Un sofá azul empapado descansa en medio de la calle Albañiles, como si alguien lo hubiera dejado ahí para recordar la magnitud del desastre. Alrededor, se amontonan muebles recién comprados, ropa mojada y colchones inflados por el agua sucia que volvió a entrar a las casas de las colonias Progresista y Azteca, en la alcaldía Venustiano Carranza. La escena no es nueva: apenas 23 días antes, el 10 de agosto, los mismos vecinos habían perdido todo tras una inundación.
La noche del 2 de septiembre, volvió a pasar. “Ya son dos veces en menos de un mes y todavía no recibimos la ayuda ni el pago del seguro por lo que perdimos la primera vez”, reclama Oscar Piña, vecino de La Progresista.
“Acababa de comprar mis muebles otra vez, sala, cocina, refrigerador, estufa y ahora se me vuelve a inundar. ¿Qué nos espera?”.
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Entre el Gran Canal y la promesa incumplida
Los habitantes culpan al desbordamiento del Gran Canal. Antes, recuerdan, había bardas que contenían el agua. Ahora, con un parque construido en la zona, el cauce se desborda hacia sus calles cada vez que llueve fuerte o incluso, como ocurrió este martes, apenas con una llovizna.
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“Nos dijeron que bombearon el agua para que no se inundara el Aeropuerto y otros lugares, pero aquí nos volvimos a quedar bajo el agua negra”, cuenta Piña. En su sala aún se distinguen las marcas de hasta 70 centímetros en las paredes.
“Pedimos que regresen las bardas, preferimos eso a tener un parque, si de todas formas cada que llueve perdemos todo”.
Araceli Jiménez, vecina de la misma colonia, coincide.
“Hace años se inundaba, pero el agua se quedaba ahí. Quitaron las bardas y ahora ya van dos veces que nos pasa esto”, afirma.
Cinco mil pesos para empezar de nuevo
En la calle Chicleras, Edrey Parra Zaragoza muestra los muebles que acaba de comprar, que tras la tromba que cayó la noche del 2 de septiembre, están sobre bancos y botes, para evitar que se mojen.
Apenas unos días antes había reemplazado lo perdido en agosto con el apoyo que le entregaron: cinco mil pesos.
“¿Qué compras con eso?”, pregunta. “Hace tres semanas perdimos todo. Nuestra sala, la cocina, el refrigerador, la estufa. Lo compramos todo de nuevo y ahora otra vez se me vuelve a inundar”.
Con cubetas y escobas, Edrey y su familia pasaron la noche tratando de salvar lo poco que quedó en pie. “Ni siquiera estaba lloviendo fuerte, en cinco minutos ya estábamos bajo el agua. Y el seguro todavía no llega. Vinieron, sacaron fotos y prometieron cubrir las pérdidas, pero hasta ahora no nos han dado nada”.
Promesas incumplidas
El gobierno capitalino, encabezado por Clara Brugada, acudió tras la primera inundación de agosto. Algunos vecinos recibieron apoyos de entre cinco y diez mil pesos, pero el censo fue irregular y aleatorio, denuncian los afectados.
“Aquí en mi domicilio entregaron un cheque, pero nos dijeron que solo podía ser para una persona, aunque vivimos familias distintas. Yo, que fui de los más afectados, no recibí nada”, asegura Piña.
El otro mecanismo de apoyo, el seguro contra desastres, tampoco ha llegado. Funcionarios acudieron, sacaron fotografías y prometieron cubrir las pérdidas. Hasta ahora, los damnificados no han visto un solo peso.
“Todavía no nos pagan y ya nos volvimos a inundar”, insiste otro vecino. “Estamos desesperados”.
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Vecinos contra la inacción
El enojo crece entre los habitantes de Chicleras y calles aledañas. Algunos ya hablan de organizar bloqueos si la respuesta no llega pronto.
“La vez pasada me quedé callado porque me prometieron solución. Ahora no les creemos. Del dicho al hecho hay mucha diferencia. Si no hay apoyo, vamos a cerrar vialidades”, advierten
A pesar de los testimonios, Cristian Zárate García, jefe de la Departamentación Ciudadana de la alcaldía Venustiano Carranza, rechaza que los vecinos estén abandonados.
“Seguimos aquí apoyando a los vecinos de la Progresista y la Azteca, nuevamente sacando el agua que se les metió a sus domicilios. Esta ocasión fue mínimo, no como la vez pasada”, asegura.
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