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La filosófica frase con la que Pepe Mujica dijo adiós a la política

Es el fin de una era en Uruguay: el adiós político de Mujica, de izquierda, y de Sanguinetti, de derecha; ambos cierran juntos una página histórica

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Escrito en MUNDO el

Dos viejos lobos, eternos rivales, en las antípodas del pensamiento, pero estrategas políticos como nadie y con una capacidad de convocatoria que muy pocos tienen. Así son José "Pepe" Mujica y Julio María Sanguinetti, dos expresidentes que cierran juntos una página histórica de la política uruguaya.

Uno defensor de la izquierda, otro conservador de derecha, pero ambos contrincantes con peso en la actualidad pese a la vejez (Mujica tiene 85 años y Sanguinetti 84).

Quizá el destino, pero fundamentalmente la terquedad de estos dos personajes históricos para no querer abandonar la actividad en la que militan desde que tienen uso de la memoria, hizo que decidieran dar un paso al costado y abandonaran juntos, en una misma sesión, su escaño en el Senado tras décadas vinculados a la política.

Mujica: "Triunfar en la vida no es ganar, es levantarse y volver a empezar".

El expresidente de Uruguay José Mujica (2010-2015) presentó este martes su renuncia al Senado del país suramericano dejando como mensaje que "triunfar en la vida no es ganar, es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae".

En su alocución durante una sesión extraordinaria de la Cámara Alta, en la que también renunció el exmandatario Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000), Mujica dijo que "el odio es fuego como el amor, pero el amor es creador y el odio nos destruye".

"Yo tengo mi buena cantidad de defectos, soy pasional, pero en mi jardín hace décadas que no cultivo el odio, porque aprendí una dura lección que me impuso la vida, que el odio termina estupidizando, nos hace perder objetividad", agregó.

La intervención de los senadores Oscar Andrade y Mario Bergara (Frente Amplio, izquierda), Guillermo Domenech (Cabildo Abierto, derecha), Pablo Lanz (Partido Colorado, centroderecha) y Carlos Camy (Partido Nacional, centroderecha), Mujica tomó la palabra para agradecer lo "elogiosos" que habían sido con él.

"Hay un tiempo para llegar y un tiempo para irse en la vida", sentenció el exmandatario sobre su renuncia al escaño de senador, algo que ya había anunciado meses atrás y que ratificó en la jornada de las elecciones departamentales y municipales, celebradas el 27 de noviembre.

"Me está echando la pandemia. Ser senador significa hablar con gente y andar para todos lados. El partido no se juega en los despachos y estoy amenazado por todos lados, por doble circunstancia: por vejez y por enfermedad inmunológica crónica", argumentó.

Mujica apeló a la figura de Alejandro Atchugarry, político del Partido Colorado que ocupó su banca años atrás y fallecido en 2017, al que calificó de "símbolo de algo perdurable" que hay que conservar.

"La bonhomía a pesar de las rispideces de este país que, a pesar de ser pequeño, debe huir de las grietas", indicó.

El ya exsenador, cuyo lugar en la Cámara Alta ocupará Alejandro Sánchez, también del Frente Amplio, se refirió a la nueva época en la que le ha tocado vivir, dominada por la tecnología y descartó que piense en alguna sucesión -ya que muchos señalan a Sánchez y a Yamandú Orsi, intendente de Canelones, como sus "hijos políticos"-.

"En política no hay sucesión, hay causas. Todos pasamos, algunas causas sobreviven y se tienen que transformar y lo único permanente es el cambio. La biología impone cambios, pero también tiene que haber una actitud de dar oportunidad a nuevas generaciones", señaló.

SANGUINETTI, EL ARTÍFICE DE LA COALICIÓN

De diferente perfil a Mujica, más estructurado, elocuente y académico para hablar, con un aspecto también particular -sobre todo por sus características cejas que han sido objeto de caricaturas e ilustraciones- Sanguinetti ha sido un actor clave en la democracia uruguaya.

Este historiador, escritor, abogado, pero, sobre todo, político de raza, fue el primer presidente electo tras la dictadura y gobernó Uruguay en dos periodos: 1985-1990 y 1995-2000.

Desde su sector, Batllistas, ha liderado al histórico Partido Colorado (PC-centroderecha) y es uno de los personajes más influyentes.

Con su carácter y liderazgo político llevó adelante una primera presidencia en la que la sociedad uruguaya aún se encontraba con las heridas frescas por la dictadura de 12 años que azotó al país.

Tras el derrumbe político del PC a comienzos del siglo XXI, fundamentalmente tras la crisis del 2002, Sanguinetti dejó la política "formal", aunque constantemente hacía apariciones públicas.

Sin embargo, para las últimas elecciones internas sus compañeros de partido fueron a buscarlo y le pidieron que volviera a calzarse los botines de la política para ayudar a levantar un partido que, en las encuestas, estaba en el olvido.

Aunque no logró vencer a Ernesto Talvi en esa instancia electoral, Sanguinetti sacó a lucir su capacidad negociadora, los pergaminos que lo colocaron en la historia como un político de pura cepa y fue el artífice y motor del acuerdo entre cinco partidos que permitió la coalición multicolor que gobierna el país bajo la Presidencia de Luis Lacalle Pou.

QUIÉN SE VA SIN QUE LO ECHEN...

¿Realmente es el fin de la vida política de Sanguinetti y Mujica? Esa incógnita solo podrá ser respondida más adelante ya que los hechos han demostrado que ninguno soporta mucho tiempo fuera de la actividad que los ha definido.

Sanguinetti se había retirado de la política formal, ya no iba a ser candidato, pero volvió con todo en 2018 y desde ahí se plantó en la escena política como en sus mejores años.

Mujica, quien en 2018 también renunció al Senado para descansar tras "su largo viaje" de la vida, también volvió a la escena para intentar ayudar al FA a ganar las elecciones de 2019 -algo que finalmente no consiguió-.

Ahora, los dos expresidentes cuyas vidas políticas han sido paralelas, contrapuestas pero complementarias, renuncian juntos. Un poco por la pandemia -ya que ambos son población de riesgo-, tal vez también por cansancio y por dar cierre definitivo a una etapa.

A pesar de todo, es probable que estos dos viejos lobos, el guerrillero y el académico, el de casa pequeña y el intelectual de cejas grandes, todavía tengan mucho por vivir, ya que, desde el principio hasta el fin de sus días, ambos serán políticos.

(MJP)