Desde el pasado fin de semana Haití vive una de sus peores crisis políticas lo que llevo al gobierno declara el estado de emergencia total, luego del asalto por parte de pandillas a la principal cárcel del país que permitió la liberación de más de 3,700 presos, quienes han tomado el control de las calles a consta de la seguridad de los civiles.
Desde entonces, se ha reportado que las ciudades de Haití han caído bajo el control de las bandas criminales, quienes se oponen abiertamente al gobierno del impopular primer ministro Ariel Henry, quien hasta el momento no se ha hecho presente para atender la situación de inseguridad e ingobernabilidad por la que atraviesa Haití.
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Detrás de esta oleada de violencia se encuentra uno de los líderes más temidos de la isla Jimmy Chérizier, conocido como "El Barbacoa", principal cabecilla de unas de las pandillas más poderosas en Haití, la G-9 y Familia.
La crisis que hoy vive Haití no es nueva, el país caribeño enfrenta una grave desestabilización desde 2020; sin embargo, el panorama se complicó tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse el 7 de julio de 2021, lo que precipitó una crisis institucional que lejos de resolverse se incremento.
¿Quién es Jimmy Chérizier "El Barbacoa"?
Nacido en la capital haitiana hace 47 años, Jimmy Chérizier es un expolicía y a lo largo de los años se ha consolidado como una de las principales figuras en la oleada de violencia en Haití.
Tras las muerte del presidente Moïse, Chérizier pasó a tener un papel protagónico al promover una revolución contra la élite política del país.
"El Barbacoa" como se hace llamar ha señalado en algunas entrevistas que su apodo se debe a su madre vendía pollo en la calles de Haití, aunque algunos aseguran que este sobrenombre se debe a que acostumbra a quemar las casas y los cadáveres de sus víctimas.
Chérizier quien encabeza la G-9 y Familia ha consolidado su poderío a través de alianzas con otras organizaciones criminales como son los 400 Mawozo, la banda a la que se atribuyó el secuestro de un grupo de 17 misioneros estadounidenses y canadienses en 2021.
La relación de "El Barbacoa" con la delincuencia comenzó cuando era policía y se vio involucrado en la muerte de nueve civiles, en el marco de una operación oficial contra las mafias en Grand Ravine, en un barrio de Puerto Príncipe, en noviembre de 2017. Desde entonces su relación con las pandillas que operan en el país han hecho de él una de las figuras precursoras de violencia.
Como policía Chérizier cometió algunas de las atrocidades por las que luego fue sancionado en instancias internacionales, una de ellas la matanza de La Saline en el que decenas de personas murieron en un ataque coordinado de la policía y grupos criminales contra la población local, según el Departamento de Tesoro de Estados Unidos.
Una de las principales herramientas de "El Barbacoa" para expandir su estrategia y captar seguidores a su organización lo ha hecho a través de redes sociales.
Las cifras de la violencia en Haití
De acuerdo con datos de la Oficina Integrada de Naciones Unidas en Haití (BINUH), entre enero y junio de 2023, las pandillas cobraron la vida a más de 2,000 personas, lo que comparado con la población de Haití de 11.4 millones de personas, resulta un número increíblemente alto. Esta cifra, fue 125% superior a la cifra del 2022, lo que deja de manifiesto la escalada de violencia en Haití.
La tasa nacional de homicidios de Haití se duplicó el año pasado, alcanzando 41 asesinatos por cada 100,000 personas, según la ONU, una de las tasas de homicidios más altas del mundo.
Además de los homicidios, el secuestro es otro delito con un impacto significativamente alto en la isla, durante la primera mitad del 2023 se reportaron 1,014 casos. Así mismo, las pandillas en Haití suelen cometer otros delitos como “violaciones generalizadas”, ya que la violencia sexual es utilizada como medio para causar terror entre la población y establecer su control sobre esta. Todo esto ante la inoperancia de las autoridades, las cuales, para la población civil, “es como si no existieran”.
Las pandillas en Haití son prácticamente dueñas de todo, roban, saquean e incendian casas a voluntad mientras obligan a la población civil a escapar del país de forma encubierta, pues, en un país empobrecido y sin recursos, lo único que queda para que las pandillas hagan negocio es la propia gente, por lo que la trata de personas y el secuestro se ha convertido en el negocio más lucrativo para los delincuentes en Haití.
Sumado a eso, Haití figura como uno de los países más corruptos del mundo, por lo que los criminales suelen estar aliados con las autoridades y elementos de la policía. Pero no todos los policías son corruptos, sin embargo, aquellos que no lo son, se tiene que enfrentar a los delincuentes en situaciones desfavorables por lo que muchos han optado por renunciar a la corporación con el objetivo de mantener su seguridad y la de sus familias.
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