La creatividad entendida como la creación e invención de una cosa totalmente novedosa, casi salida de nada más que de nuestra cabeza, entendida esta como la cuna del nuestro pensamiento, es una cualidad más que nada relacionada con artistas, pintores, escritores o poetas, y no otro tipo de profesiones como lo es el periodismo, o la historia.
Sin embargo, para ello parece haber surgido un término un tanto más adecuado para cubrir la capacidad de los escritores de historias y reportajes que abarca y describe sus trabajos, los cuales, sin pertenecer al orden de la ficción, sin poseen cierto grado de subjetividad contenida en ellos, siendo esta el filtro contextual por el que pasa la información que se adapta de una manera inteligible y se expone a manera de relatos.
Este concepto es el de “no ficción creativa”, con el cual, los periodistas sortean la barrera del periodismo de “solo los hechos”, en el que se suprime el punto de vista del autor, y pasan a significar la información a través de brindarle “un enfoque, un concepto, un contexto y un punto de vista únicos y subjetivos”.
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Esta capacidad creativa de tomar la información, la cual, a diferencia de los artistas no surge de la nada, sino que posee una asociación ineludible con la realidad en tanto extraída de ella misma, y brindarle un sentido a partir del punto de vista del autor, es la creatividad que según el libro “The Cult of Creativity” del autor estadounidense, Samuel W. Franklin, surge tras la Guerra Fría, e inmersa en el capitalismo.
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Según cuenta el autor, la creatividad surge en dos vertientes en los Estados Unidos 20 años después a 1945 aproximadamente. Por un lado, desde la búsqueda de la psicología por entender la capacidad cognitiva humana; y por el otro, en el contexto del desarrollo de la corriente capitalista fincada en el consumismo de mercado.
Desde la psicología, el autor propone la búsqueda por la contabilización de las capacidades cognitivas humanas como la inteligencia o la imaginación, como punto de partida para describir a la creatividad como el "pensamiento divergente" y la "tolerancia a la ambigüedad", siendo estas cualidades deseables en las personas de esa época.
Sin embargo, reconoce cierto grado de predisposición de las pruebas para favorecer a ciertos sectores privilegiados de la sociedad, aunque aun así, la creatividad era considerada como deseable, pues con esta se evitaba que la gente siguiera a los movimientos totalitarios de la época.
La otra área esencial para el surgimiento del concepto de creatividad fue el capitalismo, principalmente en la transición del mercado estadounidense de una economía situada en la manufactura de productos a la proliferación de los servicios, los cuales encontraron en la creatividad la mejor baza para su desarrollo.
La transición de hacer productos a diseñar y comercializar los productos requirió de gente creativa, capaz de adaptarse mejor a las necesidades y demandas de la sociedad, y encontrar soluciones de manera más eficiente, por lo que la publicidad terminó por sustituir a las artes como la poseedora del capital creativo humano.
Esta, de forma resumida, es la idea que el autor Samuel W. Franklin nos presenta en su libro sobre el surgimiento de la creatividad en la época posterior a la Guerra Fría y en la consolidación del capitalismo como sistema de consumismo que obligo al mercado a desarrollar y privilegiar la capacidad creativa humana.
VGB