El féretro abierto del papa Francisco, llevado en procesión a hombros por los "sediarios" pontificios y escoltado por la Guardia Suiza, llegó a la basílica de San Pedro y fue colocado ante el Altar de la Confesión antes de que los fieles puedan darle el último adiós.
La ceremonia del traslado del féretro del papa Francisco, que falleció este lunes a los 88 años, de la capilla de Santa Marta, comenzó a las 9:00 hora local desde la que fue su residencia, a la basílica de San Pedro.
La procesión recorrió la plaza de Santa Marta y la plaza de los Protomartires Romanos y atravesó el Arco de las Campanas hasta salir a la plaza de San Pedro y entró en la Basílica Vaticana por la puerta central. El féretro estaba precedido por los cardenales presentes en Roma mientras que cerraban la procesión las personas que más cerca estuvieron del pontífice, sus secretarios y sus asistentes.
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El féretro fue colocado frente a la tumba de San Pedro y enfrente del imponente baldaquino de Bernini.
Papa Francisco – Cobertura completa
Las imágenes del Vaticano mostraron la capilla de Santa Marta, donde Francisco ha sido velado en las últimas horas, con los cardenales presentes en Roma sentados en los bancos en espera de que comenzara la procesión a la basílica vaticana.
El cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, esparció agua bendita sobre el féretro con los restos mortales y después leyó: "Con gran conmoción acompañamos los restos de nuestro querido papa Francisco desde esta capilla a la basílica vaticana, donde ha ejercido su ministerio como obispo de la iglesia de Roma y apóstol de la iglesia universal".
Mientras, cientos de medios llegados de todo el mundo captan este momento desde el "Braccio di Carlomagno", la terraza sobre la columnata de San Pedro y los fieles esperaron congregados junto a la plaza poder darle el último adiós a partir de las 11.00 hora local (3:00 horas en tiempo de la Ciudad de México).
En el interior de la basílica se fueron colocando los obispos y cardenales, así como también el personal del Vaticano para escuchar la liturgia de la Palabra que celebrará el cardenal camarlengo.
Las primeras fotos del papa Francisco en su féretro
Dos guardias suizos velan día y noche el féretro del papa Francisco en la capilla de su residencia privada. A su lado, un cirio encendido y a sus pies, pocas flores y algunas personas que rezan por él, únicamente clérigos, monjas o empleados vaticanos, todos sumidos en un clima de profundo respeto.
El velatorio ha sido dispuesto en la que en sus poco más de doce años de reinado fue su residencia, pues no quiso habitar el Palacio Apostólico: la Casa Santa Marta, un sencillo y más animado edificio dentro del Estado vaticano, junto al ábside de la basílica.
El féretro es de madera, simple, y ha sido instalado en su capilla privada, situada en la planta baja, tal y cómo él mismo quiso simplificando las que serían sus exequias.
Contexto: el cuerpo del pontífice, fallecido con 88 años de edad a causa de un ictus y tras meses con graves problemas respiratorios, fue trasladado este miércoles a la basílica de San Pedro para su exposición ante los fieles.
Velatorio con acceso limitado
Pero mientras tanto, su capilla ardiente transcurre de forma privada, reservada únicamente a miembros de la Curia, religiosas o empleados de la Santa Sede que deben mostrar su acreditación antes de cruzar las murallas del hermético Estado papal, en el centro de Roma.
Ya dentro, quienes quieran despedir al pontífice deben aguardar bajo este tórrido sol de abril a que un gendarme les permita acceder a Santa Marta, protegida por un severo protocolo de seguridad.
Luego van desfilando por los pasillos de su planta baja, entre santos, vírgenes y algunas plantas, hasta llegar a la capilla, a la que se entra en grupos pequeños.
Dentro, varios agentes de la policía vaticana y la Guardia Suiza vestidos de civiles controlan concienzudamente que nadie se salga de la línea: la seña es de máximo respeto y decoro.
Pero también por cuestiones de seguridad ya que a la residencia de ya han empezado a llegar las primeras autoridades eclesiásticas, varios purpurados -a buen seguro con la mente ya en el cónclave-, y también políticas, como el presidente de Italia, Sergio Mattarella.
El velorio de Francisco
La capilla es una pequeña sala con techo en forma triangular, como una cabaña de cemento, apoyado en una fila de cuatro columnas y en el que, por un lado, se cuela la luz natural, con una estrecha galería de cristales que dan a las murallas leoninas.
Francisco reposa en el ábside de la capilla, bajo un crucifijo de madera y una inscripción en letras doradas que recorre el techo triangular: 'Veni sancte spiritus reple tuorum corda fidelium', una oración: 'Ven Espíritu Santo y llena el corazón de tus fieles'.
En la caja, forrada en tela rojo, el papa aparece ataviado con paramentos púrpura, signo de máxima distinción y dignidad, con una mitra blanca de obispo en la cabeza y un rosario entre las manos.
El féretro es custodiado día y noche por dos guardias suizos con su colorido uniforme, yelmo metálico, pluma roja y alabarda en mano, pero también por los fieles del papa que han llegado al recinto.
A media mañana, justo después de la visita de Mattarella, en la capilla hay unos 45 fieles, algunos sentados en sillas y otros de pie: hay varios arzobispos, tal y como indican sus fajines violeta, así como religiosas y otras personas que clavan sus rodillas en el suelo para orar profundamente, en medio de un silencio sepulcral.
Una mujer comete la imprudencia de sacar el teléfono del bolsillo, pero uno de los gendarmes que lo vigilan todo, con celo, la abronca y le requisa el aparato, a pesar de la reticencia de la señora. Es el único caso. El resto reza, medita o calla, ignorando la escena.
Otros solo están de paso, desfilan por el pasillo, llegan a la altura del féretro, se hacen la señal de la Cruz y agachan la cabeza ante el cuerpo inerte del papa en señal de respeto.
A sus pies, sobre una alfombra, alguien ha dejado unos ramitos de flores blancas y amarillas, los colores de la bandera vaticana.
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