Hace 10 años, Marco Mejía dejó de ver a Lía, su perra de raza Shiba, pese a que era su adoración y con la cual sentía un vínculo emocional único. Ella se alejó de su vida, pero no porque se le extraviara o padeciera una enfermedad y muriera.
La razón fue que cuando se divorció de su entonces esposa, ella rápidamente decidió quedarse con Lía, pese a que no era suya, ya que él la compró en Japón un año antes de que se casaran, por lo que la perra no entraba en el acuerdo de bienes mancomunados, régimen por el cual Marco se casó.
Aún con la mirada ensombrecida por la ausencia de Lía, Marco comparte con La Silla Rota que todavía cuenta con el certificado de compra de su exmascota, que acredita su propiedad.
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“La compré con un chip internacional, saqué la factura con papeles y demás, el registro está a mi nombre, y con eso y todo, cuando llegó la fatídica separación se la quedó ella”. Era tanto su cariño por Lía, que hasta le hizo su página de Facebook, donde aparece como Lía Mejía.
“Habrá gente que diga que no se debe humanizar a la mascota, pero la realidad es que, para quienes no quieren o no pueden tener un hijo, se vuelven el ser vivo más apegado”, dice mientras carga a Charanga, uno de sus tres perros actuales.
La ley aprobada el 18 de agosto por el Congreso de la Ciudad de México pudo haber evitado muchas penas a Marco. La modificación el Código Civil en materia de divorcios establece que en una separación ambas personas deben acordar un plan de cuidados que garantice “el bienestar de los seres sintientes” en ese proceso.
El convenio debe establecer quién mantiene la custodia de la mascota, cómo se reparten los tiempos de convivencia, quién cubre los gastos del animal, entre otros aspectos.
Mascotas eran como automóviles, una propiedad
Cuando comenzó el trámite del divorcio de quien fuera su esposa durante un año, confiaba en que bastaba con comprobar que él había comprado a Lía, para que se la devolvieran. Porque entonces, era el 2015, las mascotas se disputaban así, como una propiedad, como cuando alguien compra un auto.
Pero ni comprobando que era suya logró conservarla. Ante el ministerio público que llevó su caso, él mostró los comprobantes de su propiedad, pero fue ignorado.
“¿Cómo me viene usted a decir que no la puedo disputar? Si la ley en todos los sentidos y como me lo quiera poner dice que era de mi propiedad. Le estoy trayendo comprobantes, facturas, el animal tiene un chip, ¿qué me viene a decir?, le reclamé. Pero la funcionaria solo me dijo que eso lo debimos haber discutido como parte del divorcio”, recuerda aún con amargura.
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Hubo dolo para quitarle a Lía
Marco sabía que detrás de la intención de su exesposa estaba el dolo, el deseo de afectarlo emocionalmente, porque incluso no pidió otra propiedad más, sólo a Lía.
“Sabes con quién te casas pero no de quién te divorcias”, cita Marco ese dicho cargado de sabiduría popular.
Desesperado, acudió incluso a la Procuraduría Ambiental de Ordenamiento Territorial, la PAOT, para pedirles una asesoría. Pero no le aclararon nada, se queja.
Al paso de los años cree que la autoridad judicial que determinó que su exesposa se quedara con Lía, la favoreció sin argumentos y de manera arbitraria, quizá porque era mujer, se aventura a decir, porque en realidad tampoco recibió una explicación.
“La jueza no quiso tomar el caso como tal, o sea, configurado como yo lo pedí, como un abuso de confianza”.
Lía también se veía triste
Desde entonces no ha visto a Lía más que en fotos, en las cuales la perra ha perdido su brillo o aparece escondida, lo que atribuye a que ella también lo extraña.
“Yo la pasé muy mal. Porque la extrañaba y de verdad estaba muy mimetizado con ella, pero también estoy convencido que ella la pasó muy mal. En las benditas redes sociales me llegaron a enseñar videos donde la perrita se veía detrás de un bote de ropa y de ahí no salía”.
El pasado 19 de agosto, el Congreso capitalino aprobó por unanimidad la reforma que obliga a considerar la custodia y el bienestar de los animales de compañía en los procesos de divorcio o separación.
Con 57 votos a favor, cero en contra y ninguna abstención, el Congreso de la Ciudad de México dio luz verde a la llamada ley ¿Con quién se queda el perro? El objetivo es claro: proteger a las mascotas cuando sus dueños deciden separarse, evitando que queden en el abandono por conflictos entre las partes.
Marco considera que la ley de custodia para mascotas, que se aprobó en el Congreso capitalino el 18 de agosto, la cual establece que ante el divorcio de una pareja, se podrá acordar la custodia de la mascota, con la posibilidad de que compartan el cuidado, le hubiera sido útil y aún podría ver a Lía.
“Hoy creo que una ley más nutrida como la que se está presentando o ahora se trabaja, va a ser un elemento que por lo menos a quienes en su momento tuvimos que discutir y pelear por una mascota de compañía, podría ser un buen avance”.
Pero antes la ley era clara de qué disputar, los bienes adquiridos un año antes no podían serlo, pero con eso y todo no le importó a la juez.
“Espero que esto cambie con esta ley. La legislación tiene influencia de otras sociedades y países, y que sea para que seamos más conscientes de ellos. Lo vimos con los niños, imagínate con alguien que no se puede expresar. Espero que les den más protección a ellos”.
Contexto: Qué dice la modificación al Código Civil
El dictamen aprobado especifica que en caso de que las personas divorciantes sean poseedoras de uno o varios seres sintientes, el convenio para regular las consecuencias inherentes a la disolución del vínculo matrimonial podrá contener el plan de cuidados que garantice la protección y el bienestar de estos.
Además, el legislativo capitalino precisó dentro de la reforma al artículo 267, capítulo X del Código Civil, quién será el responsable de la custodia, teniendo en cuenta factores como la capacidad de cada parte para proporcionar un ambiente adecuado y seguro para los seres, así como la disponibilidad de tiempo y recursos para cuidar de ellos.
Se establece la figura de familia multiespecie, de la cual forman parte las mascotas, que además ese mismo 18 de agosto se les reconoció como seres sintientes.
Uno de los argumentos del dictamen, que surgió a propuesta de la diputada Luisa Fernanda Ledesma Alpízar, es que un aspecto esencial que debe abordarse es la identificación de cuál de los cónyuges ha mantenido una relación más estrecha y efectiva con la mascota durante el matrimonio.
“Para ello, se requiere un enfoque analítico que contemple no solo el vínculo emocional, sino también aspectos prácticos, tal como sucede en los casos de custodia de niñas, niños y adolescentes. La decisión debe basarse en la evaluación del entorno”.
Eso incluye mayor estabilidad y cuidados continuos.
“Que el juez familiar evalúe la disposición emocional de cada parte hacia el bienestar del animal, considerando quién puede brindar no solo los recursos materiales, sino también un entorno afectivo que garantice una atención de calidad. Este enfoque integral es clave para asegurar que el interés del animal sea la prioridad, lo que se traduce en un compromiso tangible hacia su cuidado y felicidad”.
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Datos
- 30% de los matrimonios terminan en divorcio, según datos del INEGI
- 30 millones de perros habitan en México
- 119 mil animales están registrados en la Ciudad de México
- 74% de los animales registrados en la capital mexicana son perros y gatos.
