En lo que va de 2025 se han registrado 164 socavones en la Ciudad de México, casi uno por día y casi el doble de los contabilizados el año pasado. La mayoría se han abierto en vías secundarias, pero cada vez con más frecuencia afectan avenidas principales y zonas densamente habitadas.
Tan sólo en agosto, dos socavones han colapsado la Calzada Ignacio Zaragoza, otro se “tragó” a una mujer de 60 años en Avenida Talismán y uno más se abrió mientras un camión circulaba por las calles de la colonia Obrera.
De acuerdo con la Secretaría de Gestión Integral del Agua (SEGIAGUA), las alcaldías más afectadas por este problema en 2025 son Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Iztacalco, Benito Juárez y Azcapotzalco que concentran siete de cada diez colapsos (67.1% del total en la CDMX). Sólo en Gustavo A. Madero se han abierto 44 oquedades.
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Ante ello, el gobierno de la Ciudad de México reconoce que este año han gastado 80 millones de pesos en reparaciones de emergencia, con apenas 225 metros de tuberías sustituidas y 17 cajas de concreto armado.
Pero el problema es mayor. Bajo los pies de los capitalinos, se extiende una compleja red de 12 a 13 mil kilómetros de drenaje, una de las más grandes del mundo, que ya sobrepasó su vida útil y que ha contribuido al aumento acelerado de socavones.
UNA RED ENVEJECIDA
En entrevista con La Silla Rota, la doctora Judith Domínguez, profesora-investigadora del Colegio de México, explica que los socavones en la CDMX son resultado de una combinación de factores; sin embargo, el envejecimiento de la red es una las principales razones del aumento del número de oquedades en la ciudad.
“Tenemos una de las redes de drenaje más grandes del mundo, pero también una de las más viejas. Muchas tuberías se construyeron hace más de 50 años con materiales como el asbesto, que ya no son adecuados. Esa infraestructura está sobrepasada y es frágil frente al hundimiento constante de la ciudad”, señala.
Estas condiciones, afirma, generan un gran número de fugas de agua que reblandecen el suelo, que ni el propio gobierno sabe con precisión cuántas son ni en dónde están. “Sólo se van atendiendo cuando alguien se las reporta”.
Con el tiempo, el agua que se filtra va debilitando el subsuelo y, con el peso del tráfico vehicular, el pavimento colapsa. “Imagínate la presión que ejercen tantos vehículos sobre un suelo reblandecido y una red envejecida. Es una combinación peligrosa”, advierte.
EL HUNDIMIENTO DE LA CIUDAD, UN FACTOR CLAVE
En 2019, la especialista coordinó una investigación en la que ya advertía del problema. En el documento titulado “Seguridad Hídrica de la Ciudad de México: Riesgo de Inundaciones”, la doctora Domínguez afirmó que “la infraestructura hidráulica (de la CDMX) es vieja, se encuentra en mal estado y sufre daños relacionados con los hundimientos de la ciudad”.
En esto coincide el ingeniero geólogo Alejandro Méndez subraya que la subsistencia o hundimiento del suelo, también contribuye a la aparición de estos colapsos. “La pérdida de volumen en el subsuelo genera movimientos diferenciales que rompen las tuberías y deforman la superficie”, dice en entrevista.
Los expertos coinciden en que la combinación de subsidencia, lluvias intensas y fugas en tuberías viejas hace que la aparición de socavones sea un fenómeno continuo en la capital. “Es un proceso multifactorial. Por eso un socavón puede formarse en horas, en días o en meses, y se vuelve cada vez más impredecible”, indica Méndez.
“Cuando una tubería se rompe, el agua comienza a humedecer y movilizar el suelo arcilloso que compone gran parte del Valle de México. Esto crea cavidades subterráneas que muchas veces no se detectan hasta que colapsa el pavimento o se hunde un vehículo o una persona”, dice.
El especialista detalla que estos fenómenos suelen ser más visibles durante la época de lluvias, cuando la presión dentro de las tuberías aumenta y el suelo ya está reblandecido.
“Algunos huecos pueden tener hasta 20 metros de profundidad, pero se detectan demasiado tarde porque no hay monitoreo constante ni infraestructura de alerta temprana”, agrega.
Un ejemplo de esto es el Gran Canal, que ya perdió su pendiente por el hundimiento del suelo, lo que ha provocado cada vez más inundaciones y socavones en las colonias por las que cruza este desagüe, como las inundaciones ocurridas en las colonias Aragón, Providencia, Azteca, Progresista y los socavones en Talismán, Gertrudi Sánchez, entre otras.
INUNDACIONES Y SOCAVONES: MISMAS COLONIAS EN RIESGO
El mapa de socavones de la Ciudad de México coincide con los lugares donde las inundaciones son más frecuentes en la ciudad.
De acuerdo con el diagnóstico del Colegio de México, entre 2010 y 2018 se registraron 3 mil 969 encharcamientos en la CDMX, concentrados en las mismas alcaldías que hoy encabezan la lista de colapsos: Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Venustiano Carranza y Azcapotzalco.
Colonias como Aragón, Providencia, Azteca, Progresista, Talismán y Gertrudis Sánchez aparecen en ambos registros, primero como focos rojos de anegamientos y ahora como escenarios donde se abre el pavimento.
El patrón sugiere que la vulnerabilidad del drenaje capitalino se viene arrastrando desde hace más de una década. Antes en forma de inundaciones, hoy en forma de socavones.
CIFRAS QUE MUESTRAN LA EMERGENCIA
- 164 socavones en 2025 (21 en la última semana)
- 75% se concentran en vías secundarias de las alcaldías
- Cinco demarcaciones concentran 70% de los casos: Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Iztacalco, Azcapotzalco y Benito Juárez
- 80 millones de pesos gastados en reparaciones de emergencia este año
- Sustitución de apenas 225 metros de tubería y construcción de 17 cajas de concreto.
CONTEXTO: El secretario de Gestión Integral del Agua, Mario Esparza Hernández, atribuye el aumento de socavones en la Ciudad de México a las lluvias intensas, que saturan los colectores, elevan la presión hidráulica al máximo nivel, provocan fisuras y crean cavernas bajo el asfalto.
También ha señalado que la antigüedad de la red, los materiales utilizados en renovaciones anteriores y el hundimiento diferencial del suelo dificultan el drenaje adecuado y facilitan la formación de socavones.
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