Juan Carlos Jiménez, herido de gravedad por la explosión de la pipa de gas en el puente La Concordia, murió el fin de semana. Pese a los esfuerzos de los médicos del Hospital Rubén Leñero, quienes trataron de salvarle la vida, la gravedad de las quemaduras hizo imposible que sobreviviera.
Su imagen se hizo viral: con jirones de piel quemada colgando de su brazo y vertido sólo con un short, contaba que atravesó el fuego y vio a personas atrapadas en sus carros, además de pedir que le pusieran algo en el cuerpo para aliviar el ardor.
Su padre, don Apolonio Jiménez, dijo a La Silla Rota que su hijo era el sostén de su casa y está preocupado por la esposa, hoy viuda, y por sus nietos. Con la voz entrecortada cuenta que están desechos en su familia.
Reconoce que autoridades de gobierno le brindaron apoyo para los trámites del sepelio y aunque hasta ahora no han pagado nada, no sabe después qué harán.
Relató que dos personas de Jurídico y de Atención a Víctimas lo han acompañado desde que su hijo estaba en el Hospital Rubén Leñero y se mantienen al pendiente del caso. De la empresa, en cambio, “nada”; aseguró que desconoce si habrá una postura oficial o acciones legales. Para él no hay de otra que esperar, porque tampoco tendría dinero para buscar un abogado.
“Me dijeron que mi muchacho tenía más del 80% del cuerpo quemado, que no le pudieron estabilizar la presión y pues que por dentro sobre todo tenía quemaduras, tampoco lo podían canalizar. No entiendo, no sé qué vamos a hacer, ya ve que en los videos se le escuchaba hablar”, comenta, atrapado entre la esperanza de las primeras horas y el golpe de la confirmación. “Estoy muy triste”, alcanza a decir.
Entre pausas, Don Apolonio dice que siempre lo recordará jugando futbol y riéndose. Ahora se concentra también en la recuperación de su nieto, quien presenta quemaduras en las manos.
“Estoy esperando a ver qué nos dicen, a ver si lo dan de alta y yo creo que ya en ese momento a ver si nos dicen algo más porque ahorita no sabemos”, cuenta.
Mientras la familia define los siguientes pasos, la prioridad es acompañar a la esposa de su hijo y asegurar el sustento que él proveía. “No sé qué vamos a hacer, pero no la vamos a dejar sola”.
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