Seguramente en más de una ocasión el nombre de Rupert Murdoch o el apellido Murdoch ha formado parte de alguna conversación de los hombres más influyentes y poderosos del mundo, después de todo, no es secreto que este hombre tuvo información privilegiada de gobiernos, sus actores y todo el mundo de la farándula mundialmente conocida; en tiempos actuales y, desde hace más de medio siglo, tener información es tener poder.
No es ningún misterio que, a los medios de comunicación, muchos de los filósofos, sociólogos y comunicólogos, le otorguen el mote de: “el cuarto poder” y es que, aunque suene a cliché, la convivencia que han tenido los tres poderes de las democracias con los medios de comunicación se ha mimetizado a tal punto que son indivisibles; podría decirse que en algunos gobiernos es una secretaría o ministerio más.
Contar con información de toda índole, pero sobre todo de gobiernos, sus actores e incluso del entretenimiento de la población mundial, es demasiado. No por nada a Rupert Murdoch lo consumió su misma avaricia de querer vender más información, claro, esto como un eufemismo a que vendía la privacidad de las personas hasta que no pudo más.
De esta manera, el emporio que forjó desde muy joven se le desmoronó en tan sólo unos meses pues comenzó a enfrentar a las autoridades y políticos de Inglaterra, de pronto, todas las personas que se relacionaban con él estaban salpicadas y en la mira del escrutinio público que veía de mala manera que se reunieran y fueran cercanos a Rupert Murdoch.
Los medios que él y su hijo dirigían de los cuales eran propietarios, fueron perdiendo credibilidad, docenas de trabajadores en Inglaterra fueron detenidos por las autoridades e incluso los colaboradores cercanos al primer ministro tuvieron que pedir su renuncia en carácter de irrevocable ante la hecatombe que se estaba presenciando por allá del 2010, 2011 y 2012.
El inicio: News of the world
Aquel año de 1969 representaría un momento histórico para la dinastía Murdoch. Rupert, imagen de esta familia, compraría el tabloide News of the world, un diario de pacotilla de aquella época que tenía tintes sensacionalistas y contar, entre sus diversas características, con ser un medio que se metía en la privacidad de cualquier figura pública de cualquier ambiente.
Algunos libros biográficos, así como estudios de caso respecto a este tema, mencionan que su madre quien tenía por nombre Elisabeth Murdoch le comentó en reiteradas ocasiones a su hijo que la adquisición de ese medio era muy mala, que involucrarse en la vida de las personas tarde o temprano tendría consecuencias porque de su vida personal salen demasiadas cosas; no se equivocaba, pero las circunstancias tardarían en darle la razón.
Por su parte, Rupert Murdoch le contestó a los embates de su madre que a la gente le interesa de sobremanera la vida personal de sus personajes favoritos, jugadores o políticos de moda y, por supuesto, incluso de sus vecinos. Con mucha seguridad afirmó que cientos de miles de personas en Inglaterra tienen sus vidas vacías y desean un poco de lo que leen en ella.
News of the world sería el inicio de su imperio, de su intento de legado multigeneracional; en algún momento de su exitosa carrera llegaría a vender más de 7 millones de copias; más tarde formaría parte de su conglomerado de medios de comunicación en el mundo: News Corporation. Lamentablemente su base, su primer nicho, sería aquel que se desquebrajaría y arruinaría todo por lo que trabajó muchos años.
¿Información? ¿Transparencia? ¿Privacidad? ¿Acaso no es lo mismo?
Después de consolidarse como un medio al cual acudir para conocer las más increíbles exclusivas de Inglaterra, Estados Unidos de América y otros países del mundo, comenzaría la caída libre hacia el abismo y a la espiral del silencio, tocó fibras sensibles en el gobierno y en la privacidad de muchas personas. Pero ¿Cómo lograba esto?
La forma en que operaba este tabloide era sobrepasar la barrera de la decencia, del respeto y de la privacidad; la incesante necesidad de información de las personas y por ende de vender de Murdoch lo llevaron a indicar a su equipo de trabajo que bajo cualquier manera se consiguieran exclusivas. En nombre de una de las más grandes libertades del hombre, la libertad, se violaban otras igualmente fundamentales.
Y es que no sólo News of the world se vio envuelto en la polémica, también su hermano y mundialmente conocido, The Sun, vivió esto. A través de una decena de investigaciones exhaustivas; se dio a conocer que la forma en que la compañía global News Corporation conseguía las exclusivas y la información fue a través del hackeo masivo a celulares, computadores personales y de escritorio, correos electrónicos, así como sobornar a cientos de policías, administrativos, políticos y militares.
Debido a estas sistemáticas violaciones a las libertades humanas de todos los involucrados, alrededor de 40 personas fueron arrestadas, cerca de 30 de estas personas eran periodistas; con esto surge la pregunta ¿Acaso los periodistas, desde su lugar de trabajo son una herramienta más del poder? ¿No eran los heraldos de la gente?
