A medida que Estados Unidos se encamina hacia el proceso electoral de 2028, el vicepresidente JD Vance comienza a perfilarse como uno de los posibles aspirantes del Partido Republicano a la presidencia. No obstante, su proyección política está estrechamente vinculada al balance que deje la actual administración y, en especial, a la percepción de los votantes latinos sobre el liderazgo de Donald Trump y la agenda impulsada desde la Casa Blanca, un factor que podría resultar determinante en la próxima contienda presidencial.
La revista Newsweek advierte que el descontento entre votantes latinos con la gestión de Trump puede representar un desafío electoral para cualquier candidato republicano, como es el caso del vicepresidente Vance. En estados clave como Texas y Florida, aunque un hipotético desplazamiento de 10 puntos de los latinos reduciría la ventaja republicana, el partido aún podría mantener una posición competitiva; sin embargo, el crecimiento de la participación latina en estas regiones convierte a este grupo en un factor decisivo para futuros comicios.
Analistas citados por el medio señalan que la labor de Vance consistirá en reintroducir su propio mensaje político, uno que trascienda su vinculación con Trump, y recuperar la conexión con temas que importan a los latinos, como la economía. A pesar de los desafíos demográficos y de percepción, figuras republicanas como la representante María Elvira Salazar y la congresista Monica De La Cruz destacaron en 2024 la identificación de sectores latinos con la narrativa de superación personal y raíces trabajadoras que propone Vance.
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Republicanos en alerta: temen un “desastre” electoral en 2026
Los legisladores republicanos en Washington atraviesan una fase de creciente alarma. Las señales que dejaron las elecciones locales del 4 de noviembre —con derrotas en Nueva Jersey, Virginia y otros estados— han encendido todas las alertas dentro del Partido Republicano, que teme un escenario de “wipeout” en las elecciones de medio término de 2026.
Para muchos en el Capitolio, el riesgo ya no es teórico: reconocen que podrían perder el control de la Cámara de Representantes y ver reducida su mayoría en el Senado por hasta dos o tres escaños, de acuerdo con información de The Hill.
En la Cámara Alta, los republicanos admiten que los demócratas podrían arrebatarles hasta tres escaños en 2026. Se trata de la curul de Tillis en Carolina del Norte; la de Susan Collins en Maine; y la del senador novato Jon Husted en Ohio, que enfrentará a Sherrod Brown, un veterano demócrata con amplio reconocimiento estatal.
Si el GOP pierde esas tres posiciones, el Senado quedaría empatado 50-50 para 2027, aunque seguiría bajo control republicano gracias al voto de desempate del vicepresidente J.D. Vance.
Los demócratas también miran hacia Iowa, Texas y Alaska como posibles pickups adicionales. En Texas, el senador John Cornyn enfrenta una primaria complicada ante Ken Paxton, fiscal general marcado por escándalos. En Alaska, buscan convencer a la exrepresentante Mary Sattler Peltola de contender contra Dan Sullivan.
Contexto: Tanto republicanos como demócratas destacan que aún es temprano para pronósticos definitivos. Pero en privado, los republicanos reconocen que la combinación de un electorado cansado por el cierre de gobierno de 43 días, la inflación persistente y la caída de Trump en las encuestas los coloca en una posición defensiva.
La única certeza, coinciden estrategas de ambos partidos, es que el ciclo 2026 se perfila como uno de los más volátiles y disputados en más de una década.
Mientras tanto, la preocupación dentro del GOP sigue creciendo. Como advirtió un senador republicano veterano: “En 2018 perdimos 41 escaños. Hoy la Cámara solo puede perder tres. Debemos ser realistas: si no corregimos el rumbo, podríamos vernos ante un desastre”.