En una animada celebración, rodeado de numerosas personas y disfrutando de un pastel congelado hecho de frutas y bambú, Xiao Qi Ji conmemoró este lunes su tercer y último cumpleaños en Washington DC. Xiao Qi Ji es uno de los escasos pandas que todavía residen en Estados Unidos, y en cuatro meses emprenderá un viaje a China junto a sus progenitores Mei Xiang y Tian Tian.
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Al culminar este año, Xiao Qi Ji se trasladará al país asiático, convirtiéndose en uno de los pocos pandas chinos que quedan en suelo estadounidense. Únicamente se mantendrán cuatro ejemplares en el zoológico de Atlanta, Georgia. Estos cuatro pandas también tienen programado su retiro: los dos más jóvenes partirán a principios del próximo año, mientras que los dos de mayor edad lo harán hacia finales.
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A diferencia de ocasiones previas en las que se solía ampliar o renovar el programa de préstamos de pandas chinos a zoológicos estadounidenses, por ahora no hay planes para que cuando salgan los últimos animales de esta especie vengan otros a ocupar su lugar.
"Aún no se han llevado a cabo discusiones con socios en China sobre el estado del programa de pandas gigantes más allá del final del préstamo en 2024", apunta el zoológico de Atlanta en su página web.
En el zoo del Smithsonian de la capital estadounidense, que hoy agasajó a Xiao Qi Ji con el pastel adornado con el número 3, aseguran que ya se ha comenzado a hablar sobre un hipotético futuro nuevo acuerdo pero no hay nada claro.
"Nuestro enfoque en este momento está en estos animales y devolverlos a China, pero ya comenzamos a tener conversaciones sobre el futuro del programa de los pandas y soy optimista de que tendremos pandas aquí durante los próximos 50 años", cuenta a EFE Brandie Smith, directora del Smithsonian's National Zoo.
Xiao Qi Ji y sus padres son una auténtica sensación en el zoológico perteneciente a la institución cultural más importante de Estados Unidos, que visitan 2 millones de personas cada año.
"Mucha gente piensa que los pandas gigantes son especies chinas icónicas, pero se han convertido también en un sinónimo de nuestro zoo y sabemos que cuando la gente viene aquí necesita ver a los pandas", explica Smith.
Cuando se marchen, no saben qué harán con los tres espacios naturales que hay destinados a ellos y con la casa de tres habitaciones donde pasan las noches y varias horas al día, observados por cámaras que analizan cada movimiento, narra por su parte Bryan Amaral, responsable de los mamíferos de la institución.
"Como no hemos estado sin pandas en las últimas dos décadas, vamos a resolverlo sobre la marcha, aunque sí sabemos que hemos estado comprometidos con los pandas gigantes durante últimos 50 años y que vamos a estarlo durante los próximos 50", afirma a EFE.
Un símbolo de buena armonía
Símbolo patrio del gigante asiático, China ha utilizado a los pandas a lo largo de su historia como señal de paz, armonía y buena voluntad. Por eso, ya desde la dinastía Tang (siglo VII) los osos panda fueron usados para estrechar lazos con Japón.
En los años cincuenta, Mao Zedong hizo lo propio con la entonces Unión Soviética y en plena guerra fría, en 1972, decidió regalar dos pandas a Estados Unidos, tras una visita del presidente Richard Nixon.
"Es la conocida como diplomacia panda", explica a EFE Kristin Stapleton, profesora de historia de la Universidad de Buffalo.
Una diplomacia que en los años ochenta-noventa, con Deng Xiaoping, tomó tintes económicos ya que vio que los alquileres de pandas a largo plazo podían ser un negocio. "La idea de que toda esta moneda extranjera entrara por cortesía de estos alquileres de pandas era muy atractiva", afirma Stapleton.
A día de hoy, este interés ha disminuido "porque la economía china está floreciendo ahora en muchos sentidos" y cada vez ven más "desventajas" en alquilar pandas a zoológicos extranjeros, además de una mayor creencia de que son "un tesoro nacional" que hay que proteger.
"Están mucho más preocupados por la supervivencia a largo plazo de los pandas y quieren controlar muy de cerca a la población", explica Stapleton.
El acuerdo con el Smithsonian -que no es directamente económico sino de colaboración, asegura Smith- dice que Mei Xiang y Tian Tian tendrán que marchar al centro de conservación de Chengdú al ser ya demasiado mayores.
Xiao Qi Ji, cuyo nombre significa "pequeño milagro", lo hace, pese a ser estadounidense, porque está en edad de reproducción. Él nació en Washington, fruto de la inseminación artificial.
¿El fin de la diplomacia panda?
Cuando salgan del país los de Washington y de Atlanta, ya no quedarán pandas gigantes en Estados Unidos, una situación que no se ha vivido en décadas y que coincide, señala Stapleton, con una época complicada de relaciones entre China y Estados Unidos.
"Nunca ha sido una relación fluida, pero los últimos años están definitivamente entre los más difíciles de la historia", afirma.
Aunque por parte del Gobierno de Xi Jinping no hay una directriz oficial de hacer que todos los pandas en el exterior vuelvan a China, en opinión de la profesora esta situación tiene mucho que ver con sus ideas políticas.
"Parece que el liderazgo actual está muy enfocado en tratar de mantenerse en el poder controlando las comunicaciones en China, lo que los lleva necesariamente a aislarse del resto del mundo", afirma Stapleton, convencida de que el regreso de los pandas es una muestra más de este deseo.