Entre las personas detenidas se encontró culpable a Andy Coulson quien en algún momento fuese director de dicho tabloide y, para sorpresa de nadie, se convertiría en director de comunicaciones y prensa del primer ministro en 2010, David Cameron, evidentemente tuvo que renunciar con carácter inmediato pues su nombre figuraba fuertemente en las investigaciones.
Sin embargo, fue hasta ese caso que se supo la verdad pues Murdoch, el virus Murdoch que infectó los medios y a la gente, ya había estado haciendo de la suyas desde mucho antes, se dio a conocer que las conexiones con el dueño de dicho medio y gobiernos anteriores nunca ceso. Se supo que convivía de gran manera con Margaret Thatcher, Gordon Brown, Tony Blair y el ya mencionado, David Cameron.
Curioso que a Murdoch no le importaba la idea de gobierno, es decir, izquierda o derecha como también a los gobiernos no les importaba las violaciones en sus narices de la privacidad en todos los niveles; como se menciona en El Principito: "lo esencial es invisible para los ojos". El dejar que la información sensible se vendiera como verdad y en otras se justificase como transparencia, les explotó en la cara, pero el daño ya estaba hecho.
Desde el inicio de la democracia como forma de gobierno una de las partes fundamentales es la verdad pues todos se beneficiaria de ella, el crecimiento, desarrollo y mantenimiento de la democracia en buena medida es la lectura en varias aristas de información, empero, en estos días, el dueño de los medios puede tergiversar la información y, ineludiblemente, la democracia. Ese fue el caso de Rupert Murdoch hasta que las piezas de ajedrez no quisieron jugar más.
Después de que la bomba estallara en Inglaterra lo mismo sucedió en Estados Unidos y progresivamente en sus negocios alrededor del mundo, el país en el que nunca nació (nació en Australia) pero que pertenecía, le propino una investigación con el FBI a 21th Century Fox, Fox News y su diario insignia, Wall Street Journal. Igualmente, sus medios en Australia, China, Italia, Alemania y más comenzaron a caer.
La inevitable física de la vida: Todo lo que sube tiene que caer
El desmoronamiento de News Corporation ya tenia bastante tiempo encausándose, sin embargo, el momento crítico y donde caería de la gracia de todos en Inglaterra fue cuando se supo de la intervención telefónica al celular de una niña de 13 años, quien llevaba el nombre de Milly Dowler. Este caso lo reveló uno de sus más grandes enemigos en muchos aspectos pero sobretodo en negocio, The Guardian.
El caso reveló que se intervino el teléfono de la niña días después de que fuese secuestrada; lastimosamente días después se halló el cuerpo de la niña por lo que el enojo fue aún más grande. No es lo mismo intervenir el teléfono de Sir Alex Ferguson al teléfono de una niña. Indudablemente, el interés de ciertos medios siempre ha sido lo sensacionalista, el vender, el venderse, el ser un escalón más para que se cimente el poder.
En ese momento fue cuando el primer ministro se vio sensiblemente afectado, dictó una investigación con todas las de la ley; James Murdoch, hijo de la “leyenda” habría de anunciar que News of the world cerraba sin fecha de regreso tras 168 años de manera ininterrumpida.
Así, de manera abrupta, el imperio de noticias de Inglaterra caía por su propio peso, caía por vender, publicitar y violar aquello que la mamá de Murdoch le advirtió: La privacidad. Poco después Rupert Murdoch y su hijo James serían llamados a comparecer a la cámara baja, es decir, a la cámara de diputados del parlamento inglés.
La vida da giros y ese fue el caso de Rupert, vivió en carne propia lo que el vendía en sus periódicos, el morbo, el vender su cara, el ser cuestionado hasta lo más mínimo de su vida y de sus acciones; en sus propias palabras y en una declaración a los medios comentó que: “Vaya lección de humildad he vivido, la más grande de mi vida”.
Tener tanto poder es peligroso pero aún a esos niveles y estando tan sumido en el lodo le funcionó decir que no sabía y que no tenía conocimiento de lo sucedido, es decir, de las intervenciones y hackeos que demandaba a todas las redacciones con la finalidad de conseguir información y exclusivas. Los diputados después de sus comparecencias lo llamaron de manera formal, alguien que no era capaz de dirigir una empresa mundial de esa categoría.
Se alejó de todo, pero, aun así, no sufrirá nunca por cuestiones económicas, donde sí sufrirá es en ver su sueño de dejar un legado con el nombre no de manera honorable pues desde ese día decir Murdoch es sinónimo de invasión a la privacidad y de asustar a las democracias.
Actualmente, Rupert Murdoch continúa siendo presidente de Fox News y cuenta con 91 años; ¿Acaso no dejo de influenciar en los medios? ¿Donald Trump figuró en su nuevo tablero de ajedrez? Seguramente, como todo, tarde o temprano se sabrá. De momento, la democracia vive momentos difíciles y, quizá, mutativos. Que sirva de lección que la democracia necesita verdad autentica no tergiversada, pero también, que necesita de lectores que cuestionen con esa verdad, no que cuestionen a quien las dicen por la forma en que actúan ciertos medios.
DJC
