AMÉRICA LATINA

Desapariciones forzadas y guerra narco: Ecuador vive su crisis sangrienta con el Cártel de Sinaloa y CJNG

La respuesta militar del Estado ha tenido consecuencias en derechos humanos; según el último informe del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos publicado en junio de 2025, al menos 27 personas han desaparecido tras ser detenidas por militares

Desapariciones forzadas en Ecuador.Cerca de 30 desapariciones forzadas son vinculadas al esquema de seguridad militarizado del presidente de EcuadorCréditos: Generado con Inteligencia Artificial
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Ecuador atraviesa su crisis de seguridad más grave desde el retorno a la democracia, con cifras récord de homicidios, militarización del país y un incremento alarmante de desapariciones forzadas. En el centro de este conflicto están las organizaciones criminales transnacionales —con nexos directos con el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)— que han exportado al país una violencia de tipo “mexicano”, caracterizada por luchas entre bandas por el control de territorios estratégicos para el narcotráfico.

El detonante de esta espiral fue la fuga del capo José Adolfo Macías Villamar, alias “El Fito”, líder del grupo criminal “Los Choneros” y operador logístico del Cártel de Sinaloa en Ecuador, quien escapó de la Cárcel Regional de Guayaquil el 8 de enero de 2024. Tras su recaptura, fue extraditado a Estados Unidos el 20 de julio de 2025, convirtiéndose en el primer ciudadano ecuatoriano entregado a una corte extranjera tras la reforma constitucional aprobada en 2024.

Según reportó La Silla Rota, esta extradición generó un “vacío de poder” dentro de “Los Choneros”, lo que desató disputas internas y una ola de violencia que recuerda la fragmentación de cárteles en México tras la captura de capos como Joaquín “El Chapo” Guzmán. “El Fito era el nexo directo con el Cártel de Sinaloa y su caída ha dejado al país expuesto a una guerra intestina”, señaló el periodista Gerardo Balderas, especialista en crimen organizado.

Contexto: El tema de la violencia y las desapariciones en Ecuador es crucial porque marca un punto de quiebre en la historia reciente del país. Ecuador, durante muchos años, fue considerado una nación relativamente pacífica en comparación con sus vecinos Colombia y Perú, ambos con largas trayectorias de violencia ligada al narcotráfico y conflictos armados. Sin embargo, desde 2020 y de forma más aguda desde 2022, Ecuador ha entrado en una espiral de violencia sin precedentes. Aquí tienes el contexto y su importancia explicados de manera clara:

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Ecuador: el nuevo epicentro de la violencia narco

El informe del portal Insight Crime (julio 2024) ya advertía que Ecuador se estaba convirtiendo en un “hub logístico clave para las rutas de cocaína hacia Centroamérica, Norteamérica y Europa”, debido a su ubicación estratégica, sus puertos permeables y una institucionalidad debilitada. Bandas como “Los Lobos”, “Los Tiguerones” y “Las Águilas” han surgido como competidores directos de los Choneros, muchas veces con respaldo de cárteles mexicanos rivales como el CJNG.

El presidente Daniel Noboa respondió a esta situación declarando un “conflicto armado interno” en enero de 2024 y desplegando a las Fuerzas Armadas en operativos de seguridad ciudadana. Sin embargo, analistas como Fernando Carrión, urbanista y experto en seguridad de FLACSO Ecuador, han advertido que “la militarización puede contener la violencia por un tiempo, pero no resuelve las causas estructurales: corrupción, desigualdad y debilidad del sistema penal”.

Desapariciones forzadas: crímenes de Estado en aumento

La respuesta militar del Estado ha tenido consecuencias graves en derechos humanos. Según el último informe del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CPDDH), publicado en junio de 2025, al menos 27 personas han desaparecido tras ser detenidas por militares en patrullajes costeros, nueve de ellas menores de edad.

Además, la Fiscalía General del Estado ha registrado 31 desapariciones forzadas atribuibles a las Fuerzas Armadas en los últimos 18 meses del mandato de Noboa, más del doble que las reportadas entre 2020 y 2023. “Estas desapariciones no son aisladas, son parte de una política que se ampara en el discurso del ‘enemigo interno’ para justificar el uso letal de la fuerza”, declaró Fernando Bastias, abogado del CPDDH, en entrevista con el medio Plan V.

