La crisis económica derivada de los confinamientos masivos por la pandemia del covid-19 que derivó en rompimiento de las cadenas de suministro, inflación acelerada, escases de alimentos y medicinas también provocadas por el cambio climático han exacerbado las posiciones ideológicas de occidente y oriente. El resultado: invasiones militares como la de Rusia en Ucrania; una escalada armamentista muy semejante a la Guerra Fría versión 2.0, con ensayos nucleares de países enemigos de Estados Unidos, que incluso ya metió a Alemania que históricamente había reducido su inversión militar después de las dos guerras mundiales.
En ese contexto, China y Estados Unidos cada vez se alejan del entendimiento. La pandemia de covid-19 no los acercó y sí los alejó del diálogo, involucrados por descifrar la nueva enfermedad, desarrollar vacunas que frenaran la expansión mortal del coronavirus y las sospechas de la fabricación en laboratorio, a propósito o por descuido, del virus SARS-COV2 que provocó la pandemia.
Militarmente, un reporte muy sólido refleja que Estados Unidos no está preparado por una guerra de dimensiones mundiales, ya que estaría en franca desventaja ante China en cuanto a capacidad militar, tanto en equipo como en miembros efectivos. El documento precisa que Estados Unidos se quedaría en menos de una semana sin municiones suficientes de largo alcance y de precisión y que el motivo sería la asistencia militar que Estados Unidos está enviando a Ucrania para defenderse de la invasión rusa, que ha mermado el inventario del Pentágono.
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Henry M. Paulson, fundador y presidente del Instituto Paulson y exsecretario del Tesoro de los Estados Unidos de 2006 a 2009, en un artículo para Foreign Affairs, advierte que ahora EU y China se reparten críticas y culpas por sus malas decisiones económicas con repercusiones mundiales.
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“China tiene un liderazgo muy diferente y más asertivo. Ha más que triplicado el tamaño de su economía desde 2008 y ahora tiene capacidades más sólidas para aplicar políticas antagónicas. Las actitudes de Estados Unidos hacia China se han vuelto marcadamente negativas, al igual que la política en Washington. Sin embargo, lo que no ha cambiado es el hecho de que sin una relación estable entre Estados Unidos y China, donde sea posible la cooperación sobre intereses compartidos, el mundo será un lugar muy peligroso y menos próspero”, en alusión a conflictos militares globales que podrían derivar en una tercera guerra mundial.
De acuerdo con Paulson, China considera que los controles de exportación estadounidenses destinados a proteger las tecnologías estadounidenses son una amenaza para el crecimiento futuro de China; mientras que Washington considera cualquier avance tecnológico chino ayuda a la agresiva acumulación militar de Beijing, lo que nos acerca a un escenario donde una tercera guerra mundial siempre está latente.