CDMX INUNDACIONES

CDMX: sobreexplotación de agua amenaza al AICM y colonias vecinas

En entrevista con La Silla Rota, el geólogo Alejandro Salazar explica que los hundimientos y compactación de terreno han provocado inundaciones en colonias cercanas al AICM y en el Estado de México

Inundaciones CMDX.La Ciudad de México, asentada en parte sobre un lago, y donde llueve mucho entre junio y octubre. El problema es que está sobre lo que se llama un acuicludo.Créditos: Raúl Estrella/La Silla Rota
Escrito en METRÓPOLI el

La extracción excesiva de agua de los pozos de la CDMX, que hunde algunas zonas al compactar la superficie (fenómeno conocido como subsidencia), los asentamientos humanos en zonas que hasta los años 70 eran aún lacustres, así como la cultura de poner asfalto en toda la ciudad que impide la infiltración del agua al subsuelo, explican por qué ciertas partes, como el oriente de la capital, son susceptibles a inundaciones.

A ello se agrega la falta de mantenimiento del sistema hidráulico por parte del gobierno capitalino, ya que, si las coladeras no se limpian, acumulan tierra y basura que impide el paso del agua, dijo en entrevista con La Silla Rota el geólogo Alejandro Salazar.

Algunas colonias son un foco rojo por los hundimientos que causa la extracción de agua; paradójicamente, esas zonas de las que se ha extraído mucha agua son las que sufrieron inundaciones a raíz de las torrenciales lluvias del pasado 10 de agosto.

Las comunidades cercanas al antiguo lago de Texcoco, hacia la zona del aeropuerto, y el oriente de la CDMX, son las que presentan esta condición.

“Ahí es donde hay más deformación de todo lo que rodea el Aeropuerto Benito Juárez”, advierte el geólogo, graduado del Instituto Politécnico Nacional.

Zonas como Nezahualcóyotl, cerca del Bordo de Xochiaca o Santa Marta, son los puntos rojos tanto de rompimiento de tuberías subterráneas como superficiales, tanto de agua potable como de alcantarillado.

El fenómeno de la subsidencia en la CDMX, de los más grandes en el mundo

El geólogo explica el fenómeno de la subsidencia, al que atribuye el hundimiento y la compactación de terreno donde se registran inundaciones, como las que se vieron recientemente en colonias cercanas al AICM, como la Progresista, Azteca y Moctezuma I y II y la Federal, en la alcaldía Venustiano Carranza, o Vergel de Guadalupe, Villas de Aragón y Bosques de Aragón, en el municipio de Netzahualcóyotl, y el Estado de México.

Salazar expone que la subsidencia es un fenómeno geológico regional, que se detecta normalmente en áreas grandes. Lo define como la pérdida en general de volumen de las partículas, granos y rocas de los suelos.

“En este caso serían arcillas, gravas o arenas, donde se pierde el volumen”, dice en relación con el área cercana al aeropuerto.

Normalmente todos los sedimentos de arena, arcilla o grave tienen agua o aire, son la otra parte de su composición. Entonces, cuando hay pérdida del agua o aire directamente, se compactan. Eso ocurre con la extracción de agua.

Foto: Raúl Estrella/La Silla Rota

Con la pérdida directa de la parte líquida de un depósito sedimentario, los granos del material se reacomodan. Por cuestión de gravedad, como ya no hay este líquido dentro de los intersticios, se mueven y compactan, describe el geólogo politécnico.

“En el caso de la Ciudad de México, tenemos uno de los fenómenos de subsidencia más grandes y fuertes del mundo, donde tenemos pérdidas de volúmenes de hasta 40 centímetros al año”.

Este fenómeno se acelera cuando se ponen pozos y se hace una sobrextracción del agua, y al ya no haber líquido, hace que se compacte la arena subterránea y la arcilla que está encima y comienzan las deformaciones del terreno. En el caso de la Ciudad de México, eso se nota en el centro y más al oriente.

Precisamente el oriente de la ciudad fue la zona más afectada, en especial la alcaldía Venustiano Carranza, donde casas y vialidades se anegaron. Pero también hubo afectaciones en la Gustavo A. Madero, en particular en la colonia San Juan de Aragón, donde hasta el 12 de agosto algunas de sus calles seguían inundadas y en la que llegó el Ejército para poner en marcha el Plan DN-III para ayudar a la población

Instalan pozo y comienzan anomalías

Salazar, quien comparte información en su cuenta @asalmendez de X, subió un mapa de Neza que registra una anomalía muy fuerte. Lo que no esperaba es que un vecino de la zona le respondiera.

El 12 de agosto el vecino le comentó que él vive cerca de donde está esa anomalía, que en 2022 registraba un hundimiento de 40 cm.

“Él me dijo, es que ahí construyeron un pozo apenas, por ahí de 2020. Y justamente en los datos del 2019 no existía la anomalía y para el 2022 apareció”.

El pozo está en la calle Zaragoza y avenida Netzahualcóyotl, en la colonia Raúl Romero, y cuando comenzó a operar la zona comenzó a hundirse. Es un caso de estudio para ver cómo se deforma en zonas arcillosas el terreno.

El también Ingeniero de Proyectos de Suhari recuerda que además, todavía en los años 70 del siglo pasado, una parte de Neza, todo lo que está cerca del Periférico, era parte de la zona lacustre y contenía bastante agua.

