El Departamento del Tesoro de Estados Unidos planea acuñar una moneda con el rostro del presidente Donald Trump para conmemorar el 250 aniversario de la Independencia, pero la propuesta ha desatado una fuerte controversia legal y política.
Según The New York Times, una ley aprobada en 1866 prohíbe que aparezcan personas vivas en las monedas en circulación, con el fin de evitar “la impresión de que Estados Unidos es una monarquía”. Esta norma histórica, vigente desde hace 159 años, podría bloquear el proyecto impulsado por el propio Tesoro.
La legislación más reciente —la Ley de Rediseño de Monedas Coleccionables Circulantes de 2020, firmada por Trump durante su primer mandato— autoriza la emisión de monedas conmemorativas, pero mantiene explícitamente la restricción: “no se puede incluir el retrato de ninguna persona viva”.
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¿Cómo es la moneda con la efigie de Trump?
Los primeros borradores, difundidos por el tesorero Brandon Beach en la red social X, muestran una moneda de plata con el rostro de Trump bajo la palabra “Libertad”, al estilo de los antiguos emperadores romanos.
En el reverso aparece el presidente con el puño en alto frente a una bandera estadounidense, acompañado del lema “E Pluribus Unum” (“De muchos, uno”) y la palabra “Lucha” repetida tres veces. También figura la inscripción “En Dios confiamos”, lema oficial del país desde 1956.
El diseño ha sido defendido por el propio Departamento del Tesoro, que calificó a Trump como “el perfil más emblemático” para representar el aniversario nacional, aunque la legalidad del proyecto sigue en duda.
¿Por qué este debate llega en un momento crítico?
La discusión sobre la moneda coincide con una crisis política y económica: el cierre del Gobierno estadounidense. Más de 750 mil trabajadores federales están suspendidos sin salario debido a que el Congreso no ha aprobado los fondos necesarios para mantener las operaciones públicas.
La falta de acuerdo entre demócratas y republicanos ha generado retrasos en trámites esenciales, como pagos de préstamos estudiantiles que afectan a más de un millón de personas.
Mientras el país enfrenta una parálisis administrativa, la agenda pública se desvía hacia debates simbólicos y de propaganda política, como la exaltación de la figura presidencial en la moneda nacional.
El intento de incluir a una persona viva en una moneda de curso legal no solo desafía una tradición republicana de más de un siglo, sino que también refleja la personalización del poder y el culto político que rodea a Donald Trump.
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En un momento de crisis institucional, este proyecto simboliza la distancia entre las preocupaciones reales de los ciudadanos y las batallas ideológicas que dominan Washington.
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