GUERRA RUSIA-UCRANIA

De Alaska a Budapest: claves de la próxima cumbre entre Trump y Putin

De la tensión al diálogo: Budapest será sede de la próxima cumbre Rusia-EU; Lavrov y Rubio coordinan nueva cumbre entre Trump y Putin luego de la anterior en Alaska que culminó sin resultados concretos

Serguei Lavrov y Marco RubioCréditos: EFE
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Estados Unidos y Rusia han retomado los contactos de alto nivel con la mira puesta en una nueva cumbre bilateral entre los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin, prevista para celebrarse en Budapest, Hungría. Este nuevo acercamiento diplomático ocurre a pocos meses del fallido encuentro en Alaska, donde las partes no lograron avances sustantivos sobre la guerra en Ucrania.

Budapest: ¿una nueva oportunidad para el diálogo?

Los gobiernos de Rusia y Estados Unidos confirmaron que están preparando una nueva cumbre entre Vladimir Putin y Donald Trump, esta vez en Europa Central. Aunque la ciudad de Budapest aún no ha sido confirmada oficialmente como sede, tanto medios rusos como estadounidenses han mencionado a Hungría como el escenario más viable por su neutralidad y cercanía geográfica con los focos del conflicto en Ucrania.

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El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, ya mantuvieron una conversación telefónica para avanzar en los preparativos. Según el viceministro ruso Serguéi Riabkov, la llamada fue “constructiva” y representa un avance mayor que lo logrado en encuentros anteriores.

Serguei Lavrov

“Lo más importante ahora es transmitir a los estadounidenses que Anchorage estableció el marco en el que hay que trabajar”, afirmó Riabkov.

La cumbre en Budapest se perfila como un nuevo intento para reiniciar un proceso diplomático estancado, tras más de tres años de guerra en Ucrania y un deterioro profundo de las relaciones bilaterales.

Marco Rubio y Pete Hegseth

La cumbre de Alaska: una antesala sin resultados

El antecedente inmediato de este diálogo es la reunión celebrada en agosto de 2025 en Alaska, donde Trump y Putin se vieron cara a cara por primera vez desde el regreso del republicano a la Casa Blanca. En esa ocasión, las expectativas eran moderadas, y el resultado confirmó la distancia entre ambas potencias.

La cumbre se centró en tres temas clave:

  • Situación militar en Ucrania
  • Seguridad energética y sanciones
  • Relación estratégica y control de armas

Sin embargo, no se firmaron acuerdos ni se emitió un comunicado conjunto. Rusia aprovechó el espacio para reafirmar sus exigencias: que Ucrania retire tropas de las cuatro regiones anexionadas (Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia) y que renuncie formalmente a entrar en la OTAN.

Por su parte, Trump defendió el enfoque de lograr primero una “tregua operativa” antes de hablar de una hoja de ruta definitiva, una postura rechazada por Moscú.

Para Ucrania y los países europeos, el resultado de la cumbre fue una victoria simbólica para Putin, quien ganó tiempo sin hacer concesiones.

Budapest: ¿más de lo mismo?

El temor de Ucrania y sus aliados es que la cumbre en Budapest replique el guión de Alaska: conversaciones sin condiciones claras, donde Rusia saque ventaja de la urgencia occidental por frenar la guerra.

El Kremlin, por su parte, insiste en que su postura es “coherente y bien conocida” y que la cumbre buscará reafirmar los principios planteados por Putin. Según declaraciones del portavoz Dmitri Peskov, no se ha producido ningún cambio en las exigencias rusas.

Mientras tanto, la Unión Europea observa con recelo el rol que Hungría pueda jugar como sede, dada su cercanía política con Moscú y su distancia del consenso europeo sobre Ucrania.