Un aire de desasosiego recorre los campamentos de migrantes asentados en la frontera norte de México, tras la reciente confirmación de un acuerdo entre los gobiernos de México y Estados Unidos. El compromiso, centrado en la deportación de individuos indocumentados a sus naciones de origen, ha sido diseñado para aliviar la presión en la frontera a raíz de la creciente ola migratoria.
Entre los afectados, se encuentra José Rendón, oriundo de Perú, quien reveló a EFE que, debido a su pasado militar y su situación de perseguido político, no puede considerar un retorno a su país natal. La situación de Rendón es un eco de la vulnerabilidad que enfrentan muchos migrantes, cuya esperanza de cruzar hacia Estados Unidos se ve amenazada por la posibilidad de deportación.
"Yo no puedo regresar a mi país porque yo era militar y soy perseguido político, tengo orden de captura, yo no puedo pisar mi tierra, pues si no estás con el Gobierno estás en contra", explica Rendón.
El acuerdo, discutido la semana pasada entre funcionarios de ambos países, establece que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) transferirá a migrantes deportados a México a través del Puente Internacional de Ciudad Juárez. En respuesta, el Instituto Nacional de Migración (INM) del país expresó su compromiso de colaborar con varios países latinoamericanos para el retorno de sus connacionales.
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Esta cooperación bilateral implica un incremento en el riesgo para migrantes como Rendón y Shanom Méndez, de Venezuela, que tras superar peligros y adversidades en su travesía por varios países, se encuentran ahora a la sombra de la incertidumbre. “Es una terrible noticia después de tanto sacrificio”, compartió Méndez, destacando la dificultad del viaje y la desalentadora perspectiva de una deportación.
El panorama migratorio en México ha experimentado cambios significativos recientemente, evidenciados por la suspensión de servicios ferroviarios y el aumento de manifestaciones y campamentos en diversas regiones del país. Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, ha abordado la situación, anunciando futuras conversaciones con representantes de países emisores de migrantes y la posibilidad de presentar una propuesta al presidente estadounidense, Joe Biden.
A pesar de la tensión creciente, no se han reportado operativos de detención de migrantes por parte de las autoridades mexicanas. Los migrantes continúan congregándose en diversas zonas de la frontera, sin acceso a instalaciones adecuadas para su retención. Organizaciones locales estiman que más de 8.000 migrantes se encuentran actualmente en la ciudad.
Este fenómeno migratorio ha ganado impulso tras el anuncio de la instalación de un centro de procesamiento de migrantes en la frontera sur de México, como parte del compromiso del país para facilitar el ingreso legal a Estados Unidos. La demanda de albergues en Ciudad Juárez ha escalado rápidamente, y muchos migrantes se encuentran en situación de calle, a merced de la solidaridad de la población local afectada por la violencia y la pobreza.
José Luis, un ciudadano mexicano que también busca cruzar a Estados Unidos, expresó su consternación ante la situación. “Creo que es injusto”, manifestó, refiriéndose a la posibilidad de deportación de quienes, enfrentando numerosos desafíos, buscan un futuro mejor.
Con información de EFE.
DJC