Los ataques rusos a ciudades ucranianas en Nochevieja no quedaron del todo sin respuesta: hoy han aparecido imágenes en las redes sociales rusas y ucranianas de un ataque especialmente mortífero del ejército ucraniano a un grupo de reclutas rusos, noticia que enfurece a los círculos nacionalistas rusos.
El ataque tuvo lugar la noche del 31 de diciembre, pero las imágenes no se hicieron públicas hasta el 2 de enero. Muestra las ruinas de un edificio de varias plantas, un antiguo instituto técnico de la ciudad de Makéyevka, en la parte de Ucrania ocupada por el ejército ruso. El edificio ha sido completamente arrasado. El ejército ucraniano reivindicó el ataque y afirmó que el edificio albergaba a varios centenares de soldados rusos, todos ellos recién reclutados.
¿Negligencia criminal?
El Estado Mayor ucranio asegura que el inicio de año ha sido prolífico en bombardeos exitosos, presumiblemente mediante artillería de precisión Himars. El último habría sido la madrugada de este martes, cuando fue destruido un cuartel ruso en Chulakivka, en la provincia de Jersón. Según la versión de Kiev, esto habría causado otras 500 bajas, entre heridos y muertos. No ha habido confirmación por parte de Moscú, pero en The Grey Zone, comunidad de Telegram de militares rusos, se afirmó que sí se produjo el ataque.
El último golpe reconocido por Moscú ha sido el de Makiivka. El Ministerio de Defensa ruso afirma que allí murieron al menos 63 personas en el ataque de Año Nuevo. Las Fuerzas Armadas ucranias aseguran por su parte que fueron cientos de víctimas, mientras que otras fuentes del sector más belicista ruso y los familiares de los fallecidos creen que en cualquier caso las cifras oficiales se han quedado cortas.
“Han muerto muchos más. Los están sacando todavía de debajo de los escombros”, dijo la mujer de uno de los movilizados al periódico independiente Vazhnye Istorii en su edición de este martes.
Esta afirmación ha sido confirmada, al menos parcialmente, por varias fuentes militares rusas. Mencionan un número de 63 víctimas, y muchos en los círculos militaristas y nacionalistas están indignados por lo que perciben como negligencia criminal por parte del alto mando. Al parecer, todos los reclutas estaban estacionados en el mismo edificio, sin ningún tipo de protección.
“Nadie se esperaba estos misiles. Todavía no hay datos de los muertos y heridos de Samara, aún están limpiando los escombros”, dijo Masterkov a la prensa local. Familiares y allegados advierten de que el recuento final de víctimas no ha terminado, y algunas figuras políticas rusas subrayan que no es la primera vez que ocurre un incidente similar.
Por su parte, el vicesecretario del Consejo General del partido de Putin, Alexánder Jinshtéin, no solo mostró su indignación por haberse cometido un error así, sino que reconoció que Rusia intervino en la guerra de Donbás de 2014, a pesar de que el Kremlin siempre lo negó.
“Nunca subestimes a los enemigos. Ya dijimos en verano que era peligroso reunir a los soldados en masa en lugares con municiones y combustible”, escribió en su canal de Telegram.
“Nuestra artillería entrenó brutalmente a los ucranios en 2014 con ataques contra sus campamentos, y en 2022, al comienzo de la operación, les asestó otros golpes en Nikolayev y Yavorov”, añadió. “El enemigo tuvo que aprender a dispersar a su gente, pero estas lecciones no fueron aprendidas por nuestros propios comandantes”, criticó el parlamentario públicamente.
Un canal de Telegram muy vinculado a la compañía rusa de mercenarios Wagner se quejaba: “Incluso un tonto sabe que habría muchos muertos y heridos si golpeaban allí. Todo error tiene nombres y apellidos”. Peor aún, se dice que el edificio también albergaba un gran depósito de municiones. "Un ejemplo típico de estupidez militar", escribió una cuenta muy seguida en el servicio de mensajería Telegram, que, como muchas otras, exige sanciones ejemplares.
“La incompetencia y la incapacidad para aprender de la experiencia de la guerra sigue siendo un problema grave”, denunció por su parte Borís Rozhin, otra de las voces belicistas rusas y analista del Centro de Periodismo Político-Militar ruso. Rozhin criticó que no se dispersase a los movilizados, como se ha hecho en algunas zonas con los depósitos de municiones tras los bombardeos de verano.