Es Semana Santa y la Ciudad Vieja de Jerusalén está prácticamente vacía por el impacto de la guerra en la Franja de Gaza, y mientras las tiendas lucen con pocos clientes y pocos peregrinos, los palestinos cristianos, muchos residentes en Cisjordania, no han obtenido permisos para visitar la ciudad santa.
La guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza, donde ya han muerto unos 32,500 palestinos, ha hecho que el turismo cristiano y las peregrinaciones a Tierra Santa, que no se habían llegado a recuperar del todo tras la pandemia, se hayan reducido al mínimo.
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"Nuestro objetivo principal es recuperar la confianza del peregrino. Y eso lleva tiempo", explica a EFE Dolores Pérez, directora de la Oficina Nacional Israelí de Turismo en España.
Tan solo durante febrero, el último mes del que hay datos, llegaron a Israel 67,500 turistas, un 78% menos que en el mismo periodo de 2023 y un 80% menos que en 2019, antes de la pandemia de covid-19.
Durante una reciente misa en el Santo Sepulcro, apenas una decena de turistas se congregaba junto a las bancadas de los religiosos.
Sin colas ni aglomeraciones
Para los pocos cristianos que han decidido hacer el viaje en estas fechas, la falta de aglomeraciones y de colas para visitar los lugares sagrados compensa con creces la incertidumbre.
Al respecto, Marcos Pereda, director de Haya Peregrinaciones, narró que entre el 4 y el 11 de marzo organizó la primera peregrinación con un grupo de españoles desde que estalló la guerra.
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Pereda destaca que incluso para cruzar a Belén, que se encuentra en territorio administrado por la Autoridad Palestina, no tuvieron nunca ningún problema.
"La acogida que ha habido por parte tanto de los palestinos como de los israelíes ha sido muy buena", aseguró, y recomendó que los que estén pensando en viajar a Jerusalén que lo hagan ahora para aprovechar los bajos precios y la ausencia de aglomeraciones.
Peregrinos
Entre los pocos peregrinos que se han animado a visitar la ciudad estos días, la mayoría son de países asiáticos, como Filipinas o Indonesia.
Pero para Hans, que ha venido desde Alemania para visitar a unos amigos, la falta de gente por las calles es un recordatorio de la dolorosa situación que se vive a solo unos pocos kilómetros de distancia.
Mientras tanto, Emad Sidawi, vendedor de Jerusalén, explicó que las ventas son mínimas y que tras seis meses de guerra, ya no creen en Europa, Estados Unidos ni nadie.
"Solo creemos en Dios", asegura.
Por su parte, palestinos cristianos de Cisjordania ocupada que quieren celebrar la Semana Santa, han denunciado que el gobierno de Israel ha reducido considerablemente el número de permisos especiales que otorga para viajar a Jerusalén en estas fechas.
Con información de EFE.