Estados Unidos y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) figuran en informes académicos y periodísticos como los actores extranjeros con mayor número de intervenciones políticas y militares desde mediados del siglo XX, aunque ni la CIA ni el gobierno de EU han confirmado oficialmente haber orquestado o financiado golpes de estado.
El Cline Center de la Universidad de Illinois documentó que, entre 1982 y 2019, Washington participó en 350 intentos de golpe de Estado, de los cuales 150 alcanzaron su objetivo. Estas operaciones incluyeron financiamiento a opositores, apoyo a grupos armados y acciones directas de desestabilización.
Actualmente, el gobierno de Donald Trump mantiene un conflicto diplomático con Venezuela. La administración de Nicolás Maduro acusa a Estados Unidos de desplegar tropas en el Caribe con el propósito de amenazar su soberanía y preparar un golpe de Estado.
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El episodio reavivó el debate sobre el papel de la CIA y el Pentágono en los movimientos militares y políticos que modificaron gobiernos en América Latina, Asia, África y Europa durante las últimas décadas.
Intervenciones y estrategias encubiertas
Desde su creación en 1947, la CIA combinó labores de inteligencia con operaciones clandestinas. Bajo el argumento de proteger los intereses estratégicos de Washington, operó con independencia del derecho internacional.
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Durante la Guerra Fría, la agencia aplicó la Doctrina Truman, que justificó acciones preventivas contra cualquier gobierno sospechoso de simpatizar con el comunismo.
Los métodos más recurrentes incluyeron golpes de Estado, asesinatos políticos, campañas de propaganda, bloqueos económicos y apoyo a opositores armados.
Un reporte del Washington Post señaló que la manipulación de procesos electorales extranjeros se convirtió en una de las tácticas más exitosas del gobierno estadounidense. Los resultados de esos procesos, según el informe, aumentaron la inestabilidad interna y el riesgo de guerras civiles en los países afectados.
América Latina: el principal escenario
América Latina y el Caribe concentraron la mayoría de las operaciones estadounidenses. En 1954, la CIA organizó la Operación PBSuccess, que derrocó al presidente guatemalteco Jacobo Árbenz tras su reforma agraria, percibida como una amenaza a los intereses de la United Fruit Company.
En 1961, la invasión de Bahía de Cochinos en Cuba buscó el derrocamiento de Fidel Castro y contó con entrenamiento y logística de la CIA.
En 1964, el presidente brasileño João Goulart fue depuesto con apoyo logístico y político de Washington. Nueve años después, en Chile, documentos desclasificados confirmaron que el gobierno de Richard Nixon financió acciones para desestabilizar al presidente Salvador Allende antes del golpe encabezado por Augusto Pinochet.
En 1976, Estados Unidos respaldó a las Fuerzas Armadas argentinas en la instauración de una dictadura militar en el marco de la Operación Cóndor.
Golpes recientes en la región
Durante el siglo XXI, el patrón de intervenciones no desapareció. En 2002, grupos opositores venezolanos recibieron apoyo y financiamiento estadounidense durante el intento de derrocar a Hugo Chávez.
En 2009, el golpe contra Manuel Zelaya en Honduras ocurrió con el respaldo político de Washington.
En 2019, la renuncia de Evo Morales en Bolivia se consideró una maniobra alentada por el gobierno estadounidense y la Organización de Estados Americanos. Ese mismo año, Estados Unidos reconoció a Juan Guaidó como “presidente interino” de Venezuela, acción que Caracas calificó como un intento de golpe.
El Servicio de Investigación del Congreso estadounidense registró en 2022 un total de 350 intervenciones militares directas desde 1798, reflejo de una política exterior de larga continuidad.
Intervenciones fuera del continente
La participación de la CIA no se limitó a América Latina. En 1953, la agencia y el servicio británico MI6 ejecutaron la Operación Ajax, que derrocó al primer ministro iraní Mohammad Mosaddegh tras nacionalizar la industria petrolera.
En el Congo, en 1961, la CIA intervino en la captura y asesinato del líder Patrice Lumumba.
En Asia, la Operación Ciclón financió durante una década a los muyahidines en Afganistán para debilitar al gobierno socialista, con consecuencias que derivaron en la expansión de grupos armados como Al Qaeda.
En Europa, la CIA colaboró en el golpe militar griego de 1967, que instaló una junta encabezada por oficiales vinculados a la agencia.
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Tipos de intervención y balance global
Las formas de participación estadounidense variaron entre la orquestación directa, el financiamiento de actores locales y la presión económica. Casos como Irán (1953), Guatemala (1954) y Chile (1973) muestran patrones similares: apoyo a fuerzas militares contrarias a líderes de izquierda y respaldo a regímenes alineados con Washington.
Otros episodios implicaron asesinatos selectivos, como el de Patrice Lumumba, o bloqueos económicos que precedieron golpes de Estado.
Los registros académicos y oficiales coinciden en que, entre 1945 y 2019, Estados Unidos participó en al menos 13 golpes documentados de manera directa y en 350 intentos o conspiraciones en distintos niveles.
Las operaciones, abiertas o encubiertas, delinearon la política exterior estadounidense y su estrategia de influencia global durante más de siete décadas.
VGB
