La situación en los hospitales del Estado de México es crítica. Enfermeras y médicos, en un acto de desesperación han salido a las calles para visibilizar una problemática que afecta directamente la vida de miles de mexiquenses.
La enfermera Andrea Vázquez, del Hospital Perinatal Mónica Pretelini en Toluca, comentó un panorama desolador: faltan desde gasas y vendas hasta medicamentos esenciales como antibióticos y analgésicos. La carencia no se limita a lo básico; procedimientos quirúrgicos se ven comprometidos por la falta de mesas y equipos adecuados, y el acceso a tratamientos vitales, como la fototerapia para recién nacidos, es limitado.
En el Hospital Perinatal, la escasez de mesas quirúrgicas adecuadas es alarmante. Las existentes son viejas y no permiten las posiciones necesarias para las pacientes, un detalle crucial en la atención materna.
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"Urgen al menos cinco mesas quirúrgicas", afirmó Vázquez, evidenciando que la infraestructura actual es insuficiente y obsoleta. A esto se suma que solo hay tres quirófanos, y ninguno cuenta con el equipo completo, y apenas dos salas de expulsión, que también requieren sus respectivas mesas. Esta infraestructura deficiente y la escasez de equipos modernos no solo dificultan la labor del personal médico, sino que ponen en riesgo la seguridad y el bienestar de los pacientes.
Un grito por especialistas y medicamentos
La crisis de insumos se ve agravada por una severa escasez de personal especializado. Andrea Vázquez detalló que, en su turno, la ausencia de anestesiólogos, neonatólogos y cirujanos es una constante preocupación. La atención a una madre que va a cirugía, o a un recién nacido que requiere cuidados especiales, depende de la presencia de un equipo multidisciplinario que simplemente no está completo. "El turno de la tarde no tenía anestesiólogo, tampoco tienen neonatólogos que son quienes atienden a los recién nacidos", lamentó Vázquez.
Agregó que esto significa que procedimientos que requieren la intervención de estos especialistas se retrasan o no se pueden llevar a cabo, comprometiendo la salud de los pacientes más vulnerables.
La carencia de medicinas no es un problema nuevo, pero se ha intensificado. Adira Yaneth Hernández Hernández, también del Hospital Perinatal Mónica Pretelini, señaló que el desabasto de medicinas e insumos se agudizó con la transferencia de los servicios de salud al IMSS-Bienestar.
Dijo que, en esta transición, que prometía mejorar la atención, ha resultado en una situación donde las familias se ven obligadas a comprar medicinas e insumos, asumiendo gastos que deberían estar cubiertos por el sistema de salud público. Esta situación es particularmente grave para las comunidades que vienen de lejos para recibir atención, ya que muchas carecen de los recursos económicos para solventar estos gastos adicionales. La negación de atención no es una opción, pero la calidad de esta se ve seriamente comprometida.
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La marcha de la dignidad: un llamado desesperado
El clamor por mejores condiciones de trabajo y atención médica de calidad llevó a los trabajadores de la salud a marchar. La protesta, que inició en el Monumento a la Bandera y concluyó frente al palacio de gobierno en el centro de Toluca, no solo exigió la mejora de las condiciones laborales, sino que también tuvo un destinatario claro: la secretaria de Salud del Estado de México, Macarena Montoya Olvera, cuya renuncia fue exigida por los manifestantes.
El Doctor Raymundo Gómez Pérez, especialista en salud pública y líder sindical, informó que en su jurisdicción, que abarca 85 unidades médicas de primer nivel adheridas a la sección 22 del Valle de Toluca, que contempla 73 municipios, la problemática es generalizada.
Las demandas van desde material quirúrgico, material de curación y medicamentos, hasta papelería, computadoras, internet, tóner, guantes, uniformes y, de manera crucial, salarios.
El Doctor Gómez Pérez enfatizó que muchos trabajadores no han recibido su pago desde noviembre, una situación que también atribuyó a la transferencia al IMSS-Bienestar. Esta falta de pago no solo genera dificultades económicas para los trabajadores, sino que también desmoraliza y desincentiva a un personal ya sobrecargado.
La crisis se extiende más allá del Valle de Toluca. La sección 9 sindicalizada en el Valle de México, que incluye municipios como Naucalpan, Ecatepec, Tlalnepantla, Chalco y Nezahualcóyotl, enfrenta desafíos similares, con más de 15 mil trabajadores afectados. La magnitud del problema es innegable y exige una intervención urgente y efectiva por parte de las autoridades.
Un historial de luchas y desabasto
En contexto, el Estado de México ha sido escenario de diversas protestas y denuncias públicas en años recientes debido a las deficiencias en el sistema de salud. En 2022, familiares de pacientes con cáncer se manifestaron en Toluca exigiendo la dotación de medicamentos oncológicos, que escaseaban en hospitales como el Centro Médico Adolfo López Mateos. En aquella ocasión, los testimonios revelaron cómo la falta de quimioterapias y otros tratamientos vitales ponía en riesgo la vida de niños y adultos, obligando a las familias a buscar alternativas en el sector privado o a endeudarse para costear los tratamientos necesarios.
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Asimismo, durante la pandemia de COVID-19, el personal médico del Estado de México denunció constantemente la falta de equipos de protección personal (EPP) y la insuficiencia de ventiladores y camas hospitalarias, lo que derivó en condiciones laborales de alto riesgo y una sobrecarga que llevó al límite a los profesionales de la salud.
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