo formativo 2026. Sin embargo, muchas empresas prefieren reducir la oferta antes que contratar aprendices poco preparados.
¿Qué obstáculos enfrentan los jóvenes para formarse?
Uno de los principales problemas es la falta de competencias básicas. Una encuesta de la DIHK reveló que el 44 % de las empresas detecta deficiencias en el idioma alemán y casi la misma proporción en matemáticas. Además, un 56 % observa poca resiliencia y dificultades de comportamiento laboral y social.
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“Existe una falta de conocimientos elementales como fiabilidad, compromiso, lectura y aritmética”, advirtió Achim Dercks, subdirector de la DIHK. Algunas empresas han optado por ofrecer clases de apoyo en alemán y matemáticas para ayudar a los aprendices a mantenerse en el programa.
A esto se suma la alta tasa de abandono: un 30 % de los aprendices deja su formación prematuramente, la cifra más alta en tres décadas.
¿Cómo influye la demografía y la migración en la crisis?
La caída de la natalidad alemana ha reducido el número de jóvenes disponibles, mientras que el perfil de los postulantes cambia. Entre 2014 y 2024, los candidatos extranjeros casi se duplicaron, alcanzando 70 mil principalmente de Vietnam, Siria y Ucrania.
Sin embargo, según el Informe Federal de Educación, la proporción de migrantes sin calificación profesional es superior al promedio, con más hombres afectados que mujeres.
Para Elke Hannack, vicepresidenta de la Confederación Alemana de Sindicatos, la situación es preocupante: “Casi tres millones de jóvenes en Alemania carecen de formación profesional y eso los condena a empleos mal pagados y precarios”.
¿Qué soluciones proponen empresas y sindicatos?
Los sindicatos exigen mejores condiciones para atraer aprendices: mayores salarios, viviendas asequibles y programas de integración. “En las ciudades universitarias hay residencias estudiantiles, pero casi no existen opciones para quienes se forman en la vía práctica. Eso debe cambiar”, señaló Kristof Becker, dirigente juvenil del DGB.
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La economía alemana, que depende de mano de obra calificada, enfrenta así un desafío estructural: garantizar que más jóvenes ingresen y permanezcan en la formación dual, clave para sostener su competitividad.