Malala Yousafzai, la activista que a los 17 años se convirtió en la persona más joven en recibir el Premio Nobel de la Paz, se mantiene como un símbolo global tras haber sido víctima de un atentado talibán a los 15 años por liderar una campaña en pro de la educación de las niñas en Pakistán.
Sin embargo, a sus 25 años (edad que tenía en noviembre de 2021, siete años después de su Nobel), Malala muestra una cara menos conocida de su vida, marcada por los "años locos" de estudiante en Oxford, su depresión, y su trastorno por estrés postraumático. A pesar de haber desarrollado su propio camino, se encuentra amenazada y menos activa en el activismo. De hecho, el titular de la entrevista revela su sentir: "Siento que no hay ningún lugar seguro", comentó en entrevista con Louise Carpenter para la revista XL Semanal.
El camino de Malala ha sido complejo. A los 15 años, recibió un disparo en la cabeza en un autobús escolar en Pakistán. Tras ser reconstruida en Birmingham (Inglaterra), continuó su labor, que la llevó a matricularse en la Universidad de Oxford a los 21 años, viajar por cuatro continentes y reunirse con nueve primeros ministros.
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La lucha interna y el camino personal
Recuerda en la entrevista con XL Semanal que la entrada a Oxford, si bien fue un éxito, la hizo experimentar internamente una profunda sensación de inseguridad, vulnerabilidad y soledad. Malala confesó haber vivido emociones "terribles y vergonzosas", admitiendo que no estaba a la altura de las expectativas que se tenían de la Malala de 15 años, valiente y audaz. Ella creía que la universidad, en su búsqueda de una "libertad de tipo distinto", resolvería todos sus problemas.
En este periodo, sufrió ataques de pánico, flashbacks provocados por la marihuana (aunque el texto aclara "aunque nunca bebía"), y la densa niebla de la depresión.
El amor encontrado
Actualmente, Malala ha encontrado su propio camino. Está casada con Asser Malik, quien es siete años mayor que ella, desde noviembre de 2021. Ella describe que vive en un amor "prohibido" y se esconde del mundo gracias al hombre que logró que su crisis existencial se convirtiera en su esposo.
La superación de esta crisis se refleja en un cambio en su identidad pública y personal. Malala ha publicado su nuevo libro de memorias, Nadie se salva, y aunque Yo soy Malala fue su anterior éxito mundial, su estado actual es diferente. Según sus propias palabras, ella ya no es "una contradicción entre la biografía y el éxito y el triunfo, y ahora soy simplemente yo"