En el albergue para migrantes "Jesús fue Migrante", en Metepec, decenas de centroamericanos no pierden la esperanza de llegar a Estados Unidos, "ellos arriesgan su vida y no les importa, pero lo que sí les importa es mandar dinero a su familia y tener mejor calidad de vida ellos", comentó a La Silla Rota, Armando Vilchis Vargas, el propietario de este refugio ubicado a unos pasos de las vías del tren.
Actualmente, 45 migrantes, en su mayoría procedentes de cuba, llenan los espacios de este albergue en la colonia Pilares. Cada uno es una historia y a pesar de las recientes redadas de Donald Trump en Estados Unidos, no se detienen. "Sí, ¡claro!, todos están con ese deseo de irse a Estados Unidos", confirma Armando, testigo de la determinación de cientos de personas que han formado parte del albergue.
La vía del tren: un camino abierto a la esperanza
Desde Metepec, la ruta hacia el norte es precisa. Apenas a 300 metros del albergue, las vías del tren se extienden como una promesa de escape. Es el camino hacia Querétaro o San Luis Potosí, una escala necesaria antes de llegar a Monterrey y de ahí, a Nuevo Laredo, Tamaulipas, o hasta Tijuana, Baja California.
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“Pero lo más cerca es Laredo para entrar, algunos se van en el tren cuando no tienen para pagar los boletos o no se los venden, entonces se van en el tren, ahí se suben a fuerza en el tren, siguen con la misma idea de irse a Estados Unidos”,
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Una pausa en el camino
No todos continúan el viaje de inmediato. Muchos migrantes han encontrado una oportunidad, aunque sea temporal, en los alrededores del albergue. Se han quedado a vivir en Metepec o se han desplazado a Toluca, donde encuentran empleo en los mercados como el 16 de Septiembre, Juárez, Hidalgo o Morelos. Otros trabajan en tianguis, rosticerías, tortillerías, lavanderías, verdulerías, o en oficios como albañilería, carpintería o yesería.
"Hay muchos que ya viven en Santiago Tianguistenco, en San Gerónimo y muchos que se quedan a vivir aquí", revela Armando. Los fines de año, en particular, son la temporada alta para el albergue, un reflejo de que los viajes migratorios no tienen descanso.
Roni Osvaldo García, es un guatemalteco que ya logró su residencia en México y ha estado a cargo del albergue por más de un año, tiempo en el que se ha mantenido constante la afluencia. "No ha disminuido la afluencia de personas en este verano, incluso, dos familias hondureñas con cuatro niños están próximas a llegar, una prueba más de que el miedo a la deportación es superado por la necesidad”.
Niños con sueño americano
Los migrantes son conscientes de los riesgos, saben que ser atrapados en la frontera significa que los deportarán, pero “a pesar del temor a caer en redadas o en manos de militares fronterizos, mantienen la esperanza de que se arregle pronto la situación en la Unión Americana", comenta a La Silla Rota.
Y mientras llega su momento de partir, el albergue tiene sus puertas para apoyarlos, les brinda techo, alimento y agua.
Entre el grupo de 45 personas que se encuentran en el albergue, 20 son mujeres cubanas, hay dos niños pequeños que, de la mano de sus madres, también persiguen el sueño americano.
Contexto y Relevancia
Esta historia no es solo un relato de migración; es un espejo de la resiliencia humana frente a la adversidad. Las redadas y políticas anti-inmigrantes de la administración de Donald Trump, aunque mediáticas y severas, no logran frenar el flujo de personas que huyen de condiciones económicas y sociales insostenibles en sus países de origen.
La existencia y operación de albergues como "Jesús fue Migrante" en Metepec, en un punto estratégico cercano a las vías del tren, resalta la importancia de la sociedad civil y las organizaciones humanitarias en la contención de una crisis migratoria constante. Además, la integración temporal de algunos migrantes en la economía del Estado de México, trabajando en mercados y oficios, ejemplifican que no solo transitan, sino que también contribuyen y, a veces, echan raíces.
En contexto, el albergue también es conocido por los migrantes como la casa de "Hermanos en el Camino”, lleva operando 14 años, nació de la necesidad de apoyar a los migrantes que cruzan el país.
Fue habilitado en un espacio propiedad del director, un taller mecánico que con los años ha sido acondicionado para ofrecer un espacio de resguardo a los migrantes.
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El albergue "Jesús fue Migrante" brinda servicios esenciales de manera gratuita, basándose en la solidaridad humana y el apoyo de la sociedad civil, así como por parte de la Cruz Roja realizan valoraciones de salud, toman signos vitales, y ofrecen consultas médicas con entrega de medicamentos gratuitos.
