El gobierno de China anunció este martes una aportación adicional de 500 millones de dólares para los próximos cinco años a la Organización Mundial de la Salud (OMS), afectada por una grave crisis financiera ante la salida de la agencia de Estados Unidos, hasta ahora su principal contribuyente.
La decisión fue anunciada en la asamblea anual de la OMS en Ginebra por el viceprimer ministro chino Liu Guizhong, quien subrayó que China busca con esta contribución que la agencia "pueda ejercer su mandato de forma independiente, profesional y regida por principios científicos".
En el bienio 2024-2025 la contribución de Estados Unidos superó los 700 millones de dólares, más del 10 % del presupuesto general de la OMS, mientras que la de China rondó los 200 millones de dólares, según cifras de la propia organización.
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El secretario de Salud de Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr., intervino este martes por sorpresa en la asamblea anual de la OMS, para acusarla de haber fracasado en sus funciones y de haber cedido a los intereses de China.
"La OMS no solo ha cedido ante la presión política de China, sino que también ha fracasado a la hora de mantener una organización transparente y con una gestión justa", aseguró Kennedy en un mensaje por vídeo durante el plenario de la asamblea.
Aunque históricamente Estados Unidos ha aportado la mayor parte de la financiación de la organización (aproximadamente el 18 % en 2024), "otros países como China han ejercido una influencia indebida sobre su funcionamiento, de formas que favorecen sus propios intereses y no precisamente los del público global", afirmó.
La agencia sanitaria de Naciones Unidas "a menudo actúa como si hubiera olvidado que sus miembros deben rendir cuentas ante sus propios ciudadanos y no ante intereses transnacionales o corporativos", agregó el secretario de Salud.
El presidente estadounidense Donald Trump, quien ya había anunciado la retirada de su país de la OMS durante su primer mandato, firmó al comienzo del segundo, el 20 de enero, una orden para retirar a EU de la organización, aunque la salida definitiva podría tardar hasta un año en oficializarse.
China refuerza su influencia en América Latina ante políticas de Trump
China anunció una serie de medidas para fortalecer su presencia en América Latina, destacando una línea de crédito por 9,100 millones de dólares y la eliminación de visado para ciudadanos de varios países de la región, según informó el columnista Andrés Oppenheimer.
Durante la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), realizada el 3 de mayo en Beijing, el presidente Xi Jinping reafirmó el compromiso de su país con Latinoamérica al presentar un paquete que incluye inversiones en infraestructura, cooperación comercial y la exención de visas para turistas de Brasil, Argentina, Chile, Perú y Uruguay, quienes podrán permanecer hasta 30 días en territorio chino a partir del 1 de junio.
Además, China invitará anualmente a 300 políticos latinoamericanos y caribeños a visitar el país durante los próximos tres años, en lo que el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Lin Jian, denominó una “década dorada” en las relaciones entre China y América Latina.
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva expresó su respaldo a estas iniciativas durante su intervención en la CELAC, al abogar por un comercio justo y sustentado en las normas de la Organización Mundial del Comercio.
El artículo también recoge declaraciones de Ryan Berg, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington, quien señaló su preocupación por el impacto geopolítico de estas acciones, considerando que podrían representar un cambio en la percepción regional sobre los modelos de gobernanza.
Aunque China ha reducido el ritmo de crecimiento de su economía, el nuevo paquete financiero supera la mitad de lo ofrecido por el país asiático en la cumbre de la CELAC de 2015. Según el análisis de Oppenheimer, este nuevo impulso económico fortalece la imagen de China como un socio confiable para la región.
Guerra arancelaria entre EU y China
Contexto: Desde el inicio de su segundo mandato en enero de 2025, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reactivó la guerra arancelaria con China como parte de su política económica "America First". Esta estrategia buscó reducir el déficit comercial con el gigante asiático y promover la producción nacional mediante la imposición de aranceles elevados a productos chinos, especialmente en sectores como tecnología, acero, maquinaria y bienes de consumo.
En respuesta, China implementó medidas arancelarias equivalentes y presentó quejas ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), argumentando que las acciones de Washington violaban las normas del comercio internacional y podrían desencadenar una recesión global . Además, Pekín tomó represalias contra empresas estadounidenses, como Google y Apple, en un intento por presionar a la administración Trump .
A pesar de las tensiones, ambos países iniciaron negociaciones en Ginebra en mayo de 2025, donde se discutió la posibilidad de reducir los aranceles. Trump propuso disminuir los aranceles del 145% al 80% para las importaciones chinas, mientras que China expresó su disposición a abrir su mercado a productos estadounidenses . Estas conversaciones fueron calificadas por Trump como un "reinicio total" de las relaciones comerciales entre ambas naciones .
Sin embargo, expertos señalaron que estas reducciones eran principalmente simbólicas y que los aranceles continuaban teniendo un impacto significativo en el comercio bilateral. La directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, describió las discusiones como "un paso positivo y constructivo hacia la reducción de la escalada", aunque advirtió sobre las posibles consecuencias de un "desacoplamiento" entre ambas economías .
En este contexto, la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China durante el segundo mandato de Trump ha generado incertidumbre en los mercados internacionales y ha afectado a diversas industrias.
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