Cada septiembre, la memoria de los terremotos de 1985 y 2017 vuelve con fuerza, justo cuando también llegan las lluvias intensas, huracanes y hasta granizadas. Esa coincidencia hace que más de uno relacione los temblores con el clima, y las redes sociales se llenen de rumores. Pero, ¿de verdad una tormenta puede provocar un sismo? La respuesta corta es: no.
El Servicio Sismológico Nacional (SSN) y especialistas de la UNAM son claros: no existe evidencia científica que respalde esa creencia popular. Los temblores no tienen nada que ver con si llueve o truena, sino con algo mucho más profundo —literalmente—: rupturas en la corteza terrestre ocasionadas por el movimiento de las placas tectónicas.
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¿Es septiembre el mes con mas sismos?
Entre 1957 y 2023, el mes que más sismos ha registrado en México no es septiembre, sino diciembre, con 27,402 movimientos telúricos, y eso sin que haya lluvias de por medio. Le siguen septiembre con 27,301 y luego noviembre. Así que, por mucho que se diga en la calle, no existe una “temporada de temblores”.
En cuanto a la lluvia, la UNAM aclara que sí puede generar pequeñas vibraciones en la superficie —como el golpeteo de las gotas o el granizo—, pero estas no tienen ni por asomo la potencia de un temblor verdadero. O sea, ni juntas todas las tormentas del año alcanzarían la fuerza de un sismo real.
Y hablando de sacudidas, en la CDMX se sienten más intensas no por el clima, sino por el tipo de suelo. La ciudad está construida sobre lo que fue un lago, así que la tierra blanda actúa como un megáfono para las ondas sísmicas. El sismólogo Víctor Manuel Cruz explica que esto puede amplificar hasta 500 veces la sensación de un temblor en comparación con zonas rocosas. Así que sí, los temblores aquí se sienten fuerte… pero la lluvia no tiene la culpa.
¿Por qué hoy día se reportan más temblores?
Mucha gente jura que ahora tiembla más que antes, pero la realidad es otra. Lo que sí ha crecido es el número de estaciones de monitoreo sísmico en todo México, y eso nos permite detectar temblores chiquitos que antes ni sentíamos o simplemente pasaban de largo.
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La UNAM lo deja claro: no hay tal cosa como una “temporada de sismos”. Estos movimientos pueden aparecer en cualquier día del año, sin importar si hay sol, lluvia, frío o calor.
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Los temblores no se programan ni siguen el calendario del clima. Así que, aunque tengamos más noticias de ellos, no significa que haya más, sino que ahora los detectamos mejor.
LSHV
