Las elecciones legislativas en Países Bajos han dejado un escenario político sumamente ajustado, con un empate virtual entre el partido liberal progresista D66 y la formación ultraderechista PVV, liderada por Geert Wilders.
Ambos obtienen provisionalmente 26 escaños, aunque el conteo oficial —aún incompleto— podría inclinar la balanza a favor del D66, que aventaja por alrededor de 15.000 votos una vez sumadas la mayoría de las papeletas nacionales.
Debido a esta incertidumbre, el Parlamento neerlandés decidió posponer hasta el martes la designación de la persona encargada de explorar las posibilidades de formar gobierno. El presidente de la cámara, Martin Bosma (PVV), explicó que la decisión responde a la necesidad de esperar el recuento de los votos enviados por correo y desde el extranjero, que podrían ser decisivos.
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Rob Jetten emerge como rostro del nuevo centro político
El líder del D66, Rob Jetten, de 38 años, apareció sonriente en la sede de su partido en Leiden, celebrando los resultados como una victoria política para el centro europeísta. Aunque el margen final sobre el PVV es de apenas 2,000 votos, Jetten destacó que el mensaje de las urnas es claro: una mayoría de neerlandeses quiere pasar página del discurso del odio y la polarización.
“Una cosa es cierta, millones de holandeses han pasado página hoy. Han dicho adiós al negativismo y al odio. Toda esa gente nos está mirando a nosotros, a cómo vamos a formar un gabinete estable y ambicioso para todos los que nos piden ayuda para pasar página de Wilders y trabajar con fuerza positiva por nuestro hermoso país. Es lo que vamos a hacer”, declaró anoche Jetten.
Jetten, que ha ocupado anteriormente cargos ministeriales y es una de las figuras jóvenes más visibles del progresismo neerlandés, tiene muchos números para convertirse en el próximo primer ministro. Su liderazgo, marcado por una agenda proeuropea, climática y socialmente liberal, representa una alternativa a la política nacionalista y antiinmigración defendida por Wilders.
Wilders exige esperar los resultados finales
El líder del PVV, Geert Wilders, reclamó retrasar el inicio de las negociaciones políticas, alegando que “las diferencias son tan pequeñas que es decisivo saber quién tiene derecho a comenzar las conversaciones de coalición”. En Países Bajos, el partido más votado recibe el mandato inicial para intentar formar gobierno, por lo que el resultado final será clave para determinar qué bloque liderará las conversaciones.
Wilders, conocido por su discurso antiislam y euroescéptico, ha perdido 11 de los 37 escaños que tenía, lo que lo sitúa entre los grandes derrotados de la jornada. Su retroceso marca un declive de la ultraderecha tras varios años de protagonismo, en un país que vuelve a girar hacia opciones moderadas y proeuropeas.
Fragmentación y caída de viejos partidos
El resto del panorama político neerlandés muestra una fuerte fragmentación. El bloque de izquierdas GroenLinks-PvdA, que lideró hasta su dimisión anoche Frans Timmermans, se mantiene con 20 escaños. El partido liberal conservador VVD, encabezado por Dilan Yesilgöz, retrocede a 22, mientras que el CDA democristiano cae a 18.
En los márgenes, las fuerzas más pequeñas registran resultados dispares: la extrema derecha del Foro por la Democracia (FvD) logra 7 escaños, la Unión Cristiana (CU) queda con 3, y el euroescéptico JA21 obtiene 9. El movimiento agrario BBB suma 4, y partidos como el Socialista (SP), Denk, Partido por los Animales (PvdD) y el calvinista SGP se quedan con 3 cada uno. El partido de los jubilados 50Plus logra 2, el proeuropeo Volt mantiene 1, y el centrista NSC, fundado en 2023, desaparece del Parlamento tras perder los 20 escaños que había obtenido previamente.
Un sistema proporcional que obliga a pactar
El sistema político neerlandés, basado en la representación proporcional pura, hace casi imposible que un solo partido alcance la mayoría absoluta (76 de los 150 escaños). Por ello, los gobiernos se forman mediante amplias coaliciones, fruto de negociaciones que pueden prolongarse durante semanas o meses.
En este contexto, el D66 deberá buscar acuerdos con varias fuerzas moderadas, como el VVD o GroenLinks-PvdA, para conformar una mayoría estable. El desafío será conciliar agendas diversas en torno a un programa común que combine sostenibilidad económica, compromiso europeo y estabilidad política.
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Un cambio de rumbo político
Aunque el reparto de escaños deja un Parlamento más fragmentado, los resultados evidencian un cambio de rumbo en el electorado neerlandés. El ascenso del D66 y el retroceso del PVV confirman que la sociedad busca centrar el debate político y alejarse de la retórica polarizadora.
Con el recuento final aún pendiente y las negociaciones por comenzar, Países Bajos enfrenta ahora una etapa decisiva: la de definir si el nuevo gobierno estará encabezado por una coalición liberal y europeísta bajo Rob Jetten o si la ultraderecha de Wilders intentará mantener su influencia en la agenda política del país.
Con información de Efe
djh