Foto: Raúl Estrella/La Silla Rota

Esta humedad se fue perdiendo y lo que se ve ahora es justamente esta deformación general porque en el caso de la parte de Neza que está más pegado hacia calzada de Zaragoza, esta deformación que se hizo en el 2022 está relacionada con ese pozo. Pero hay más que están hundiendo más o menos uniformemente el terreno y tarde o temprano empezarán a deformar y a romper las tuberías.

Entonces, si se empieza a deformar, el agua ya no va con el caudal o la fuerza que debía tener originalmente y se empieza a regresar y a generar los encharcamientos masivos.

“Recordemos que al final toda esta serie de pozos están hundiendo la ciudad”.

De acuerdo con información del Sacmex, ahora Secretaría de Gestión Integral del Agua, en la Ciudad de México hay 544 pozos.

La cultura del asfalto no ayuda

Otro problema es que prácticamente toda la ciudad ha apostado por poner asfalto y banquetas de concreto, que no ayudan a infiltrar al subsuelo el agua de lluvias, critica Salazar.

“Son mil kilómetros cuadrados de planchas de concreto por todo el todo el centro del país, por todo el centro del valle, pues ya se perdió la infiltración. Obviamente, si regresamos al siglo XIX, mucho de los caminos eran de piedra y justamente por esto, para que se infiltrara y no hubiera tanto encharcamiento, pero justamente el material del asfalto es hidrofóbico”.

Otra parte de la responsabilidad es de las autoridades

Salazar expone que dentro de los parámetros normales de lluvias que se esperan para la Ciudad de México, hay dos periodos en los que se registran dos picos importantes. Uno es a finales de agosto y el otro es por principios de octubre.

La cuestión es que estos picos normalmente son de entre 135 a 140 milímetros de agua, equivalentes a entre 135 y 140 litros por metro cúbico, que caen en algunos días y eso se sabe por parte de las autoridades y por ello deben darles mantenimiento a las tuberías porque si no, se deforman.

Muestra de ello son los socavones, por ejemplo los que aparecen frecuentemente en la zona de Aragón.

Foto: Raúl Estrella/La Silla Rota

Pero también se deben desazolvar las tuberías, porque todo el polvo, la basura y la tierra directamente que hay en el ambiente se va a las coladeras y se va formando una capa que va reduciendo el volumen del tubo.

“Siempre he dicho que esta infraestructura es sumamente vital, pero nadie la ve porque es subterránea, pero sin ella la ciudad se colapsa. O sea, cualquier ciudad a lo largo de la historia, si su sistema de alcantarillado y agua potable se colapsan, lo hacen la cultura y la civilización”.

Sin embargo, a pocos gobiernos actualmente les importa eso porque al final no sale en la foto y no da votos.

Creen que es muy fácil extraer agua

Otro problema es que ha habido un abuso de la extracción del agua en la Ciudad de México durante décadas, lo que se traduce en que a las administraciones capitalinas se les hace muy fácil perforar en cualquier lado para extraer el líquido.

“En México no se da la investigación como se debe, no se sabe exactamente cómo funcionan en cierto modo los acuíferos y de dónde viene y a dónde va el agua. Y esto está generando un problema que lo estamos viendo, que ya hay lugares que ya no hay agua directamente. Un resultado de eso es que al final se va a seguir perforando más profundo y el problema es que las aguas más profundas están más salobres y son menos recomendables para el consumo”.

Critica la idea de que incluso algunos actores políticos creen que cuando llueve el subsuelo, como si fuera una esponja, absorbe en automático el agua.

Eso parecería más fácil en la Ciudad de México, asentada en parte sobre un lago, y donde llueve mucho entre junio y octubre. El problema es que está sobre lo que se llama un acuicludo, una zona que tiene agua pero que no la suelta o transmite con facilidad.

“O sea, el agua es chupada rápidamente por los intersticios, pero para extraer es como si fuera una gelatina. Entonces, hay agua, pero no la deja soltar”.

Otro aspecto es que hay una zona de captación que son las zonas serranas y desde estas hasta el centro del Valle de México pueden pasar siglos para que el agua llegue. Eso significa que lo que cae en una lluvia intensa y en lo que llega al centro del valle puede tardar siglos. Entonces depende de muchísimos factores, como el fracturamiento, las fallas abiertas y cerradas y este tipo de material en el subsuelo.

“En el caso de la Ciudad de México es un poco más complicado porque aunque tengamos las sierras que tienen buena permeabilidad y corre bastante el agua, en lo que llega a la zona del lago, a la zona central, puede tardar décadas que esta agua de lluvia y obviamente lo que estamos absorbiendo nosotros seguramente son lluvias que pasaron en el siglo XIX”, concluye.

Contexto: El pasado 10 de agosto se registró la lluvia más intensa desde 1952 en la Ciudad de México. Ese domingo se precipitaron 84 milímetros de agua en 20 minutos. Distintas zonas fueron colapsadas, incluido el Centro Histórico, donde la calle Madero y el Palacio del Ayuntamiento lucieron inundados.

Pero donde más tardó el agua en irse y con ello afectó más las casas de la ciudadanía fue en el oriente de la ciudad.

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