La historia comienza en una habitación del Hospital Italiano de Buenos Aires, donde dos pequeños neuquinos compartían no solo espacio, sino también destino. Felipe, de apenas un año, nació con una miocardiopatía dilatada severa. Desde mayo de 2024, su vida estuvo marcada por internaciones, cirugías y un corazón artificial que apenas lograba mantenerlo con vida. Al otro lado de la misma habitación, estaba Luca, un niño de 2 años que había sido trasplantado de hígado. Ambos vivían al límite, pero rodeados del cariño de sus familias y del personal médico.
Los días pasaban y el vínculo entre ambas madres se fortalecía. Se cuidaban, se contenían, compartían miedos y esperanzas. Era una fraternidad silenciosa en el contexto más difícil: la espera de un milagro. Hasta que el 18 de junio de 2025, ese milagro se manifestó de una forma tan dolorosa como profundamente humana.
Luca tuvo un paro cardíaco. Su cuerpo no resistió más. Su madre, en medio del dolor más desgarrador, tomó una decisión que cambiaría otra vida: donar su corazón.
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Pero no se trató de una donación tradicional. Por primera vez en Argentina, un corazón infantil fue donado tras muerte en asistolia controlada, es decir, luego de un paro cardíaco irreversible. El órgano fue evaluado rápidamente, comprobado su funcionamiento, y en una cirugía de alta precisión, trasplantado a Felipe, que lo recibió sin complicaciones graves.
Procedimiento inédito en pediatría
“Fue un procedimiento inédito. El corazón estuvo detenido por más de 30 minutos, pero se activó con éxito gracias a una técnica que se emplea en España y Australia”, explicaron desde el Hospital Italiano.
Lo que ocurrió ese día no solo salvó la vida de un niño. También unió para siempre a dos familias. El dolor de una se transformó en el alivio de otra. Y ambas lo vivieron como una experiencia de amor trascendental. “Cuando supe que era el corazón de Luca, me desarmé. Él está en Felipe”, dijo emocionada Pamela, la mamá del bebé trasplantado.
Hoy Felipe se recupera bien. Su cuerpo respondió positivamente al nuevo corazón y pronto podría ser dado de alta. En tanto, la historia de este trasplante ya comenzó a recorrer el mundo médico como un caso de estudio y esperanza.
En Argentina, la Ley Justina garantiza el consentimiento presunto para la donación en adultos, pero cuando el donante es menor, la decisión recae en los padres. Este caso abre el debate sobre la necesidad de promover nuevas prácticas de donación pediátrica, especialmente en situaciones de muerte en asistolia, una técnica que podría multiplicar las chances de salvar vidas.
Mientras tanto, en algún rincón del hospital, esas dos madres que se conocieron entre pasillos, hoy comparten abrazos y lágrimas. Porque aunque Luca ya no esté físicamente, su corazón sigue latiendo. Y con él, la certeza de que en medio de la pérdida, puede florecer la vida.
*Contenido generado con apoyo d ela inteligencia artificial