IA EN AMÉRICA LATINA

IA en América Latina, ¿Motor de desarrollo o refuerzo de la dependencia?

La adopción masiva de tecnologías de IA no ha ido acompañada de una estrategia regional para generar capacidades propias en infraestructura, talento y gobernanza; el uso intensivo de IA, sin políticas articuladas con el desarrollo productivo, puede traducirse en una nueva forma de dependencia

IA en América Latina, ¿Motor de desarrollo o refuerzo de la dependencia?Créditos: Imagen creada con IA
Escrito en MUNDO el

América Latina y el Caribe enfrentan una paradoja crítica. La región se ha posicionado como una de las principales consumidoras globales de inteligencia artificial (IA), pero presenta rezagos estructurales que limitan su capacidad para transformarse en productora de esta tecnologíaEl Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA) 2025 advierte que, sin cambios estratégicos, la región consolidará una relación de dependencia tecnológica.

América Latina ya representa entre el 15% y el 20% de las descargas globales de aplicaciones de IA generativa. Esta adopción se extiende a países como Chile, Uruguay, República Dominicana y Perú, que figuran entre los más activos en el uso de estas herramientas. Sin embargo, esta alta demanda no se traduce en inversión ni en infraestructura suficiente para desarrollar soluciones propias.

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El ILIA revela que los países latinoamericanos concentran apenas el 1.12% de la inversión global en IA. A pesar del entusiasmo regional, la producción tecnológica sigue relegada. Esta brecha entre consumo e integración coloca a la región en una posición vulnerable dentro del ecosistema digital global.

Un estudio de la CEPAL indica que la región invierte cuatro veces menos de lo que le correspondería según su peso económico. El bajo nivel de integración tecnológica reduce la posibilidad de desarrollar soluciones adaptadas a contextos locales y refuerza la dependencia de proveedores externos.

Infraestructura desigual y talento concentrado

La capacidad de cómputo en América Latina se encuentra altamente concentrada. Brasil acumula más del 90% de los recursos de cómputo de alto rendimiento (HPC) disponibles en la región. Más de la mitad de los países no cuenta con esta infraestructura, lo que limita su potencial de innovación.

Las brechas no se limitan al hardware. En 11 de los 19 países medidos por el ILIA no existen programas de doctorado en IA. Trece países no han incorporado formación temprana en esta tecnología dentro de sus sistemas educativos. Esta situación genera un "techo de talento" que restringe la producción regional.

Además de la formación avanzada, la región también enfrenta dificultades para retener personal especializado. Desde 2022, la brecha de talento en IA se ha ampliado con mayor rapidez respecto al promedio global, lo que indica una acelerada pérdida de capacidades humanas clave.

La escasa especialización técnica y la ausencia de infraestructura limitan la autonomía regional en el diseño de algoritmos, lo cual incrementa el riesgo de soluciones poco adaptadas a los entornos locales.

Estrategias sin ejecución y políticas sin presupuesto

Nueve países de la región han elaborado estrategias nacionales de inteligencia artificial. No obstante, el ILIA identifica un desfase entre la formulación y la implementación. Solo una minoría ha definido presupuestos, planes de acción o indicadores de seguimiento.

Este rezago institucional impide que las estrategias se conviertan en políticas efectivas. En varios casos, los marcos regulatorios siguen sin vinculación concreta con acciones presupuestadas. Esto reduce su capacidad para orientar la transformación digital en términos productivos y soberanos.

La gobernanza digital también presenta vacíos en áreas sensibles como la ciberseguridad. Aunque algunos países han desarrollado marcos normativos, muchos carecen del personal técnico, la infraestructura legal y las capacidades institucionales necesarias para enfrentar amenazas complejas.

En materia de datos, la región produce grandes volúmenes, pero su disponibilidad sigue restringida por la falta de apertura y estandarización. Esta limitación obstaculiza el avance de la ciencia abierta y de soluciones de IA con pertinencia local.

Código abierto y cooperación regional: vías para la autonomía

Frente a las limitaciones estructurales, el ILIA identifica oportunidades que podrían modificar el rumbo. Una de ellas es el modelo de desarrollo basado en software de código abierto. Este enfoque permite la creación de soluciones locales sin depender de licencias privativas o infraestructura costosa.

Países como Honduras, El Salvador y Cuba muestran altos niveles de producción en software abierto. Su desempeño sugiere que no se necesita una estructura productiva compleja para participar activamente en el desarrollo tecnológico.

El índice también registra mejoras rápidas en países como Ecuador, Costa Rica, República Dominicana y Guatemala. Estas economías están fortaleciendo sus capacidades en conectividad, talento y diseño de políticas públicas, lo que abre la posibilidad de conformar alianzas menos asimétricas dentro de la región.

Un ejemplo de este enfoque colaborativo es LatamGPT, un modelo de lenguaje abierto desarrollado con participación regional. Este proyecto busca consolidar una IA que refleje la diversidad lingüística y cultural de América Latina y el Caribe.

La sustentabilidad, una dimensión pendiente

El despliegue de centros de datos en América Latina continúa en expansión, pero la mayoría de ellos no cumple con estándares internacionales de sostenibilidad. Solo uno de cada cinco centros de datos regionales se ajusta a estas exigencias, según el ILIA.

Cuatro países concentran las industrias de centros de datos más consolidadas: Brasil, Chile, Colombia y México. Sin embargo, las políticas nacionales de IA y digitalización no incluyen criterios ambientales en sus marcos de acción.

En contraste, países como Paraguay y Uruguay poseen matrices energéticas con alta proporción de energías renovables no convencionales. Esta característica podría posicionarlos como referentes en el desarrollo de una IA menos dependiente de fuentes contaminantes.

El componente ambiental aún no se incorpora de forma estructurada en la planificación digital. Su omisión limita la posibilidad de un crecimiento tecnológico alineado con los compromisos climáticos.

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Riesgo estructural: consumo sin soberanía

Los hallazgos del ILIA 2025 muestran que América Latina se encuentra en una encrucijada. La adopción masiva de tecnologías de IA no ha ido acompañada de una estrategia regional para generar capacidades propias en infraestructura, talento y gobernanza.

La fragmentación digital y la concentración de capacidades refuerzan las desigualdades históricas. Si los países líderes no impulsan esquemas de cooperación técnica y financiamiento regional, las brechas podrían ampliarse.

La región enfrenta el riesgo de consolidarse como un territorio de consumo sin soberanía tecnológica. El uso intensivo de IA, sin políticas articuladas con el desarrollo productivo, puede traducirse en una nueva forma de dependencia.

Transformar ese escenario requiere inversión sostenida, impulso a la formación especializada y adopción de modelos abiertos y colaborativos. La ventana de oportunidad está abierta, pero su aprovechamiento depende de decisiones estratégicas inmediatas.

VGB