Luego de que Joe Biden confundiera al Presidente de Egipto, Abdel Fattah El-Sisi, con el mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, opositores republicanos han desatado nuevamente el debate en torno a su carrera política, con 81 años, y posibles problemas de salud mental que, consideran, podrían frenarlo en la contienda electoral de 2024.
Las críticas también fueron avivadas por un informe del fiscal especial Robert Hur, donde se apunta a ciertos problemas de memoria del Presidente al delimitar su manejo de documentos clasificados durante la administración de Barack Obama. Ahora, expertos y analistas internacionales han comenzado a poner la lupa, no sólo en Biden, sino en la gerontocracia que aún predomina en los diferentes niveles de gobierno de Estados Unidos.
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Rubén Beltrán Guerrero, ex subsecretario de Relaciones Exteriores, considera que la avanzada edad de Biden y sus notorios tropiezos en la memoria y el lenguaje podrían aumentar la posibilidad de un eventual ascenso precipitado de Kamala Harris a la presidencia, afectando las elecciones de 2024 y beneficiando al Partido Republicano.
Esto, con mayor fuerza después de que la misma vicepresidenta declarara estar "lista para ejercer mayores responsabilidades" y que se reviviera la posibilidad de la Enmienda 25 de la Constitución de los Estados Unidos, es decir, que el Presidente fuera declarado incapaz para ejercer sus funciones, ya sea por una incapacidad real o percibida; sin embargo, al requerirse una votación mayoritaria en el gabinete de la Casa Blanca y la aprobación del Procurador General, esta sigue siendo una hipótesis improbable, pero existente.
Joe Biden, ¿incapaz para seguir al mando?
Mientras la contienda electoral avanza en Estados Unidos, con un Donald Trump, de 77 años, arrasando en algunos caucus estatales mientras embate su propia lucha jurídica en más de un proceso como acusado, Joe Biden levanta preocupaciones sobre su aptitud para volver a gobernar en la Casa Blanca.
Electores, políticos, especialistas y opositores debaten con más fuerza los señalamiento que lo califican como “anciano” y con “mala memoria”, ante su última equivocación pública, donde responsabilizó al Presidente de México de no facilitar un mayor acceso a rutas de escape desde la Franja de Gaza para los refugiados que buscaban evitar el asedio de Israel. Este hecho ha intentado ser justificado por su equipo en la última semana, generando enojo entre el mandatario.
“Soy bien intencionado, soy un hombre anciano y sé lo que estoy haciendo. Soy presidente y pondré a este país nuevamente en pie”, dijo Joe Biden en una conferencia de prensa el jueves.
Y es que el error se suscita en marco del informe del fiscal especial Robert Hur que, aunque lo exoneró de cargos penales en una investigación sobre documentos confidenciales cuando era vicepresidente de Barack Obama, hizo señalamiento graves sobre la salud mental del Presidente, asegurando que no recordaba fechas importantes de su gestión ni detalles sobre el envío de tropas adicionales a Afganistán en 2009; estos apuntes se han replicado en medios internacionales.
“Nunca ha habido un presidente que haya enfrentado este nivel de preocupación por su edad, ni siquiera Ronald Reagan, en 1984, que era ocho años más joven que Biden en este ciclo. Es exactamente por eso que es fácil imaginar cómo las preocupaciones sobre su edad podrían ser políticamente poderosas, pero también significa que nunca antes habíamos observado el efecto político de algo como esto”, escribió el periodista Nate Cohn en su columna del diario The New York Times.
Para Nate Cohn la gravedad de la salud física o mental de Joe Biden está en debate, con una división política marcada que podría desempeñar un papel significativo en la intención del voto.
"Biden parece haber cruzado una línea invisible que delimita si un candidato no sólo es viejo, sino ‘demasiado’ viejo en opinión de muchos votantes; Trump no lo ha hecho”, analiza el columnista del Times.
¿La edad tiene un límite para gobernar?
Cuando Joe Biden llegó a la Casa Blanca ya tenía 78 años y la gerontocracia no era tema desconocido en Estados Unidos, pues la presencia de líderes de avanzada edad en el gobierno se ha convertido en un tema de discusión en los últimos años.
Y es que, desde la Cámara de Representantes, hasta el Senado, funcionarios de gobierno de alto perfil tienen una edad promedio de 77 años, pero existe una falta de interés entre los congresistas para establecer una ley de jubilación obligatoria que los haga declinar del cargo.
Esta preocupación empieza a ser más notoria entre la población, por ejemplo, una encuesta reciente, publicada por ABC/Ipsos, indica que el 59% de los estadounidenses considera a Biden y al expresidente Trump demasiado viejos para gobernar.
La situación se establece al considerar la posibilidad de que Biden, en caso de ser reelegido, iniciaría su segundo mandato a los 82 años, estableciendo un récord en la historia política del país.
La edad avanzada de líderes como Mitch McConnell, Janet Yellen y otros también ha suscitado inquietudes, donde se marca una gerontocracia política entre la élite gobernante dominada por octogenarios
No obstante, aunque las voces piden la salida de líderes mayores para dar paso a nuevas generaciones, expertos consideran que los partidos políticos mantienen una resistencia a dejar el control y el poder.