DIA DEL ABUELO

Casi un siglo de vida: Jovita, abuelita de Toluca que conoció a Pedro Infante y Jorge Negrete

A sus 96 años, Jovita recuerda cuando sirvió a personajes como Pedro Infante; hoy pinta y borda en Toluca con apoyo de sus nietos

: Jovita, casi 100 años y aún pinta manteles, borda y elabora artesanías.Créditos: Arturo Callejo
Escrito en METRÓPOLI el

Cuando se le pregunta su edad, Jovita Inés Rivas Chavarría sonríe: “No sé si tengo 96 o 98, ya ni me acuerdo”. Lo cierto es que nació a finales de los años veinte en San Felipe Tlalmimilolpan, una delegación al sur de Toluca, Estado de México, que todavía conserva sus raíces rurales. Su vida ha sido testigo de un México que cambió de las haciendas y caminos polvorientos, a la modernización de la capital y el crecimiento industrial de Toluca.

La necesidad la llevó a emigrar siendo apenas adolescente. En la Ciudad de México, trabajó como parte del servicio  en casas de familias acomodadas, entre ellas la de Carmelina Soler, en Insurgentes Su. Fue ahí donde, como parte de su labor, convivió con algunas de las personas más recordados de la cultura popular mexicana.

“A Pedro Infante le gustaba el agua de fruta bien fría; me pedía jarras grandes con hartos hielos”, relata con picardía. También conoció a Jorge Negrete, a quien describe como “muy especial”, y a Mario Moreno ‘Cantinflas’, que llegaba con su simpatía habitual. Incluso recuerda haber visto al boxeador Raúl ‘Ratón’ Macías cuando recibió su cinturón de campeón mundial.

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El regreso a Toluca y la vida obrera

Tras algunos años, Jovita regresó a Toluca y se empleó en la fábrica “Bordados Ely”, donde trabajó más de tres décadas. Ahí forjó amistades y dedicó buena parte de su vida a la producción textil. Aunque nunca aprendió a leer ni escribir, el oficio le permitió sostener a su familia, sus dos hijos y salir adelante.

Al jubilarse en los años ochenta, decidió aprender algo nuevo: se inscribió en la Escuela de Artes y Oficios “Margarita Maza de Juárez”, ubicada en el centro de Toluca. Allí descubrió su talento para la pintura y el bordado, que desde entonces la han acompañado como pasatiempo y fuente de ingresos.

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Arte en cada puntada

En su casa, sobre una mesa de madera junto a la ventana, Jovita muestra orgullosa un mantel con flores pintadas a mano. Sus nietos le ayudan a marcar los patrones y su hijo Víctor Eugenio, cuando viaja a Estados Unidos, le trae pinceles y materiales de mejor calidad.

“Todo hago: servilletas, pulseras, aretes, juegos de baño, recuerdos para fiestas”, dice. Algunas de sus piezas, como los manteles grandes, los vende hasta en cinco mil pesos, dinero que reinvierte en pinturas, hilos y cuentas para seguir creando.

Además de la pintura, Jovita ha tejido suéteres y blusas en tonos discretos, confecciona collares y pulseras de colores vivos que compra en mercerías locales. Aunque ya no produce tanto como antes.

Familia y memoria viva

Actualmente vive con su hija Martha, con quien comparte la casa y el cuidado cotidiano. Convive a diario con tres de sus nietos, mientras que el nieto de su otro hijo, Víctor Eugenio, la visita con frecuencia. Pese a su edad, aún se vale por sí misma para muchas de sus actividades, aunque reconoce que extraña la independencia de su propia casa.

Recuerda nombres, direcciones y rostros de hace más de 70 años, nunca imaginó ser protagonista de una época histórica. En el marco del Día del Abuelo, la vida de Jovita recuerda el valor de estas generaciones: mujeres y hombres que trabajaron duro, que dieron forma al México moderno y que hoy siguen aportando desde la memoria, el arte y el cariño a sus familias.

El espejo del futuro

En contexto: de acuerdo con el Consejo Nacional de Población (CONAPO), para el año 2050 cerca del 30% de la población tendrá 65 años o más, lo que significa que el país contará con más adultos mayores que niños.

En 2020, el Censo de Población y Vivienda del INEGI contabilizó 15.1 millones de personas adultas mayores, equivalente al 12% de la población total. Para 2023, la cifra rebasó los 18 millones, lo que confirma el crecimiento acelerado del sector.

En 1950, la esperanza de vida era de apenas 36 años; hoy supera los 75 años. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Salud y Envejecimiento en México (ENASEM), 6 de cada 10 adultos mayores dependen de apoyos gubernamentales como la Pensión para el Bienestar.

El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) advierte que muchos adultos mayores viven en condiciones de vulnerabilidad: algunos sin apoyo familiar, otros enfrentando discriminación laboral o social.

El Instituto Nacional de Geriatría (INGER) señala que los adultos mayores concentran la mayoría de las enfermedades crónicas: diabetes, hipertensión, problemas cardiovasculares y demencia senil.

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Historias como la de Jovita Inés, quien a sus 96 años sigue pintando y bordando en Toluca, recuerdan que el envejecimiento no solo es un desafío, sino también una oportunidad para valorar la experiencia y el legado de quienes han construido el país.

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