Este sábado 8 de marzo, madres de familia acudieron con sus hijos e hijas a movilizarse con motivo del Día Internacional de la Mujer. Declaran, su objetivo es incentivarles a luchar en defensa de sus derechos, exigirlos y empoderar a los pequeños a visibilizar injusticias.
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“A nosotras no nos enseñaron a gritar, a pelear por nuestra libertad, al contrario, crecimos calladitas para vernos más bonitas y es justo lo que queremos evitar, que nuestros hijos no se callen cuando vean algún tipo de agresión”, comparte Tanya, quien recorrió las calles del centro capitalino a lado de sus dos pequeños.
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Carlitos, el mayor de ellos, platica que formar parte de la movilización le hace sentir “responsabilidad” sobre sus acciones y la de los niños de su entorno: “tenemos que portarnos bien y decirle a nuestras mamás o a los maestros cuando le están haciendo daño a alguien”.
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Tanya añade que también se pronuncia a favor de una infancia libre de abusos físicos, psicológicos y sexuales, “exigimos que sus vidas estén libres de violencia, no basta con salir a marchar, las autoridades nos tienen que asegurar que nuestros niños van a crecer en entornos saludables. Como mamás, no queremos que vivan lo que nosotras sufrimos”.
“Mi mamá me dice cómo debo portarme con mis primas, mis amigas, mis maestras y que venir aquí es como defenderlas a que nadie les haga algo malo”, sentenció Carlitos.
“ESAS MORRAS SÍ ME REPRESENTAN”
Daniela, de 10 años, acudió a la marcha en compañía de su abuela, su mamá y su hermanita de 2 años, platica que ella se moviliza en defensa de sus derechos.
“Me emociona porque vengo a defender mis derechos y el de todas las niñas”.
La familia señala que es la tercera vez que se dan cita consecutivamente en la marcha, pues pretenden fomentar el sentimiento de lucha en las menores.
Jimena, madre de Daniela, afirma sentirse orgullosa de poder educar bajo una perspectiva feminista a sus dos hijas. “Nosotras con más información de la que había antes tenemos que mostrarles a nuestras hijas qué es lo correcto, ¿no? Que no deben permitir en sus vidas y darles ese valor para que griten y se defiendan”.
Las mamás que se concentraron en las calles de la Ciudad de México, también refrendaron su sororidad con el grito “no estamos solas”, generando colectividad entre todas las que iban con sus hijas e hijos de la mano.