POLICÍA CDMX

"Me gustaría ser madrina de ese bebé": Belén, policía que ayudó en parto en el Centro

La oficial Belén vive en Ecatepec y a los 29 años ingresó como la SSC-CDMX reconoce que existen prejuicios y generalizaciones sobre la policía

Belén comenta que gracias a la capacitación que ha recibido en la corporación y a su experiencia como madre de dos hijas, la oficial supo actuar con rapidez.Créditos: Erik López y Jonathan Vega/La Silla Rota
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La oficial Belén Álvarez aún no sabe cómo se llama el bebé que ayudó a traer al mundo en la parte trasera de un taxi, pero desde ese día tiene un deseo claro: le gustaría ser madrina del niño que recibió entre sus manos en plena calle, en medio del tráfico y el caos del Centro de la Ciudad de México.

Era un día como cualquier otro para Belén, quien desde hace 5 años trabaja como oficial de tránsito de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. Se encontraba en la esquina de Avenida Arcos de Belén y Balderas cuando un taxi frenó de golpe a su lado y el conductor le pidió ayuda urgente. Una joven de 23 años, llamada Dolores, estaba en labor de parto y el bebé estaba por nacer.

“Con gritos me pedía que la apoyara”, recuerda la oficial, en entrevista con La Silla Rota.

Sin perder tiempo, Belén solicitó una ambulancia a su comandante y comunicó la emergencia a su director, pero mientras la ayuda médica llegaba, la situación se volvió aún más urgente porque la fuente se rompió y el nacimiento era inminente.

Gracias a la capacitación que ha recibido en la corporación y a su experiencia como madre de dos hijas, la oficial supo actuar con rapidez. Posicionó a Dolores de manera adecuada dentro del taxi, la tranquilizó y le dijo: "Confía en mí, te voy a ayudar"

En minutos, el bebé nació. Belén lo sostuvo con cuidado. Era un niño. “Fue muy emocionante. La emoción de que todo salió bien. El bebé comenzó a agarrar color y la abuelita estaba feliz”, cuenta la oficial conmovida.

No hubo tiempo para intercambiar números de teléfono. Elementos del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) llegaron para trasladar a madre e hijo a un hospital cercano. Belén se quedó en su esquina habitual, con la satisfacción de haber vivido uno de los momentos más intensos y humanos de su carrera.

“Fue lo más emocionante y lo mejor que me ha pasado en el trabajo”, dice con una sonrisa que apenas disimula el orgullo. “ La chica tuvo mucha confianza en mí y eso hizo la diferencia”.

De Ecatepec al corazón de la ciudad

Belén tiene 34 años. Vive en Ecatepec y hace un trayecto de dos horas para llegar a su turno. Trabaja de 6 de la mañana a 10 de la noche. Antes de ser policía, ayudaba a su familia vendiendo frutas y verduras en un mercado de la colonia San Felipe de Jesús. Se convirtió en oficial a los 29, luego de ver una convocatoria en internet.

“Yo quería ponerme un uniforme. Me gustaba cómo se veía, lo que significaba”, dice.

Su familia no estuvo del todo de acuerdo. Les preocupaba su seguridad, su rol como madre de dos hijas, una de 17 y otra de 13, pero ella insistió. Hoy, cinco años después, ese uniforme la llena de orgullo.

“Lo que más me emociona es que la ciudadanía ya confía más en nosotros. Yo fui la primera persona en la que Dolores confió”, afirma.

Foto: Erik López y Jonathan Vega/LSR

Esa noche, cuando por fin pudo volver a casa, su hija mayor la esperaba despierta. Le pidió que le contara todo, detalle por detalle. Ella, emocionada pero todavía con los nervios a flor de piel, le relató cómo había ayudado a traer una vida al mundo.

Un llamado al respeto

Para la oficial Belén Álvarez, esta experiencia también representa una oportunidad para pedir respeto hacia su labor y la de sus compañeros. 

Belén reconoce que existen prejuicios y generalizaciones sobre la policía, pero subraya que detrás del uniforme hay personas comprometidas que están preparadas para enfrentar situaciones complejas, con el nacimiento de un bebé.

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“No todos los policías somos como nos catalogan. Muchos amamos nuestro trabajo y estamos preparados para ayudar”.

 

kach