El domingo 17 de agosto, Bolivia vivió una jornada electoral tranquila, con conteo rápido y transparente que devolvió confianza al proceso democrático. La gran sorpresa fue el triunfo en primera vuelta de Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC).
Para el sociólogo Juan Carlos Núñez, de la Fundación Jubileo, el trabajo del Tribunal Electoral fue clave: “Hubo participación en medio de desconfianza, pero el buen manejo de la jornada permitió superar temores”. Algo que también destacó la politóloga Lily Peñaranda, de la Universidad Católica Boliviana San Pablo: “En elecciones pasadas el conteo tardó semanas; esta vez se resolvió en horas y en vivo. Es un cambio positivo”. Ambos expertos coinciden en que la transparencia del proceso aleja los fantasmas de conflictos violentos como los de 2019.
El voto castigo contra la izquierda
Los resultados marcaron un antes y un después: el centrista Rodrigo Paz (PDC) y el derechista Jorge "Tuto” Quiroga (Alianza Libre) avanzaron a la segunda vuelta, mientras que el Movimiento al Socialismo (MAS) quedó en su peor crisis.
“El voto para la derecha supera el 60%, mientras que el MAS, en todas sus facciones, no llega ni al 15%”, apunta la socióloga María Teresa Zegada, del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES).
El sociólogo Núñez añade que el “masismo” está resquebrajado por divisiones internas irreconciliables, mientras que Peñaranda atribuye la caída a la crisis económica, inflación y colas para la gasolina.
La campaña de Rodrigo Paz: puerta a puerta y con discurso ciudadano
Aunque las encuestas ya anticipaban la caída de la izquierda, pocos imaginaron que Paz arrasaría en primera vuelta. El economista y político tarijeño, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, apostó por una campaña directa: recorrer barrios periféricos y áreas rurales casa por casa.
Un papel clave jugó su compañero de fórmula, el expolicía Edman Lara, popular en encuestas y conocido por denunciar corrupción en el MAS y en las fuerzas de seguridad. Para Peñaranda, su discurso de “no venderse ni callarse” conectó con un electorado desencantado.
Además, Paz logró captar el voto indeciso a último momento, especialmente de sectores populares del Altiplano y de una clase media cansada de la “guerra sucia” entre Quiroga y Samuel Doria Medina.
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Lo que viene: una segunda vuelta decisiva
El empresario Samuel Doria Medina, tercero en la contienda, ya anunció su apoyo a Paz para el balotaje del 19 de octubre, lo que podría darle una ventaja clave. Sin embargo, los analistas advierten que la campaña se calentará con rumores de un supuesto pacto con el MAS.
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Peñaranda anticipa que, gane quien gane, el próximo presidente tendrá que tomar decisiones impopulares: despidos masivos de funcionarios, cierre o privatización de empresas estatales.
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En ese escenario, Evo Morales —quien llamó al voto nulo— aún conserva fuerza política. Ese voto nulo alcanzó el 19%, frente al histórico 13%. “Eso significa que Evo tiene un 6% y sigue siendo un eslabón fuerte”, concluye la politóloga.
LSHV