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La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) convocó una audiencia especial el 22 de julio de 2025, donde familiares de las víctimas confrontaron por primera vez al Estado ecuatoriano. En la sesión, la relatora para Ecuador, Margarette May Macaulay, expresó su “profunda preocupación por el uso excesivo de la fuerza, las detenciones arbitrarias y la falta de mecanismos de reparación efectiva”.

Evolución de la violencia: cifras que alarman

De acuerdo con datos oficiales publicados por el Ministerio del Interior y recogidos por el medio Primicias, Ecuador cerró el año 2023 con 8.004 homicidios violentos, lo que representa una tasa de 47,25 homicidios por cada 100.000 habitantes, la más alta de su historia. En el primer semestre de 2025, ya se contabilizan más de 4.200 homicidios, con promedios de un asesinato por hora.

Según el Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO), entre enero y abril de 2025 se registraron 3.094 homicidios intencionales, un aumento del 58% respecto al mismo período del año anterior. Guayas, Manabí y Los Ríos son las provincias más afectadas, con Guayaquil y Durán como los principales epicentros.

Socio Vivienda, un barrio popular del norte de Guayaquil, ha sido catalogado por el diario El Universo como una “zona de guerra”, con desplazamientos masivos y enfrentamientos armados entre bandas que buscan controlar el microtráfico y el paso de droga por el puerto marítimo.

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Narcocultura, reclutamiento y desplazamiento: la sociedad al límite

Según el informe del Internal Displacement Monitoring Centre (IDMC), Ecuador registró en 2024 más de 101,000 casos de desplazamiento interno por violencia, convirtiéndose en el tercer país más afectado de América Latina, detrás de Colombia y México. Las zonas costeras y fronterizas, como Esmeraldas y Carchi, también han sido golpeadas por la violencia narco y operaciones militares.

“El narcotráfico ha penetrado profundamente en la sociedad, no solo como una economía ilícita, sino como un modelo cultural aspiracional”, explicó Gabriela Calderón, analista del CEDLA, en entrevista con BBC Mundo. “La narrativa del narco como salvador del barrio o benefactor social está llevando a que muchos adolescentes se incorporen a bandas a cambio de protección y estatus”.

Un espejo de México, pero con matices propios

Ecuador comparte varios rasgos con México: presencia de cárteles transnacionales, fragmentación de bandas tras la captura de líderes, uso estratégico de puertos para tráfico marítimo, y una narcocultura que glorifica la violencia.

Sin embargo, como señala el portal Insight Crime, hay diferencias fundamentales: “en Ecuador, los grupos operan más como brazos logísticos de redes transnacionales y no como estructuras tan autónomas como los cárteles mexicanos. Además, el componente insurgente o paramilitar es casi inexistente”.

Como advirtió la CIDH, Ecuador enfrenta un momento decisivo: o refuerza el Estado de derecho y la justicia, o se expone a una larga noche de violencia estructural. La historia reciente de América Latina ya ha mostrado lo que ocurre cuando la respuesta al crimen es solo bala y no justicia.

¿Por qué es importante el tema?

Derechos humanos en riesgo:

Las desapariciones forzadas atribuidas al Estado —31 en los últimos 18 meses, según la Fiscalía— son una grave violación a los derechos humanos y evocan los peores episodios de represión en América Latina.

Pérdida del Estado de derecho:

La creciente dependencia de las fuerzas armadas para mantener el orden debilita las instituciones civiles y judiciales, lo cual puede erosionar la democracia.

Impacto social profundo:

La violencia y el miedo están desplazando a miles de familias, destruyendo el tejido social y generando una generación de jóvenes vulnerables al reclutamiento criminal.

Repercusiones regionales

La desestabilización de Ecuador puede tener un efecto dominó en países vecinos, afectando las rutas migratorias, el control de fronteras y la cooperación internacional en seguridad.

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